Los ingresos por covid bajan un 90% tras un año de transición pandémica
A pesar de que el covid se mantiene como emergencia sanitaria internacional, en países con una gran cobertura vacunal empieza a conjugarse en pasado. En Hego Euskal Herria los ingresos se han reducido un 90% en un año a pesar de que casi no se aplica ninguna medida para prevenir la transmisión.
Aunque probablemente en los hogares donde alguno de sus miembros, o todos, se encuentra en cama en este momento no estarán muy de acuerdo, lo cierto es que este invierno está siendo bastante benevolente en lo que a enfermedades de carácter vírico se refiere, y el impacto de los catarros, gripes y demás afecciones de este tenor es menor que otros años.
Eso es al menos lo que indican los datos aportados por el Instituto de Salud Pública y Laboral (Ispln) de Nafarroa en su último informe epidemiológico. Mención aparte merece el covid, un recién llegado a este fastidioso desfile de enfermedades respiratorias, cuya incidencia es significativamente inferior al del invierno pasado, cuando la variante ómicron, llegada en diciembre de 2021, disparó de tal manera los contagios que los ingresos se multiplicaron pese a la amplia cobertura vacunal.
Situación opuesta en un año
Lo cierto es que en lo que se refiere a este virus la situación dista mucho de la que era hace un año en estas mismas fechas, y aunque el 30 de enero pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantuvo la situación de emergencia sanitaria internacional porque el covid-19 sigue siendo «una enfermedad infecciosa peligrosa», en Euskal Herria, salvo en los grupos más vulnerables, puede decirse que el grueso de la población ha pasado página.
Y los datos indican que hay razones para este relajamiento generalizado, pues aunque desde abril no ha habido apenas ninguna medida preventiva en vigor, solo el uso de mascarillas en determinados espacios, los ingresos provocados por el covid han bajado un 90% en los hospitales de Hego Euskal Herria. En concreto, la última semana de enero del año pasado 689 personas ingresaron por complicaciones provocadas por el SARS-CoV-2 en los centros depen- dientes de Osakidetza y de Osasunbidea, frente a 83 –69 en la CAV y 14 en Nafarroa– en la misma semana de 2023, solo un 10%.
Sin cifras fiables sobre la expansión real del virus, ya que ahora, salvo excepciones, no se comunican los contagios, que son muchos más de los que aparecen en los informes, la ocupación hospitalaria es el principal dato de referencia, y en este caso constata que la mejora es más que notable.
Es algo que también se observa en las cifras de fallecidos por covid. Son cinco en el último informe de Osakidetza, frente a los 74 de la misma semana del año pasado, mientras que en Nafarroa se han registrado nueve muertes en las primeras cuatro semanas de 2023, por 107 hace doce meses.
Lo mismo se puede decir de la situación en las unidades de cuidados intensivos, que en la cuarta semana de 2022 atendían a 91 pacientes covid en los hospitales de Osakidetza, por ocho ahora. Y en Nafarroa llevan dos semanas seguidas sin ingresar a nadie en la UCI.
Prácticamente la totalidad de la población vasca ha recibido varias dosis de la vacuna contra el covid o ya se ha contagiado –en muchos casos han ocurrido ambas cosas– y la relación con el virus no tiene nada que ver con la de 2020, cuando el nuevo coronavirus nos halló prácticamente inermes. Y se está notando, claro.
Ispln: temporada «suave»
El informe epidemiológico del Ispln no se limita a hacer un seguimiento del covid, también analiza la incidencia de otras afecciones como la gripe y el virus respiratorio sincitial, y aporta datos significativos.
Por ejemplo, se observa que en los primeros compases del invierno los ingresos provocados por la gripe en Nafarroa han sufrido un importante aumento respecto al año pasado, que quizá pueda atribuirse a la desaparición de las mascarillas de los centros educativos y de trabajo, y de los espacios de ocio. De este modo, aunque en las tres últimas semanas han caído, durante todo diciembre y los primeros días de enero ha habido treinta o más hospitalizaciones semanales por gripe, con un pico de 39 durante las navidades, cuando en las mismas fechas del año pasado apenas se alcanzó la decena.
Con todo, pese a haber aumentado un 300% sobre las cifras de 2022, lo cierto es que la afección de los síndromes gripales en Nafarroa está muy lejos de las que se alcanzaban en los años anteriores a la pandemia, como puede apreciarse en el segundo gráfico de esta página, donde se muestra la incidencia semanal en los cuatro años previos a la aparición del covid, entre 2016 y 2020.
En esta temporada los casos han superado el umbral epidémico antes, pero no se han acercado a los registros de aquellos años, cercanos a los quinientos semanales. Y, de hecho, los contagios vuelven a estar por debajo del umbral en unas fechas que en otros años coincidían con el punto álgido.
A modo de conclusión, el Ispln afirma en el informe –hoy a mediodía publicará uno nuevo– que la circulación de estos virus respiratorios es de «baja intensidad», sin predominio de ninguno de ellos y «sin que se haya iniciado una verdadera onda epidémica».
Valora incluso que «podríamos estar ante una temporada con niveles suaves de la circulación viral, aunque podrían prolongarse más en el tiempo». Pero insiste en que «para evitar los casos graves, en personas vulnerables por su elevada edad o enfermedad crónica y las de su entorno, conviene combinar» medidas como la vacunación frente al covid y la gripe, el mantenimiento de la distancia interpersonal, el uso de la mascarilla y una ventilación adecuada.
Los miedos de otoño
Estos datos vienen a confirmar lo que se indicaba en un reportaje publicado en estas páginas en noviembre, cuando hubo muchos casos de bronquiolitis –causada por el virus respiratorio sincitial (VRS)–, y se alertaba de que covid, gripe y VRS podrían provocar conjuntamente una situación insostenible en el sistema sanitario.
Frente a ese temor, lógico, en el artículo se decía, citando un trabajo de “Science”, que los virus respiratorios tienden a interferir entre sí, y que había «pocas posibilidades de que el trío alcance su punto álgido y colapse colectivamente los sistemas hospitalarios del modo en que lo hizo el covid al comienzo de la pandemia».
Por el momento parece que, efectivamente, aquel miedo era infundado. Incluso el VRS, aunque empezó a golpear antes, está teniendo un menor impacto que el año pasado. Aún queda bastante invierno por delante, pero no pinta mal.