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La coalición de PNV y PSE, una bicicleta tándem estática y de suma cero

Si la coalición PNV-PSE hace políticas fiscales que aplauden lobbies antiimpuestos en contra del discurso del PSE, y en materia de soberanía no se avanza en lo que dice querer el PNV, habrá que concluir que su unión es una bicicleta tándem estática que no progresa adecuadamente.

Los socios Iñigo Urkullu y Eneko Andueza se saludan en el Parlamento. (Raúl BOGAJO | FOKU)

El pasado miércoles, al secretario general del PSE, Eneko Andueza, el periodista Xabier García Rámsden, del Boulevard de Radio Euskadi, le planteó que «de cara a las elecciones, decía el otro día que descarta experimentos con EH Bildu y Elkarrekin Podemos. En cambio, estas formaciones quieren alternativas de izquierdas. ¿Usted se ve más cómodo con el PNV?»

Andueza respondió que «para tener una alternativa de izquierdas primero hay que tener un proyecto de izquierdas y yo tengo muy claro que el único partido que hay en Euskadi que tiene un proyecto de izquierdas es el PSE». Después expuso que Elkarrekin Podemos-IU no tiene un horizonte claro y que EH Bildu siempre, en la balanza, se decanta por la soberanía frente a las políticas de izquierdas. Con lo que concluyó que «de momento, la izquierda vasca, la verdadera, la auténtica izquierda vasca es el PSE».

Lo que no aclaró el líder de «la auténtica izquierda vasca» es por qué no puede coaligarse con izquierdas de pacotilla como EH Bildu o EP-IU, y lo hace sin dudar con el PNV, que fundó y se mantuvo en la Internacional Demócrata Cristiana hasta el 2000, de donde le expulsaron por las presiones de José María Aznar (no por izquierdista sino por díscolo nacionalista), y que ahora forma parte del grupo liberal Renew Europe junto a los eurodiputados de Ciudadanos, como Maite Pagazaurtundua o Javier Nart.

Gobernar un paraíso fiscal

Lo  que sí resulta constatable es que el PSE, pese a sus discursos de que «lo que no voy a aplicar es ninguna de las premisas del PP en las comunidades donde gobierna; ahí nunca va estar el PSE», ha aceptado aplicar en la CAV la «deflactación» en el IRPF, que es los que propone el PP y rechaza el PSOE, y volverá a hacerlo el próximo año, como anunció su lehendakari, Iñigo Urkullu.

Es más, los territorios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, donde el PSE gobierna a la sombra de los diputados de Hacienda del PNV, se han convertido en el segundo paraíso fiscal del Estado, después de Madrid, para aquellos que no quieren pagar impuestos. Lo aseguran en un reciente informe la Fundación para el Avance de la Libertad y Tax Foundation, que son dos grandes exponentes de lo que se denomina el liberalismo libertario.

«Fuego amigo», como lo definió en su información en este mismo medio Beñat Zaldua, quien también recordó que «economistas de prestigio como Ignacio Zubiri llevan tiempo señalando la gran farsa que se esconde tras el mito de que el sistema de bienestar vasco está sustentado por un sistema fiscal más duro que el del resto de autonomías de régimen común».

A cambio, nada de soberanía 

El PSE, por gusto o por necesidad, acepta una política fiscal de derechas, próxima a las premisas del PP porque, por mucho que se queje Carlos Iturgaiz, está pactada con este partido. ¿Qué obtiene a cambio? Que el PNV haya aparcado el avance hacia un Nuevo Estatus y ahora esté enredado en la cuestión de las transferencias y el cumplimiento de un Estatuto de hace 43 años. También con esto puede estar satisfecho el PP, diga lo que diga, exagere lo que exagere Iturgaiz en sus declaraciones cada vez más extraterrestres.

Y, además, sin que nadie escandalice, el Gobierno de Pedro Sánchez, del PSOE mayor del PSE de Andueza, coaligado con la Unidas Podemos madre de EP-IU, dice que el calendario de transferencias que él mismo redactó no puede cumplirlo porque hay traspasos muy complicados y que, si se quiere, pueden firmar convenios en los que Madrid seguirá teniendo la sartén de la competencia por el mango.

¿Una coalición para qué?

Está claro que el Gobierno de Iñigo Urkullu tiene algunas prácticas propias que en puntos concretos se acercan a la idiosincrasia vasca; pero mirando el fondo de la coalición PNV con el PSE, la pregunta es para qué sirve más allá de seguir en la rueda de la gestión.

Porque si, en contra de la opinión del PSE, la coalición hace políticas fiscales liberales, y contra el ideario del PNV, impide avanzar hacia la soberanía, nos encontraríamos ante una coalición de suma cero. Un tándem estático para pedalear sin ir a ninguna parte.