Geoalcali dice que comenzará las labores en la mina Muga tras el permiso parcial de Zangoza
Tras recibir una licencia de obras parcial por parte del Ayuntamiento de Zangoza, en la que se excluyen el suelo comunal y el Monte de Utilidad Pública, Geoalcali ha anunciado que comenzará en Nafarroa los trabajos para poner en marcha la mina Muga, cuestionada en la zona.
El Ayuntamiento de Zangoza ha concedido la licencia de obras parcial a Geoalcali para las obras de la mina Muga, aunque ha establecido límites prohibiendo las labores en el suelo comunal y en el calificado como Monte de Utilidad Pública, a la espera de un informe que debe elaborar el Gobierno navarro.
Desde el entorno de la empresa promotora de la mina, se han sucedido las últimas semanas las presiones al Ayuntamiento de Zangoza para la concesión de la licencia, con el argumento de que se crearán numerosos puestos de trabajo.
Con esta licencia, Geoalcali ha anunciado que comenzará las labores de puesta en marcha de la mina en la parte navarra de la explotación, ya que en Aragón comenzaron las obras preliminares en junio de 2022.
En una nota, Geoalcali anuncia que comenzará las obras de la planta de procesamiento, las rampas que acceden a la mina subterránea y la obra civil de todo el proyecto.
«Estamos muy satisfechos con este último hito que finalmente permitirá la construcción de Muga. Queremos agradecer a toda la comunidad, autoridades, proveedores, vecinos y, por supuesto, empleados de Geoalcali que nos habéis apoyado incondicionalmente en todo momento», ha señalado Ignacio Salazar, CEO de Geoalcali.
El plazo para que estas obras estén operativas se estima que sea el segundo semestre de 2023.
Proyecto cuestionado
Geoalcali ha subrayado que esta obra, cuestionada por vecinos y asociaciones de la zona, generará mil puestos de trabajo durante los dos años de construcción de la infraestructura de la mina y en torno a 800 durante su explotación.
Junto a ello, Geoalcali ha destacado el valor de la potasa, mineral que se extraerá en Muga, ya que su precio «se ha disparado» tras la guerra en Ucrania. «Europa depende en un 60% de estos países sancionados [Rusia y Bielorrusia] y, dentro de su estrategia de seguridad, necesita urgentemente potenciar proyectos internos que puedan satisfacer su demanda», añade.