Reabrir los pasos, de Catalunya a Euskal Herria
Centenares de ciudadanos participaron en la tarde-noche de ayer en una acción para desalambrar, siquiera por unos minutos, el paso de peatones que une Hendaia e Irun. Una protesta directa que recuerda a la realizada un año antes en el Coll de Banyuls, en la muga catalana.
Dos columnas de ciudadanos partieron de la estación de tren de Hendaia y de la feria de muestras transfronteriza de Ficoba, en Irun, a eso de las 18.30, para converger en el Puente de Mercancías, o pasarela peatonal Avenida, uno de los cuatro pasos fronterizos que la Prefectura de Pirineos Atlánticos mantiene cerrados en Euskal Herria desde enero de 2021.
Ya allí, los activistas retiraban ese amasijo de vallas ante el que planta guardia la Policía francesa, a pocos metros de una antigua garita que la entrada en vigor de la «Europa sin fronteras» había converrido en una reliquia histórica pero que el sellado de la muga ha devuelto bruscamente al presente.
Una acción que se hacía coincidir con el arranque, este 1 de noviembre, de una nueva prórroga por seis meses de la suspensión unilateral del Tratado de Schengen decidida por París.
Hasta finales de abril de 2023 seguirá vigente el cierre de fronteras decretado por la Prefectura de Pirineos Atlánticos, al frente de la cual ha habido relevo, pero no cambio de criterio.
El prefecto que decretó el cierre, Éric Spitz, ha abandonado su puesto, pero el nuevo delegado estatal, Julien Charles, que entró en funciones el pasado 24 de octubre, se ha alineado con la medida de su predecesor.
Las numerosas declaraciones, correos y quejas remitidas por las instituciones vascas no habían logrado hasta la fecha que se moviera un centímetro la barrera de la muga.
Y eso que solo en el mes de octubre, el presidente de la Eurorregión, Alain Rousset (PS); el presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray, y el lehendakari de la CAV, Iñigo Urkullu, hicieron pública esa labor de presión dirigida a París .
Sin embargo, una acción ciudadana, sostenida por una veintena de asociaciones, sindicatos, movimientos, redes y partidos, logró ese primer efecto concreto, al proyectar la imagen de un paso reabierto. Aunque finalizada la acción, los operarios del Ayuntamiento Hendaia, cuyo alcalde se opone como el de Irun al cierre de la muga, fueron los encargados de recolocar los parapetos.
Siete migrantes pasan la muga con activistas de Ehun
Antes de la acción de ayer, meses atrás ya se habían dado algunas escaramuzas para burlar los controles, en el cercano puente de Santiago, donde ha habido pasos de migrantes al abrigo de movilizaciones que han pillado por sorpresa a los policías.
Entre ellas, la acción desobediente desarrollada, en ambiente festivo, por el movimiento Ehun, que permitió cruzar a siete migrantes.
Enlazando con la demanda de libertad de circulación y, en el caso de los migrantes, con la exigencia básica de que puedan disponer de pasos seguros que eviten que se sumen nuevos nombres a esa lista de nueve fallecimientos ocurridos desde 2021, los voluntarios acompañaron a esos siete africanos hasta Baiona para que pudieran seguir su viaje.
Una acción de contrapeso ante la actividad diaria de unos agentes policiales que ralentizan el paso de vehículos particulares en el puente Santiago o en Behobia, se suben a los autobuses urbanos y hasta a los escolares para controlar a los viajeros, piden documentación en la estación de Euskotren de Hendaia, y paran a las personas que transitan a pie siguiendo «criterios racistas», según denuncian las organizaciones que abogan por los derechos de los migrantes.
La sokatira en Banyuls
En los Països Catalans, fue Fem Catalunya Nord el colectivo que procedió, también en el mes de noviembre, pero en 2021, a una reapertura por la brava del Coll de Banyuls.
En aquel caso, no se trataba, como en el Puente Avenida, de mover vallas sino de arrastrar, con el sistema de sokatira, los bloques de piedra que obstruyen el flujo cotidiano entre el norte y el sur de Catalunya.
Al igual que en el paso entre Irun y Hendaia, tras la espectacular acción se volvió a imponer el sellado de la muga en Banyuls, pero desde entonces ha habido nuevas protestas, y sobre todo se han sumado más voces, a ambos lados de la muga, para hacer patente el hartago de la ciudadanía por la prohibición que impone el Estado francés.
De hecho, este verano se colgaba un cartel con la demanda de apertura del paso catalán, cuyo cierre está acarreando pérdidas económicas graves a ambos lados de la muga.
Todo ello debido a la decisión adoptada «sine die» por un Estado a cuyos mandos hace y deshace sobre tratados básicos de la Unión Europea un mandatario, Emmanuel Macron, cuya llegada al Elíseo fue saludada, paradójicamente, como un revulsivo para el proyecto europeísta.