Recuerdan a las víctimas de las «políticas migratorias racistas» en el Bidasoa y El Tarajal
Sendas movilizaciones en Bilbo y entre Irun y Hendaia han recordado a las personas que han fallecido y desaparecido como consecuencia de las políticas europeas de cierre de fronteras y han reivindicado que migrar es un derecho, con motivo del noveno aniversario de la tragedia de El Tarajal.
Bilbo y la muga de Behobia han acogido esta tarde sendas movilizaciones convocadas por Ongi Etorri Errefuxiatuak, Irungo Harrera Sarea, Bidasoa Etorkinekin y Etorkinekin-Diakité, en memoria de las personas migrantes fallecidas y desaparecidas en las fronteras europeas. En los actos se ha rendido homenaje a los nueve fallecidos en Bidasoaldea y en El Tarajal, donde murieron quince migrantes subsaharianos que intentaban entrar a nado en Ceuta el 6 de febrero de 2014.
En las movilizaciones han querido recordar también a las familias de «las víctimas de las fronteras que provoca este sistema violento y racista, negándoles el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición».
«La atrocidad de las fronteras, las muertes y la imposibilidad de despedida es una forma de tortura insufrible que debe cambiarse a través de políticas antirracistas, de la actuación de los gobiernos y de la solidaridad de todo ser humano», han reclamado.
Respecto a las muertes de El Tarajal, han subrayado que «no son un hecho aislado» y que desde hace más de 15 años «estamos viviendo un ascenso de la represión y de la violencia en las fronteras por parte de los estados europeos y concretamente en la frontera sur española». El Tribunal Supremo español confirmó en junio pasado el archivo de la causa, por lo que esas muertes quedaron impunes.
Han recordado también que en diciembre pasado la Fiscalía archivó la causa por la tragedia de Melilla del 24 de junio, donde «al menos 40 personas murieron como consecuencia de la actuación de las autoridades españolas y marroquíes y la connivencia de la Unión Europea».
Sin ir tan lejos, también han recordado a las personas fallecidas en aguas del río Bidasoa al intentar cruzar de Irun a Hendaia, «asesinadas nuevamente por políticas fronterizas racistas».
Un tránsito seguro
Han criticado que a pesar de las reivindicaciones y de las «miles de muertes provocadas» por las políticas europeas de externalización y cierre de fronteras, las instituciones «siguen sin buscar a todas aquellas personas que yacen en el fondo del mar, a las que se le escribe una fecha y una palabra en una lápida de hormigón, a las que se quedaron en el camino».
«¿Dónde está la justicia, que se supone imparcial y que defiende los derechos humanos, cuando se trata de proteger y garantizar los derechos de las personas migrantes?», han preguntado, para acto seguido asegurar que «nunca» dejarán de denunciar «la violencia ejercida en las fronteras, la falta de acceso a la movilidad internacional y la especial dificultad que tienen las personas del Sur Global de ejercer este derecho», así como las «estrategias de desinformación que deshumanizan y criminalizan a aquellas personas que ejercen el derecho a migrar y que buscan un futuro mejor o necesitan proteger sus vidas».
Por todo ello, han exigido que se garantice un tránsito seguro para todas las personas, además de «recursos suficientes, eficaces y de protección real de las personas que buscan refugio y ante la trata de seres humanos»; el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros y la creación de vías «legales y seguras que no pongan en riesgo la vida de las personas».
Petición a las instituciones vascas
Al Gobierno de Lakua, a las diputaciones de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, a los ayuntamientos e instituciones públicas vascas les han pedido que «favorezcan políticas justas», a la vez que han denunciado «la falta de respuesta por parte de las instituciones hacia la situación de las personas migrantes sin hogar y sin empadronamiento», «la violencia que ejercen la Ertzaintza y la Policía Municipal bajo prácticas de perfilamiento racial» y «las prácticas que llevan a cabo las instituciones vascas en la frontera norte, impidiendo el tránsito de personas y dificultando el acceso a recursos», con lo que «muchas acaban en situación de calle expuestas a bajas temperaturas».
También han interpelado a la sociedad para advertir de «que con actitudes racistas reproducen y alimentan desigualdades».
«Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos a pesar del racismo sistémico y estructural que nos ahoga y diferencia entre seres humanos según el color de piel», han concluido.