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Jokin Aperribay se presentará a la reelección como presidente de la Real Sociedad

Jokin Aperribay ha confirmado este jueves su intención de afrontar un cuarto mandato como presidente de la Real Sociedad, cargo que lleva ejerciendo desde la convulsa asamblea celebrada en el velódromo de Anoeta en diciembre de 2008. La junta de este año será el 29 de noviembre en el Kursaal.

Jokin Aperribay, en una comparecencia ante los medios esta temporada. (Gorka RUBIO | FOKU)

Jokin Aperribay continuará al frente de la Real Sociedad para un nuevo mandato, el cuarto. El presidente blanquiazul ha anunciado en Chipre, donde su equipo juega esta noche ante el Omonia Nicosia, su intención de presentarse a la reelección. Y vista la situación del club no resulta arriesgado vaticinar que contará con un respaldo muy mayoritario. Posiblemente ni haya que votar, ante la falta de alternativas.

La elección se llevará a cabo en la Junta General de Accionistas que se celebrará el próximo 29 de noviembre en el Kursaal y que se convocará mañana viernes, incluyendo como uno de los puntos del orden del día la renovación del Consejo de Administración.

Aperribay ha comentado que a sus 56 años tiene «fuerzas e ilusión» para seguir adelante con su proyecto. «Es un momento muy bonito de la Real Sociedad, en el que el compromiso de todos puede empujar al club a mirar a cotas altas y tener premios. Lo tenemos que hacer desde un punto de vista equilibrado y sostenible, y es lo que intentaremos si seguimos al frente del Consejo de Administración», ha explicado.

El presidente txuri-urdin ha indicado que tienen entre manos «un proyecto importantísimo en Zubieta» y que «entre todos» tienen que «saber afrontar lo que queda. Creo que pueden quedar años bonitos por delante».

Aperribay también ha dejado entrever que este podía ser su último mandato, al apuntar que no va a estar toda la década de los 20 al frente del club. Por ahora lleva 14 años al mando de la nave y las próximas elecciones serían en 2027. Fue elegido por primera vez en 2008, en una Junta convulsa en el velódromo –tuvo que salir protegido por la Ertzaintza–, con el club en Segunda División y una deuda concursal importante.