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La maternidad a los cuarenta

LOS HIJOS DE LOS OTROS
Estado francés. 2022. 103’ Tit. orig.: ‘Les enfants des autres’. Dtora. y guion: Rebecca Zlotowski. Int: Virginie Efira, Roschdy Zem, Chiara Mastroianni. Mont.: Géraldine Mangenot.

Virginie Efira se empareja con Roschdy Zem, padre de una niña pequeña. (NAIZ)

​Es una obra de madurez y lo mejor que ha hecho la cineasta Rebecca Zlotowski. Su quinto largometraje, el sexto si contamos la telemovie ‘Los salvajes’ (2019), es además su trabajo más personal y autobiográfico. Estaba pensando en una adaptación de la novela de Romain Gary sobre la impotencia masculina ‘Your Ticket is No Longer Valid’, con el actor de origen marroquí Roschdy Zem como protagonista, cuando decidió que sería mejor basarse en su propia experiencia como mujer que al cumplir los cuarenta se siente presionada, tanto por el reloj biológico como por los consejos en ginecología, para ser madre a toda costa.

La actriz Virginie Efira ejerce de alter ego en la ficción, en cuanto que se va planteando a esa edad límite distintas formas de entender la maternidad, no todas necesariamente biológicas. Tanto es así que acabará por refugiarse en su profesión de maestra de secundaria, al sentir que el alumnado pueden ser sus hijos e hijas transitorios. Todo ello después de intentar ser como una segunda madre para la hija de su pareja, papel que interpreta Roschdy Zem, mientras que como la madre biológica aparece Chiara Mastroianni.

Ocurre que Ali intenta llevarse bien con su exmujer Alice por el bien de la pequeña Leïla, algo que deja siempre en términos de maternidad a la protagónica Rachel en un segundo plano, sin saber qué hacer y cómo ganarse el cariño de la niña, a pesar de que pone todo de su parte. La cría tampoco colabora, y a sus cuatro añitos hace preguntas que se vuelven dolorosas para Rachel, que se ve tratada poco menos que como una madrastra de cuento. Ni la rutina diaria de los quehaceres y distracciones a compartir resuelve la situación planteada.

‘Les enfants des autres’ (2022) ganó en el festival de Sevilla merecidamente el premio al Mejor Montaje para Géraldine Mangenot, en una narración ejemplar que recupera técnicas puras como el fundido a negro o el elemental cierre en iris del cine mudo.