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Un trabajo de seis años dando batalla en los sectores más precarizados y atomizados

La temporalidad laboral, la figura del falso autónomo, la precariedad que hay detrás de los grandes eventos, o el problema de las casas de apuestas son algunos de los problemas que ha puesto Eragin encima de la mesa. Tras seis años, y dar por concluida su actividad, hace balance de su recorrido.

Manifestación de Eragin a finales de 2019 contra la precariedad juvenil. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Hace unas semanas, la asamblea de jóvenes precarizados de Bilbo, Eragin, anunció a través de sus redes sociales que daba por completado un ciclo y ponía fin a su trayectoria. Recordó el «complejo» contexto que viven los y las jóvenes trabajadoras y subrayó la necesidad de «repensar las nuevas formas de organización juvenil y ganar un futuro digno desde la unidad». En una conversación con NAIZ, Unai Sainz, miembro de Eragin, ha hecho balance de la lucha realizada estos seis años.

Fue en 2016, en un contexto donde las consecuencias de las crisis del 2008 seguían haciendo mella en las condiciones laborales de la juventud, cuando diferentes jóvenes de la capital vizcaina se juntaron para crear Eragin y dar una herramienta de organización a los trabajadores de sectores muy atomizados donde normalmente no llega el sindicalismo.

«Analizábamos que las nuevas realidades laborales de la juventud trabajadora iba hacia un proceso de atomización de los centros de trabajo, esto es, que los lugares en los que íbamos a trabajar estaban compuestos por un número reducido de trabajadoras, lo cual dificultaba de sobremanera la organización y la conquista de derechos», recuerda Sainz.

A mediados de 2019 Eragin dio comienzo a una campaña contra la precariedad en la hostelería. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Diferentes luchas

En seis años pusieron sobre la mesa temas como la figura del falso autónomo que utilizan plataformas como Glovo, el problema de las casas de apuestas, la precariedad en la hostelería, la temporalidad laboral o la explotación que hay detrás de los grandes eventos como el BBK Live.

Fue a cuenta de esto último, cuando en el verano de 2019 Eragin llegó a su punto álgido desde el punto de vista mediático. Con la proximidad del BBK Live, la asamblea de jóvenes precarios comenzó una campaña para informar de las «penosas condiciones de trabajo» que se dan en distintos festivales que organiza la promotora Last Tour.

A raíz de eso, la promotora amenazó a Eragin con denunciarles si no borraban sus publicaciones de protesta, por utilizar su imagen y «atentar contra su honor». Eragin decidió borrar las imágenes por las que recibió la amenaza, pero aseguró que seguiría denunciando la precariedad. Asimismo, informó que recibieron varios correos electrónicos de gente que había trabajado los años anteriores en el BBK Live denunciando las condiciones laborales del propio festival y relataban casos como jornadas de 12 horas a menos de cuatro euros la hora.

Rueda de prensa de Eragin para denunciar las amenazas recibidas por Last Tour. (Monika DEL VALLE | FOKU)

El tema no acabó ahí. En septiembre del mismo año, Eragin denunció que subcontratas del BBK Live pagaban los salarios desde una furgoneta en San Mamés. Asimismo, también pusieron el foco en la responsabilidad del Ayuntamiento en este tipo de prácticas, alegando que el festival recibía 1.400.000 euros de dinero público.

Tres años después no parece que la situación haya cambiado mucho en este sector. Este mismo año, varias personas que habían trabajado en el BBK Live denunciaron que un mes después todavía no habían cobrado.

La lucha contra las casas de apuestas ha sido otra de las cuestiones que ha marcado el recorrido de Eragin. En este caso, la asamblea antiprecariedad fue más haya de la denuncia: En 2019, tras una campaña de concienciación, presentó en el Ayuntamiento de Bilbo una moción en la que se planteaba reducir y limitar las licencias; eliminar la publicidad en lugares públicos (campos de fútbol municipales, marquesinas...); quitar la publicidad del Bilbao Arena; limitar la visibilidad exterior (paneles, luces...) de este tipo de negocios; y prohibir que en un perímetro de 500 metros de los centros de enseñanza haya algún establecimiento de este tipo.

