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Poesía a lo ‘jondo’ en Flamenco on Fire

Fecha: 24-VIII-2022. Lugar: Teatro Gaztambide (Tutera). Intérpretes: Carmen Linares (voz) más Salvador Gutiérrez, Eduardo Espín (guitarras), Ana María González, Rosario Amador, (coros y palmas). Invitados: Vanesa Aibar (baile), Pepe Habichuela (guitarra). Asistencia: Lleno.

Carmen Linares acompañada de Pepe Habichuela en Tutera. (FLAMENCO ON FIRE)

Tras alguna jornada de introducción (Viana, balcón consistorial de Iruñea…) a la nueva edición del festival Flamenco on Fire, Carmen Pacheco Rodríguez fue la encargada de abrir en Tutera las citas de los grandes recitales vocales. A teatro lleno e introducida por el flamencólogo José Manuel Gamboa, la veterana cantaora firmó una personal sesión de altura cantora, junto a dos invitaciones de lujo a la guitarra y el baile.

Justa de voz arrancó la maestra en su conocido tono ronco con una primera referencia a la obra de Federico García Lorca en los tangos de Granada ‘Yo no me pongo en el pelo’ y el zorongo gitano ‘Y la luna es un pozo chico’. Pero la intérprete jienense entró de lleno en nobleza vocal y agudo sentimiento con una sublime recreación del ‘Andaluces de Jaén’, de Miguel Hernández.

Presentaba su antología ‘40 años de flamenco’, que se detiene en algunas de sus muchas versiones a lo jondo de grandes de la poesía en español del siglo XX. Tuvo el atento y brioso apoyo de su propio hijo Eduardo Espín y su compadre Salvador Gutiérrez a las guitarras, y la racial tarea de las dos coristas.

La noche transcurrió con citas a la extensa obra de la cantaora en formato de soleás por bulerías, siguiriyas con un poema de José Ángel Valente y otros palos, hasta que desembocó en un hipnótico capítulo con la presencia de la bailarina, también jienense, Vanesa Aibar. Con un gimnástico control del cuerpo y una ortodoxa lectura contemporánea del baile, a caballo entre esquemas tradicionales y modernas libertades, su estética escénica y el arrebato del baile casi levantó al respetable de sus asientos. Espectacular.

Cambio radical de tercio fue el que protagonizó a continuación el veterano tocaor y viejo colaborador de la protagonista de la noche, Pepe Habichuela, quien dedicó su set al influyente maestro guitarrero Sabicas, flamenco salido en su día desde la pamplonísima calle Mañueta. El nieto, hijo, hermano, padre y tío de guitarristas flamencos unió su limpio arte gitano a la voz de Carmen por alegrías y recordando a «las más grandes» voces femeninas del género (Tía Marina Habichuela).

Ahí pareció estar la cantaora más hondamente flamenca de la noche, con un gemido pleno de sentimiento. Sonaron ‘Vivan los toreros’ o la granaína ‘Y doy suspiros al aire’, y la naturalidad en la pulsación y en el fraseo, sin trucos ni gimnasias vanas, de la guitarra y la emoción profunda del cante tocaron el cielo del duende.

Tras la cálida despedida al pequeño gran tocaor, el recital volvió a los cantos flamencos con material de los grandes poetas, recalando en los luminosos fandangos de ‘Moguer’, de Juan Ramón Jiménez. Con alguna animosa arrancada de las dos coristas, la fiesta siguió alta con los fandanguillos de Córdoba ‘Canción de las vendimiadoras’ (de nuevo Miguel Hernández) y una Vanesa Aibar que lució coqueta y retadora, jugueteó con su bata de cola y lució poses toreras con su mantón.

La magistral ‘Baladilla de los tres ríos’, de Lorca, con citas hasta al guerrero ‘Anda jaleo’, cerró una muy notable noche de cantos y cantes con la reciente Premio Princesa de Asturias marcándose marchosa algunos pases de baile. Tronío.