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El test de la Ertzaintza para violencia de género es xenófobo y desprotege

AlgorithmWatch ha documentado que el cuestionario que emplea la Ertzaintza para evaluar el riesgo potencial de las mujeres que viven amenazadas por parejas o exparejas falla y desprotege. Además, coloca la procedencia del presunto agresor como factor de riesgo sin que la estadística lo avale. 

Erkoreka y Marlaska, titulares de Interior de Lakua y Madrida, tras acordar en 2021 una mayor interconexión entre sus plataformas de protección a la mujer EBA y Viogén. (IREKIA)

Hay demasiadas mujeres que necesitan protección, por vivir amenazadas por parejas y exparejas. La polícía no tiene medios para atender a todas y ejecuta una criba, evaluando los riesgos según una serie de parámetros, para distribuir a los agentes de la forma más efectiva. Estos datos se extraen de preguntas que los agentes realizan a las víctimas y el cuestionario que emplea la Ertzaintza (el EPV 4) es distinto que el que se efectúa mayoritariamente en el Estado, incluida Nafarroa. Catalunya también ha desarrollado su propio modelo.

Lo peor de EPV 4 es que falla y que además falla de la peor de las maneras, esto es, calificando como de bajo riesgo a mujeres que de verdad corrían peligro. Un reportaje de la web especializada AlgorithmWatch recoge que, según un preprint académico de abril de 2022, el algoritmo que emplea la Ertzaintza falló en más de la mitad de las ocasiones (53%) calificando a mujeres en situación de riesgo elevado, como de riesgo bajo. El cribado de la Ertzaintza, por tanto, no les habría asignado la protección que necesitaban.

AlgorithmWatch apunta al acientificismo como el problema del sistema que emplea la Ertzaintza. Los agentes habrían introducido elementos que distorsionan una evaluación adecuada del riesgo de cada caso. Y, entre ellos, aparecen lo que la publicación tilda, abiertamente, como prejuicios. El más llamativo de ellos es considerar que si el hombre que la amenaza no es nativo, el riesgo se eleva.

En la batería de 20 preguntas que, por sistema, la Ertzaintza realiza a las víctimas de violencia se pregunta sistemáticamente por la procedencia del agresor. Si se le considera de una cultura foránea, se anota un punto. En caso contrario, no se detecta peligro.

Esta cuestión llamó tanto la atención de AlgorithmWatch que se puso en contacto con uno de los encargados de elaborar el cuestionario, el inspector jefe de la Ertzaintza Oskar Fernández, que aclaró que «esta pregunta se refiere a las personas que tienen otra cultura que no sea la occidental». En particular, esta cultura debe implicar una forma diferente de entender qué es una pareja, alejada del patrón «occidental».

Las puntuaciones

El artículo cuestiona la inespecificidad desde dos ángulos distintos. De un lado, expone que este tipo de crímenes los comete población extranjera en menos de un 20% de las ocasiones (y la tendencia es decreciente). O, en caso contrario, propone ir al otro extremo, llevando la idea hasta el final, cruzar datos con países con peores datos de criminalidad, ver casuísticas, y luego evaluar si funciona o no. Pero, como no se ha hecho ni una cosa ni otra, la articulista Naiara Bellio, concluye que «no sigue una metodología específica».

Por otro lado, Fernández defendió su método como una herramienta válida, asegurando que ninguna de las mujeres protegidas por la Ertzaintza ha acabado muerta a manos del hombre que la estaba amenazando desde 2011. El cuerpo comenzó trabajar con esta herramienta en 2005 y la revisó en 2010.

El actual sistema, el EPV-R, que lleva sin tocarse 13 años, pasa por asignar puntos según se responda a 20 cuestiones. Así, mientras que la procedencia se puntúa entre 0 y 1, otras cuestiones como la existencia de violaciones previas o tentativas de asesinato anteriores se valoran con entre 0 y 3.

Al final del cuestionario, se suman las puntuaciones obtenidas, de modo que si el resultado queda en 9 puntos o menos, el riesgo se presupone bajo. Entre 10 y 17 pasa a ser moderado. Alto sería la calificación para el umbral 18-23 puntos. A partir de 23 (siendo la máxima puntuación posible del test 48) se considera que el caso ya es «especial».

Por otro lado, ese estudio publicado en abril del año pasado –elaborado por las investigadoras del King College de Londres Ana Valdivia y Cari Hyde-Vaamonde, junto a Julián García-Marcos, de la UPV– apuntaba otros efectos perjudiciales del porcentaje de error de este cuestionario, además de la infraprotección citada.

Según comprobaron, el resultado del test afectaba a la percepción judicial de los casos. El juez Julián García, colaborador de este estudio, explicó que a los magistrados se les entregan los resultados de este cribado para la evaluación del riesgo, pero sin explicar el contexto ni su significado. A juicio del letrado, el test hace demasiado hincapié en el uso de armas o los signos de violencia física en ese momento, que son poco habituales, lo que lastra las puntuaciones en conjunto a la baja.