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Cámaras en ríos vascos harán un seguimiento de la población de peces para analizar su declive

Una serie de cámaras instaladas en los ríos vascos harán un seguimiento de la población de peces para analizar las causas del declive de la población de especies migratorias como el salmón, la lamprea o el sábalo, y buscarles solución. Esta acción forma parte del proyecto Life Kantauribai.

Salmones remontando una presa. (GETTY IMAGES)

Ante el declive que sufren las poblaciones de peces migratorios como el salmón, la lamprea o el sábalo, una serie de cámaras instaladas en los ríos vascos harán un seguimiento de estas especies para intentar determinar las causas de ese fenómeno y buscar soluciones.

Esta acción forma parte de Life Katauribai, proyecto en el que participan Nafarroa, Gipuzkoa e Ipar Euskal Herria, y que está cofinanciado con fondos europeos. Su objetivo pasa además por demostrar los beneficios de renaturalizar los ríos con actuaciones en cinco cuencas del Golfo de Bizkaia: Oria y Urumea, entre Nafarroa y Gipuzkoa; Errobi y Urdazuri, entre Ipar Eskal Herria y Nafarroa, y Bidasoa, compartido por estos territorios.

Seguimiento constante y sin estrés

Las estaciones de seguimiento automatizadas se instalarán en presas o azudes del Urumea (dos) y Bidasoa (una). En ellas se usarán cámaras acuáticas equipadas con un software desarrollado ad hoc que permitirá identificar la especie de cada pez que atraviese las escalas de las presas (pasos construidos para que puedan remontarlas), en qué dirección va (subida o bajada), medidas, caudal y temperatura del agua a su paso, etc.

«Podremos controlar todo pez que atraviese la escala de manera individualizada y así tener un seguimiento en continuo los 365 días del año», destaca el responsable de la Sección de Medio Fluvial del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Nafarroa, José Ardaiz.

En el Bidasoa, la estación se instalará en la presa de las Nazas, en Nafarroa, la primera que se encuentran los peces al intentar remontar el río procedentes del mar.

La idea pasa por sustituir el actual proceso de seguimiento, basado en la captura, sedación, medición y posterior suelta de ejemplares en la presa de Bera-Lesaka, una manipulación que provoca mucho estrés a los animales.

Además, colocarán antenas y sensores para reforzar el sistema de radioseguimiento que actualmente hacen del salmón mediante la colocación de radioemisores en el estómago de una veintena de ejemplares al año para conocer cómo se desplazan por el río.

Esto permite saber, por ejemplo, si una escala de las presas está obstruida, pues los peces permanecen en la zona varios días al no encontrar la señal de agua que les guía para subir; o en qué zonas del río les gusta más estar, explica Juanjo Retegui, técnico de radioseguimiento de Gestión Ambiental de Nafarroa.

Saber en qué zonas les gusta descansar es importante para, entre otras cosas, protegerlas todo lo posible en el caso de que se lleven a cabo obras en la zona, como la ampliación de una carretera.

Por otra parte, buscarán especímenes vivos de mejillón de río o margaritifera margaritifera, «que todavía no hemos localizado en el Bidasoa, pero que sabemos que está, porque hemos encontrado conchas de ejemplares que han muerto recientemente», añade Ardaiz.

Mediante muestreos de ADN ambiental intentarán localizar zonas en las que pudiera estar presente y, posteriormente, las rastrearán con mirafondos en busca de ejemplares vivos.

Recoger datos para analizar la evolución

Hacer un seguimiento continuado basado en datos es muy importante para ver cómo evoluciona una población en el tiempo, si va en aumento o en disminución y, en el caso de que haya problemas, poder analizar las causas de ese declive, subraya el experto.

En el caso del salmón, los datos indican que «la tendencia a nivel global es que no lo está pasando bien» y que «las condiciones del cambio climático no favorecen a una especie a la que le gusta agua fresca».

Esto es «una especie de alarma». Si las poblaciones de peces que viven en nuestros ríos lo están pasando mal, «algo está pasando y tenemos que intentar remediarlo», alerta Ardaiz, que señala que los resultados de Kantauribai se podrán extrapolar a otras cuencas y servir para la búsqueda conjunta de acciones de mejora.

«Con proyectos como este, podemos mejorar la salud de nuestros ríos, que al final es nuestra propia salud. Cuanto mejor sea el ecosistema que nos rodea, cuanto mejor esté estructurado, la calidad de vida para nosotros será mejor», ya que tendremos menos problemas de contaminación de las aguas o de calidad del aire.