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Italia, a toda pastilla hacia la derecha

El «mussoliniano» La Russa y el «putiniano» Fontana han sido elegidos presidentes del Senado y la Cámara. Dos días que han sido una demostración fuerza de Fratelli d'Italia y la Liga Norte y un mazazo para Berlusconi, cuyo «Vaffanculo» en la sala de Palazzo Madama pasará a la historia.

Ignazio La Russa, un fan de Mussolini es el segundo cargo del país en este momento. (Andrea Solaro | AFP)

Todo recto, pero muy a la derecha. No podía discurrir de otra manera el inicio de la nueva legislatura en Italia, después de la rotunda victoria de la coalición encabezada por Giorgia Meloni el pasado 25 de septiembre. El nuevo Parlamento ha elegido presidentes del Senado y de la Cámara de los Diputados: Ignazio La Russa y Lorenzo Fontana. Es decir, un ultra del partido Fratelli d'Italia y uno de la Liga Norte. Dos personajes contradictorios, cuya elección no ha pasado desapercibida en ninguno de los bandos políticos, donde ya han estallado las polémicas e incluso los psicodramas.

«Il buongiorno si vede dal mattino», se dice en italiano: se nota desde el almanecer si el día será bueno. Y el amanecer ha traído otra palabra muy italiana: «Vaffanculo!», algo así como «¡Vete a la mierda!». Es lo que captaron las cámaras de Palazzo Madama, sede del Senado, mientras Ignazio La Russa subía a su escaño y se cruzaba con Silvio Berlusconi. ¿Por qué este exabrupto, tan claro y rotundo? ¿Acaso estaba enfadado "El Cavaliere"?

La Russa es uno de los colaboradores más estrechos y escuchados por Giorgia Meloni, un abogado nacido en Paterno, en Sicilia, y criado en Milán. Tiene un tono de voz tan seco y ronco que los imitadores siempre han hallado tierra fértil en su figura. Por citar uno de ellos, el extraordinario presentador (siciliano también) Fiorello durante años ha hecho sus sketches presentando a La Russa como el típico gallo del sur, machista y viril: «El hombre no tiene que ponerse talco en los huevos, sino pan rallado», o «Ignazio es un nombre para hombres».

Ignacio La Russa no se define como fascista, sino como «mussoliano»; que es como decir, «no me gusta la pizza, sino el calzone»

 

El nuevo presidente del Senado en realidad se llama Ignazio Benito. Se puede decir que está a la derecha del partido de ultraderecha Fratelli d'Italia, y anteriormente en Alleanza Nazionale y en el Movimento Sociale Italiano. Siempre ahí,, definiéndose no como un fascista, sino como «mussoliniano». Algo así como afirmar: «No me gusta la pizza, sino el calzone».

Ignazio tiene un hermano, Romano, que durante la última campaña electoral ha sido pillado en una manifestación haciendo el saludo romano en el funeral de un exponente histórico de la extrema derecha de Milán, Alberto Stabilini. «Pido perdòn, era un gesto militar», ha explicado La Russa Jr.

De hecho, los La Russa han estado en primera fila de este bando político en la capital lombarda desde la década de los 70. Ignazio era el jefe del Frente de la Juventud y su rostro empezó a ser reconocido gracias a una de las mejores pelis de Marco Bellocchio, con el gran Gian Maria Volonté entre los protagonistas, titulada ‘Sbatti il mostro in prima pagina’ (‘Pon el monstruo en la portada’). En los primeros fotogramas de aquel film asoma el joven Ignazio en un comicio con su barba, ya por aquel entonces «demoníaca» y su peculiar oratoria. Aunque el monstruo no era él, sino un militante de izquierdas transformado por los periódicos de derechas en asesino y terrorista.