Cientos de jóvenes se sumaron en 2020 a la manifestación de Eragin para denunciar la «lacra» de las casas de apuestas. (Aritz LOIOLA | FOKU)

El equipo de Gobierno (PNV-PSE) enmendó la moción presentada por Eragin sobre las casas de apuestas y aprobó otro texto que tanto Eragin como EH Bildu y Elkarrekin Podemos rechazaron al verlo insuficiente y denunciaron que el Gobierno municipal «mira para otro lado» y «se excusa diciendo que no tiene competencias».

Un año después, Eragin volvió a la carga y convocó una manifestación en Bilbo para denunciar la «lacra» de las casas de apuestas, en la que participaron cientos de personas.

«La situación laboral no es coyuntural, sino del capitalismo feroz imperante»

Una vez pasado lo peor de la pandemia de la covid-19, en marzo de 2021 Eragin organizó unas jornadas en las que se expuso la realidad que viven los jóvenes en sus trabajos en distintos sectores. Recordaron que la situación laboral no es coyuntural, sino del «capitalismo feroz imperante» y, a través de una manifestación, animaron a los jóvenes a organizarse y luchar.

La última gran campaña llevada a cabo fue contra la temporalidad laboral. «Sufrimos un nivel de precarización altísimo, doblamos la tasa de desempleo de la población general, la tasa de temporalidad no deja de aumentar, parece que estamos condenadas a tener salarios miserables y cada vez más jóvenes nos vemos obligadas a recurrir al pluriempleo. Como consecuencia, es cada vez más difícil la emancipación y vivir una vida digna e independiente», alertó la asamblea.

Balance «positivo» y mirada al futuro

Tras dar por acabado su recorrido, Eragin hace una valoración «positiva» del trabajo realizado: «No podemos afirmar que hayamos cumplido los objetivos finales como es lograr una transformación superior, pero sí que hemos abierto ciertas grietas que estaban cerradas, y sobre todo, hemos demostrado que con un trabajo constante, desde la unidad construida, podemos llegar a distintos segmentos de la población que está más desactivada y que se sienta interpelada», comenta Unai Sainz.

La unidad de diferentes luchas y organizaciones también ha sido uno de los principios sobre los que ha trabajado Eragin, impulsado así la idea del frente juvenil y participando en espacios como Bilboko Gazte Topaketak o Gu Ere Bagara Bilbo. «El poder se encuentra unido y a las primeras de cambio cierran filas para defender sus intereses, ¿por qué nosotras no hacemos lo mismo? Siempre desde el respeto absoluto hacia todos los movimientos y desde la humildad, creíamos que existían una serie de mínimos capaces de aglutinar al conjunto de los movimientos juveniles combativos. El modelo de ciudad y el sistema capitalista nos afecta a todas, y por tanto existe una necesidad imperiosa de plantarle cara con la máxima fortaleza posible, que surge desde la unidad», analiza Sainz.

«Es imprescindible propiciar una visión de que es posible cambiar las cosas. Si estamos organizadas podemos mejorar nuestras vidas»

De cara al futuro, Sainz subraya que el contexto actual no es el mismo que cuando crearon Eragin en 2016 y alerta de que estamos «en pleno auge reaccionario», con una realidad material «cada vez más difícil para la clase trabajadora, agudizándose muchas contradicciones y poniéndose en cuestión derechos que incluso hace algunos años podían verse como incuestionables».

En este sentido, considera imprescindible propiciar «una visión optimista, de que es posible otra cosa distinta a lo que tenemos, porque si estamos organizadas podemos mejorar nuestras vidas».

Por su parte, Eragin da por concluido su ciclo y cree que «es necesario dejar paso a nuevos movimientos que den la lucha». «Nuestra aportación, método de trabajo y filosofía quedan ahí, como aporte para todas las luchas que vienen por delante. La huella que dejamos va a ser muy enriquecedora para otros espacios unitarios y movimientos que se nieguen a asumir lo establecido» concluye Sainz.