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‘Me estalló el ojo’, AI denuncia el uso policial abusivo de pelotas de goma y munición similar

Amnistía Internacional ha publicado este martes un informe en el que constata que fuerzas de seguridad de todo el mundo hacen uso indebido, de forma habitual, de balas de goma y de plástico y otras municiones similares para reprimir protestas pacíficas, causando graves lesiones e incluso muertes.

Un manifestante frente a decenas de policías durante unas protestas en Georgia. (AFP)

El uso de balas de caucho y armas de «letalidad reducida» por las fuerzas policiales contra manifestantes es «cada vez más generalizado», ha denunciado este martes Amnistía Internacional (AI) en un informe titulado ‘Me estalló el ojo’.

«En el mundo entero, las fuerzas de seguridad utilizan regularmente de manera abusiva las balas de caucho y otras armas de mantenimiento del orden para reprimir violentamente manifestaciones pacíficas y provocan así terribles heridas y muertes», apunta esta organización.

«La disponibilidad, la variedad y el uso de proyectiles con impacto cinético experimentaron un gran incremento a nivel mundial y contribuyeron a la militarización del mantenimiento del orden durante manifestaciones», detalla AI.

El informe destaca que las balas metálicas y los perdigones cubiertos de caucho, así como las granadas lacrimógenas son empleadas «con frecuencia de manera imprudente o con carácter punitivo, mostrando un uso injustificado o desproporcionado de la fuerza».

Cinco años de investigación

Resultado de cinco años de investigación en más de 30 países, el informe revela también que las leyes estatales de utilización de esos proyectiles no se ajustan a las normas internacionales, según las cuales «esas armas no deben ser utilizadas sino como último recurso contra individuos violentos que representan una amenaza inminente de perjuicio grave contra personas».

Amnistía Internacional va más allá y considera que las pelotas de goma «deben estar prohibidas, por ser intrínsecamente imprecisas, y por el elevado riesgo de causar lesiones graves que su uso conlleva».

En lo referente al Estado francés se asegura que «al menos 2.495 manifestantes resultaron heridos en manifestaciones de los Chalecos Amarillos entre noviembre de 2018 y mayo de 2019». El examen médico de 21 pacientes con lesiones faciales y oculares causadas por balas de goma indicó lesiones graves como fragmentación ósea, fracturas y rupturas con consecuencia de ceguera.

‘Caso Cabacas’

En cuanto al Estado español se recuerda el caso de Iñigo Cabacas, muerto en Bilbo por un pelotazo de la Ertzaintza, y otras «24 lesiones graves, incluyendo 11 casos de severas lesiones oculares, como ha documentado ‘Stop Balas de Goma’». También subraya que estas pelotas «han podido contribuir a la muerte de decenas de personas más en los episodios de Tarajal en 2014 y Melilla en 2022».

AI recuerda que cuerpos policiales como los Mossos d’Esquadra o la Ertzaintza «reemplazaron las pelotas de goma por las balas de ‘foam’, cuyo uso también ha causado lesiones graves y se ha utilizado para dispersar multitudes, algo prohibido por los estándares internacionales».

Esta organización ha documentado «cinco casos de lesiones muy graves ocasionadas por su uso: dos personas que perdieron un ojo, dos personas con traumatismo craneoencefálico severo y otra persona que perdió un testículo, además de otros casos de impactos en las piernas».