Alguien así ahora mismo ocupa el segundo cargo más importante en Italia después del presidente de la República, Sergio Mattarella: dos sicilianos, un viejo democristiano moderado a cuyo hermano mató la mafia y un exagitador callejero de derechas. Por eso, durante la votación para elegir al presidente del Senado, cuando Liliana Segre hizo el anuncio, muchos espectadores buscaron ls cámaras ocultas: una señora que sobrevivió a Auschwitz y un «mussoliniano», juntos.

Y ese «vaffanculo» de Berlusconi a La Russa, ¿por qué? Los dos fueron juntos en coalición, e Ignazio figuraba entre los «escudos humanos» favoritos del líder de Forza Italia. Ahora también deberían estar de acuerdo sobre casi todo. Entre las especulaciones serias y menos serias hay quien está intentando explicar: «Siendo La Russa hincha del Inter a muerte, igual se ha picado con Berlusconi por sus antecedentes en el Milán». Pero más probable parece que Berlusconi quería otro nombre para la presidencia del Senado (igual hasta el suyo mismo) y no se ha quedado satisfecho.

Una cosa es cierta, como vamos anticipando estas últimas semanas: la coalición de derechas no está para nada unida y cada uno tira hacia su lado. Lo que pasa es que Giorgia Meloni ha ganado tan rotundamente, gracias a su 26%, que de momento puede barajar por sí misma las cartas. El único verdadero problema de la primera ministra in pectore es su falta de «poder real», cosa que por contra abunda en el seno de Forza Italia.

Muletas

Ignazio La Russa ha sido elegido gracias a los votos de parte de la oposición. Una docena de parlamentarios han ido «en contra» de la línea general de sus partidos para ayudar a la derecha. Los sospechosos, las presuntas «muletas institucionales», parecen haber sido Matteo Renzi y Carlo Calenda, es decir Italia Viva, y en menor manera los Cinco Estrellas y el Partido Demócrata.  

Como siempre Renzi ha dicho que no y ha lanzado el balón a la grada. La misma actitud desde los Cinco Estrellas y desde el PD, cuyo líder Enrico Letta ya no cuenta mucho, en modo exsecretario tras las dimisiones.

Muchos observadores han estado horas y horas mirando, como en una sala del VAR, el tiempo gastado por cada senador en escribir en las urnas el nombre de su elegido. Si se tardaba mucho significaba que habían optado por Ignazio La Russa, nombre y apellido más largos.

En la Cámara de los Diputados reina «Lollo», pro-Putin y pro-Orban, anti-LGTBI+ y anti-aborto

 

Mucha agitación en el Senado, y bastante más tranquila la situación en la Cámara de los Diputados, donde la mayoría de la derecha resulta más amplia. Aquí el nombre del presidente elegido ha resultado todavía más embarazoso, porque se trata de Lorenzo Fontana, brazo derecho de Matteo Salvini.

Fontana, exultante tras su elección. (Alberto Pizzoli | Foku)

«Lollo», su apodo, es uno de los parlamentarios más controvertidos en la era reciente: pro-Putin y pro-Orban, anti-revindicaciones LGTBI+ y anti-aborto, es el responsable de la Liga Norte para los asuntos extranjeros. Tuvo celebridad la camiseta que mostró, junto con Matteo Salvini, en el Parlamento de Bruselas, con esta frase: «No a las sanciones contra Rusia».  

La decisión de la Cámara de los Diputados ha sido nítida, a pesar de por lo menos 15 votos de la coalición de derechas que no han ido a parar a Fontana. «No a un presidente homófobo y pro-Putin», se ha podido leer en una gran pancarta presentada desde las bancadas de la oposición, algo bastante inédito para un momento tan solemne.

De momento los ganadores de esta primera batalla institucional han sido Fratelli d'Italia y la Liga Norte. La semana que viene llega el gran baile de consultas entre los diferentes partidos y el presidente de la República para formar el nuevo gobierno, con Berlusconi dispuesto, quizás, a otro «vaffanculo», una palabra que paradójicamente ha sido el tradicional eslogan de los Cinco Estrellas.