Chorreo anotador de Memphis y Brooklyn, con cuatro jugadores por encima de los 35 puntos
Los Grizzlies han batido por 134-124 a los Nets con 38 puntos por cabeza de Ja Morant y Desmond Bane, superando los 37 que Kevin Durant y Kyrie Irving han replicado. Es la primera vez que se repite este hito desde que Detroit ganara a Denver 186-184 en tres prórrogas el 13 de diciembre de 1983.
Solo es una anécdota numérica, pero no deja de ser una muestra del nivel de juego que la NBA puede brindar. Los Memphis Grizzlies han vuelto a dar un zarpazo, superando por 134-124 a unos Brooklyn Nets que todavía está dando bandazos en este arranque de temporada. Ni los 37 puntos que han sumado por cabeza Kyrie Irving y Kevin Durant han podido con los «ositos», ya que la réplica también ha llegado en forma de chorreo anotador: 38 puntos de Ja Morant y otros 38 de Desmond Bane. Este es el primer partido desde 1983 en el que cuatro jugadores han superado los 35 puntos.
El hito anterior también merece mención porque es excepcional per se. Fue el 13 de diciembre de 1983, cuando los Detroir Pistons de Chuck Daly –lejos aún de ser los «Bad Boys»– superaban por 186-184 a los Denver Nuggets.
Como es fácil de adivinar, el resultado de aquel partido se fue al tiempo extra. Tuvo tres prórrogas, nada menos, lo cual, en el contexto de equipos con unas rotaciones mucho más cortas que en la actualidad, disparó las anotaciones individuales.
Isiah Thomas fue el máximo anotador por parte de los de la ciudad del motor con 47 tantos en 18 de 34 en lanzamientos de campo, seguido de John Long con 41 y Kelly Tripucka –un jugador que pasó de ser titular a residual en un chasquido de tiempo, siendo su ocaso coincidente con el fulgor de los Pistons– con 35. Por parte de los Nuggets, Kiki Vandeweghe encestó 51 puntos en 21 de 29 de campo, mientras que Alex English clavó 47.
Cuando hablan los secundarios
Uno de los méritos del triunfo de Memphis ante Brooklyn es que no ha precisado de prórrogas, al mismo tiempo que el dominio de la franquicia de Tennessee ha llegado a través de la ¿defensa?
Y es que, sin abandonar la estrategia del «¡pim, pam, pom, fuego!», los Grizzlies han decantado el partido a su favor a partir del tercer cuarto, luego de alcanzar el descanso cayendo por 64-69. Si bien encajar 55 puntos en la segunda mitad significa seguir encajando mucho, anotar 70 es una auténtica salvajada.
Pero hay que entender el ritmo al que se ha jugado, sumando muy pocas pérdidas –9 Memphis, 11 Brooklyn–, los Grizzlies han tirado un poco más –94 tiros de campo, con 47 aciertos y 31 tiros libres–, mientras que los Nets han tirado mejor –47 de 87 en tiros de campo y 21 de 26 en tiros libres– por regla general, pero peor en los triples: 9 de 29 para Brooklyn por 16 de 34 para Memphis.
En ese sentido, la aportación de los «segundos espadas» ha terminado siendo más desequilibrantes que la descollante actuación de los jugadores franquicia. «Sin Steven (Adams) ni Santi (Aldama), no hubiéramos ganado», ha declarado tras el partido Desmond Bane, destacando los 13 rebotes y 9 puntos del pívot neozelandés y los 17 tantos, con una carta de tiro de 6 de 8 –2 de 4 en triples– del ala-pívot grancanario, que está aprovechando muy bien en este arranque de curso la ausencia por lesión de Jaren Jackson, ausente por una fractura por estrés en el pie hasta, como mínimo, diciembre.
La prensa española saca pecho ahora con Aldama, pero es la misma que torcía el morro cuando el grancanario decidía no acudir al Eurobasket para centrarse en la mejora individual este verano de cara a su segundo años en la NBA. Brandon Clarke, con 13 tantos en 17 minutos, ha sido la cuarta pata anotadora de los «ositos».
En lo que respecta a Brooklyn, que lleva dos derrotas en tres jornadas y hay a quien le aprieta ya el nudo de la corbata, no se puede decir que tras Durant e Irving solo hubiese la nada, pero sí que alguien aparte de Nic Claxton, que llegó a los 16 tantos, hubiera alcanzado los 10 puntos. De los Patty Mills, Royce O'Neale o Joe Harris –estos dos bastante negados en el triple en esta jornada– hay que esperar más.
Pero sobre todo hay que esperar más de Ben Simmons. Sus ocho asistencias han estado bien, pero sumar 7 puntos y 3 rebotes para este supuesto base de 2,08 metros sabe a poco. Cierto que le ha costado un año y muchas peleas con la gerencia de los Sixers de Philadelphia para llegar a Brooklyn y volver a sentirse jugador, pero alguien que debiera ser la tercera para de una franquicia con aspiraciones de anillo –y con Irving y Durant en cancha, no se le puede pedir menos que estar en la pelea por el anillo–, sabe menos que poco.
Y si además suma 5 pérdidas, cae eliminado por personales y el diferencial con el australiano en pista es un -16 para su equipo, entonces es que el trabajo que le resta por delante al equipo que entrena Steve Nash es arduo y poco agradecido. Básicamente porque Simmons precisa tiempo y Nash precisa resultados y en medio solo parece estar el escudo que Irving y Durant pueden ofrecer con su talento, lo cual puede ser suficiente... siempre y cuando los rivales no sean capaces de anotar los mismos puntos, o más, que ellos.