Jacques Gaillot, el ‘obispo rojo’ amigo del pueblo vasco, cuya rebeldía no perdonó el Vaticano
La solidaridad con pueblos como el vasco, el corso, el palestino y un sinfín de causas sociales fueron una constante en la vida del religioso francés Jacques Gaillot, aunque ello le valiera la destitución como obispo de Evreux por parte del Vaticano. Ha fallecido a los 87 años.
Los apodos con que fue conocido el religioso francés Jacques Gaillot, fallecido a los 87 años, son una pequeña pista de lo que fue su vida y su forma de entender el catolicismo. Y es que el ‘obispo rojo’ u ‘obispo de los pobres’ deja tras de sí una estela de lucha, compromiso y, sobre todo, de solidaridad con diversas causas, entre ellas la vasca.
Nacido el 11 de septiembre de 1935 en Saint Dizier (región de Grand Est) en el seno de una familia de negociantes de vino, quiso desde muy joven ser sacerdote. En 1957, el servicio militar le llevó a una Argelia en plena guerra de independencia, y fue allí donde desarrolló una conciencia contra las guerras y la no violencia que ha mantenido hasta el fin de sus días.
En 1982 fue nombrado obispo de Evreux (Normandía) y, lejos de guardar monacal silencio ante las injusticias, aprovechó el altavoz que le brindaba su cargo para denunciarlas con incluso más fervor.
Ejemplo de ello son su apoyo público, en 1983, a un joven objetor de conciencia que fue juzgado en la ciudad de la que era prelado. Ese mismo año, en la asamblea anual del episcopado, fue uno de los dos obispos que votó en contra del texto sobre la disuasión nuclear. A estos primeros pasos siendo obispo le siguieron otros como su apoyo a la causa palestina (1985) y sus encuentros con Yasser Arafat, su marcha a Sudáfrica para denunciar el apartheid a raíz de la condena a un joven militante de Evreux (1987), su viaje a la Polinesia para pedir el cese de las pruebas nucleares por parte del Estado francés (1989) o su oposición abierta a la guerra del Golfo (1991).
La venganza vaticana
Su compromiso y su proyección tuvieron respuesta por parte del Vaticano, entonces comandado por Juan Pablo II. De una forma tan escueta como explícita, en 1995 fue citado en Roma y se le comunicó: «Mañana viernes, 13 de enero, a las 12 del mediodía, usted dejará de ser el obispo de Evreux».
A partir de ese momento, Jacques Gaillot se convirtió en obispo de la diócesis simbólica de Partenia, un obispado situado en las altas mesetas del Sétif en Argelia, allí donde cumplió su servicio militar. «Desaparecida en el siglo V, la diócesis se convirtió en el símbolo de todos los que, tanto en la sociedad como en la Iglesia, tienen el sentimiento de no existir». Partenia, un lugar ahora enterrado bajo las arenas del Sahara, sirvió para convertirse en un «espacio sin fronteras», como recoge la web Partenia.org, que recoge la trayectoria extensa trayectoria de Gaillot y que ha servido como base para este obituario.
Su compromiso no terminó con el cargo de prelado, sino que siguió y, si cabe, se multiplicó, su apoyo a los derechos a las personas sin papeles –con quienes convivió en una casa ocupa en París–, su apoyo al derecho al aborto o a numerosas luchas sociales y políticas.
En una entrevista en 2010, entonó su particular mea culpa al admitir que fue un «error» haber recibido en su diócesis, en la década de 1980, a un sacerdote que había sido condenado en Canadá por abusos a menores, y explicó que, «en ese tiempo, la Iglesia funcionaba así»: «Nos pedían recibir a un sacerdote indeseable y uno aceptaba».
En 2015, fue recibido por el papa Francisco, una forma de «rehabilitar» la figura del ‘obispo rojo’ otrora apartado.
Solidaridad con la causa vasca
Durante décadas, el ‘obispo rojo’ participó en infinidad de actos en solidaridad con Euskal Herria y con los presos vascos.
«Sufro de esa situación, de esa Euskal Herria oprimida, de todos esos militantes generosos que dan su vida, que sufren, que son torturados, que están aislados y alejados de su país en decenas de prisiones, de sus familias, que están obligadas a hacer miles de kilómetros todas las semanas. Todo este combate no puede quedar inútil», dijo, según recogió escandalizada la prensa española, en una entrevista a ‘Herria 2000 Eliza’.
Más recientemente, asistió a los juicios contra Josu Urrutikoetxea en París.
De hecho, tanto su hijo, Egoitz Urrutikoetxea, como Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu, han querido despedirle con sendos mensajes publicados en Twitter.
Agur eta Ohore Jacques Gaillot ! pic.twitter.com/lnqYpkkdtk
— Egoitz Urrutikoetxea (@EgoitzUrrutiko1) April 12, 2023
Hoy se nos ha ido Jacques Gaillot, quien fuera obispo de Evreux y persona comprometida y solidaria con el pueblo vasco. Eskerrik asko lagun por tu inmensa solidaridad.
— Arnaldo Otegi 🔻 (@ArnaldoOtegi) April 12, 2023
Merci beaucoup! pic.twitter.com/2eEg39u3zV
Tras la muerte del militante corso Yvan Colonna tras ser brutalmente agredido en la cárcel de Arles, le dedicó una carta de despedida, recogida íntegramente por NAIZ, en la que le decía que «nadie pudo quitarte tu dignidad rebelde». Tampoco a Gaillot lograron arrebatársela.