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Declan Kearney.
Endika PORTILLO (FOKU)
Elkarrizketa
Declan Kearney
Coordinador nacional del Sinn Féin

«El potencial para la reunificación de Irlanda nunca ha sido más grande»


Esta figura del movimiento republicano nació en Amtrim (1964) y residió en Derry. Forma parte del núcleo dirigente del Sinn Féin y cree que este es un momento clave, con oportunidades sin precedentes para una Irlanda unida y para la construcción de una sociedad que abrace valores progresistas.

De la mano de EH Bildu, Kearney visitó Euskal Herria, acudió al Gazte Topagune de Elorrio y participó en el Aberri Eguna de Iruñea, en el que impactó por lo claro, pedagógico y punzante de su discurso. En el XXV aniversario del Acuerdo de Viernes Santo, este líder republicano expone una visión optimista sobre el futuro de su país. No esconde los bloqueos y desafíos, pero subraya que hay potencial para avanzar hacia los objetivos de libertad y reunificación de Irlanda.

Acuerdo de Viernes Santo: ¿hito o un cruzar el Rubicón?

Irlanda fue transformada, porque estableció un acuerdo de paz en un conflicto político que duraba décadas, incluso siglos. Eso en sí mismo fue un logro enorme. En segundo lugar, estableció una vía para el cambio democrático. Y de manera crucial, creó el mecanismo para el ejercicio de autodeterminación y para alcanzar la unidad de Irlanda.

Ese referéndum todavía no ha sido convocado, pero en el curso de los últimos años, y particularmente tras el Brexit, hay un impulso sin precedentes hacia la reunificación en el debate sobre el cambio constitucional. La mayor atención hay que centrarla en establecer una fecha bajo los términos del Acuerdo de Viernes Santo para ese referéndum sobre la unidad de Irlanda.

«El Acuerdo de Viernes Santo transformó Irlanda, estableció un acuerdo de paz en un conflicto que duraba décadas, incluso siglos. Eso en sí mismo fue un gran logro»

Pero es imperfecto como todo acuerdo, como toda paz, por definición.

Correcto, es cierto lo que dices de que hay enormes desafíos que todavía perduran. El Acuerdo, aunque fuese transformador, nunca ha sido implementado completamente para una sociedad que se ha movido más allá del conflicto, pero a la que aún se le niega el acceso a niveles de igualdad y  justicia. Pese a que se han abordado y solucionado muchos temas, por supuesto que queda un montón de trabajo por hacer.

En el punto y en el momento en que nos encontramos, la arquitectura política que estableció el Acuerdo está siendo bloqueada por el unionismo político. No tenemos una coalición que comparta el poder, no tenemos una Asamblea regional que funcione. Las vertientes institucionales del Acuerdo, como la cooperación ministerial entre el Norte y el Sur –y como consecuencia la cooperación Este-Oeste–, no están funcionando debido al bloqueo impuesto por el DUP (Democratic Unionist Party). Esto supone una gran amenaza para la integridad del Acuerdo de Viernes Santo y trae como consecuencia la actual y muy seria inestabilidad en el proceso político.

Subraya las dificultades, pero ¿cree que el futuro se ve brillante, que los próximos 25 años serán de oportunidades históricas para Irlanda?

Soy muy optimista. Hemos transformado el panorama político, vivimos en una sociedad en paz, hay una economía floreciente en toda Irlanda como resultado directo del proceso de paz. Y en adelante el poder de la economía de toda Irlanda va a ser aún más significativo como resultado del acuerdo entre la Unión Europea y el Gobierno británico, posibilitando al norte de Irlanda el doble acceso al mercado común europeo y al británico.

Son oportunidades económicas, ventajas competitivas que no están al alcance de ninguno de los 27 estados miembros de la UE. Nuestro potencial económico será un imán importante para la inversión externa. Debemos enfocarnos en los próximos 25 años, porque ahora tenemos una oportunidad única para abrir una nueva fase, para establecer una sociedad abierta a la reconciliación y la curación, una vía abierta para la reunificación, el cambio constitucional y una nueva democracia nacional.

¿Qué diría a quienes sostienen que todos los actores abusan del veto, que hay demasiada división y que por eso es disfuncional la política irlandesa?

Desde el principio ha habido elementos que se han opuesto a la implementación del Acuerdo. Por eso ahora nuestras instituciones y las bases del poder compartido han sido bloqueadas. El Gobierno británico actual, esta generación de ministros tories, no ha invertido nada en el proceso irlandés, no tienen lealtad o conexión con el trabajo que se hizo para traer la paz y transformar nuestra sociedad. Son multimillonarios que viven en otra realidad. Francamente, no creo que sean capaces de cumplir con sus obligaciones como Gobierno de apoyar e implementar el Acuerdo.

