Familiares demandan que desaparezcan las leyes de excepción para que los presos retornen a casa
Acabada la dispersión y el alejamiento, centenares de familiares de presos vascos han comparecido este domingo en la plaza de la Convivencia de Bilbo para demandar que, en este nuevo tiempo, desaparezcan «definitivamente» las leyes de excepción para que sus seres queridos concluyan el camino a casa.
Cientos de familiares y allegados de las y los presos vascos se han dado cita este domingo al mediodía en las escalinatas de la plaza de la Convivencia de Bilbo para incidir en la «importancia» del proceso de regreso a casa de las y los presos, refugiados y deportados, en consonancia con el recorrido que prevé la ley. «Pedimos que se respeten sus derechos», han enfatizado Olatz Iglesias y Belén Aurrekoetxea, que han ejercido de portavoces.
No han ocultado su satisfacción porque haya finalizado la dispersión y el alejamiento pero estiman que, en este nuevo tiempo que se ha abierto, deben desaparecer «definitivamente» las leyes de excepción, «para que nuestros familiares concluyan el camino de regreso a casa, lo que servirá, sin duda, para avanzar en la construcción de la convivencia en este país».
En esta comparecencia, se han presentado como una parte de las miles y miles de personas que desde 1987 se han visto obligadas a recorrer las «infinitas carreteras para poder mantener el vínculo afectivo con nuestros familiares presos».
«No debía haber ocurrido»
Hace 36 años, han rememorado, fueron alrededor de 500 presos y presas las que fueron dispersadas por 79 cárceles. «Este castigo añadido se ha mantenido por mucho, demasiado tiempo», han lamentado. «No debía haber ocurrido en ningún caso», han zanjado.
En este momento de alegría, en el que han dejado atrás el sufrimiento más extremo, han querido recordar a todos aquellos familiares «que ya no están con nosotros, todos aquellos a los que les llegó el día en que no pudieron seguir visitando a sus hijos e hijas presas». Además, han mandado un cálido abrazo a las familias de las 16 personas que han quedado en las carreteras de la dispersión carcelaria.
En el capítulo de agradecimientos, se han acordado de todas las personas y entidades que «han contribuido a aligerar la pesada mochila que hemos tenido que llevar», citando a los chóferes de los autobuses, a las y los voluntarios de Mirentxin, y a quienes han ayudado en las visitas tanto en el Estado francés como en el español.
«Han sido tres décadas y media de viajes obligados que, por fin, han acabado. Por fin lo hemos conseguido. El incansable trabajo, el compromiso político y social, las movilizaciones, en definitiva, la implicación de la sociedad para traer a las y los presos a Euskal Herria han dado sus frutos», se han congratulado.