Sin embargo, en toda Irlanda, la gran mayoría de la gente se preocupa del proceso de paz. Quiere ver una sociedad que funcione mejor, mejores oportunidades económicas para sus hijos e hijas, instituciones compartidas que respondan a las dificultades derivadas de la subida del coste de la vida, tener acceso a los servicios públicos de calidad que merecen, porque en el norte de Irlanda estos dependen del gasto público del Gobierno británico, que es mínimo y sigue descendiendo.

La gente ve la situación y se pregunta: ¿cómo podemos crear algo mejor? ¿cuáles son las alternativas? Tras el Brexit, incluso en la opinión unionista, mucha gente está mirando más allá de los límites actuales del Estado del Norte. Quieren ser parte de una sociedad que abraza valores progresistas y pluralistas, volver a la UE, que ha establecido que tan pronto Irlanda sea unificada automáticamente permitirá la entrada de los seis condados. Hay un debate enorme sobre el cambio constitucional, sobre el regreso a la UE. Muchos empresarios y líderes unionistas participan en esta discusión.

Declan Kearney, en la celebración del Aberri Eguna en Iruñea. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Hace 25 años nadie imaginó un factor como el Brexit. ¿Piensa que ha sido un acelerante de la reunificación?

Al principio pensábamos que iba a ser una catástrofe, y también que sería malo para Escocia, Gales e Inglaterra. Pero por las circunstacias políticas excepcionales que existen en el norte de Irlanda y por la inversión que hizo Europa en el proceso de paz, fuimos capaces de persuadir a la UE de que era necesario poner en marcha mecanismos de protección. Tras años de trabajo y de discusiones, conseguimos que Londres y Bruselas acordaran el Protocolo, que fue diseñado para proteger el Acuerdo de Viernes Santo, para evitar que una frontera dura fuera impuesta otra vez dentro de Irlanda, para proteger la economía. Ahora bien, aunque el Gobierno británico negoció y acordó el Protocolo, gente como Boris Johnson y otros cambiaron de opinión tras firmarlo. Y el unionismo político, que inicialmente le dio la bienvenida, también. Ha tenido un impacto enorme sobre el pensamiento de gran parte de nuestra sociedad: «no nos tienen en cuenta», «no se preocupan de nuestras necesidades». Se han dado cuenta que el Brexit no fue otra cosa que un debate ideológico dentro del partido tory. Como consecuencia, nos enfrentamos a un panorama político completamente diferente. Nunca antes hubo semejante impulso para un debate social tan intenso sobre el potencial del cambio constitucional y conseguir la unidad de Irlanda. En ese sentido, sí, ha sido un acelerante. 

«En 2020 ya ganamos, pero el ‘establishment’ conservador se unió para que el Sinn Féin no entrara en el Gobierno de Dublín. Intentarán hacerlo otra vez»

Resultados electorales, encuestas de opinión, demografía… las señales indican algo que también parecía imposible: gobiernos del Sinn Féin en Belfast y en Dublín.

El potencial para la reunificación nunca ha sido más grande, pero la unidad de Irlanda no es en sí misma inevitable. Sinn Féin es el partido más grande de la isla, en votos y en intención de voto.

En el sur de Irlanda tenemos posibilidades serias de liderar un Gobierno de cambio, en 15 meses o dos años habrá elecciones generales. En 2020 ya ganamos, pero el establishment conservador se unió para bloquear la posibilidad que el Sinn Féin entrara en el Gobierno. No tengo duda de que intentarán hacerlo otra vez, pero al final el pueblo es soberano y dictará sentencia, si lideraremos o no un Gobierno de cambio en los 26 condados.

En el norte de Irlanda, ha habido una ruptura absolutamente histórica con las elecciones a la Asamblea del pasado año. Sinn Féin emergió como el partido más votado. No tenemos instituciones que funcionen, el unionismo desafía la democracia, la realidad de esos resultados electorales. Restauraremos el poder compartido, y la coalición será liderada por una primera ministra, Michelle O’Neill. La partición de Irlanda fue diseñada para evitar que una situación así no se diera jamás. Tenemos una Administración en EEUU que apoya nuestros esfuerzos para restaurar el poder compartido, en Londres todo indica que en las próximas elecciones los tories van a perder y tenemos una solidaridad fuerte de la UE. Son señales relevantes: marcan un horizonte de nuevas oportunidades.