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Conciertos de cacerolas para marcar el aniversario de la reelección de Macron

Las caceroladas han marcado el primer aniversario de la reelección de Emmanuel Macron como presidente, aunque la protesta más sonada retuvo, anoche, en un tren, al ministro de Educación, Pap Ndiaye, ante la ocupación de la Gare de Lyon, en París, por los manifestantes.

Manifestantes ante policías en la estación de tren parisina a la que llegó anoche, el ministro de Educación, Pap Niaye, de vuelta de una visita, también perturbada por las cacerolas, en Lyon. (Geoffroy VAN DER HASSELT | AFP)

La cita era anoche ante los ayuntamientos, lo que llevó a multiplicar el eco de las cacerolas, que también sonaron, sin ir más lejos, en la plaza consistorial de Baiona.

Sin embargo, fue en la capital francesa donde se produjo la protesta más sonada, cuando centenares de manifestantes irrumpieron en la Gare de Lyon, lo que provocó que el ministro de Educación, Pap Niaye, quedara retenido durante largos minutos en el tren, antes de poder abandonar el convoy y ser evacuado por las fuerzas de seguridad.

En la plaza del Ayuntamiento de París, los activistas utilizaron moldes de pasteles para ofrecer un concierto metálico mientras coreaban consignas en favor de la dimisión de Emmanuel Macron.

En declaraciones a la agencia France Presse, Pierre Noël, de 28 años de edad, explicaba que las cacerolas son un símbolo. «En el el Gobierno se cocinan muchos chanchullos», añadía el joven trabajador adscrito a la sección de Informática del sindicato Solidaires.

Fue precisamente desde la concentración ante el Consistorio desde la que un nutrido grupo de manifestantes se dirigió a la estación para «hacer un recibimiento» al titular de Educación, que ya se topó con la protesta de las cacerolas en su visita a un establecimiento escolar de Lyon.

Compuesta en lo esencial por activistas jóvenes que entonaban himnos antifascistas, el grupo se introdujo en el hall principal de la estación, lo que llevó a las fuerzas policiales a establecer un cordón para sacar a Niaye desde el vagón en el que esperaba a través de un acceso lateral de la estación, para no encontrarse con las personas que protestan haciendo sonar las cacerolas.

Desde allí los manifestantes se dispersaron por las calles del este de París, seguidos por la Policía, en un juego del gato y el ratón que se prolongó durante horas.

También en Rennes se produjo un concierto de cacerolas que amenizó el anochecer en distintas calles de la ciudad bretona, particularmente activa en la lucha contra la reforma de pensiones.

«No me manifiesto por mí sino para defender a las generaciones futuras a las que les deseo que puedan disfrutar de la jubilación como lo hago hoy», explicaba a la misma agencia Bernard, de 69 años de edad, jubilado del sector de Telecomunicaciones.

En Nantes unas 500 personas se concentraron con cacerolas ante la sede de la Prefectura para hacer después un recorrido por las calles del centro de la localidad.

Centenares de ciudadanos se sumaron a la propuesta de marcar el primer año de la segunda legislatura de Macron en otras ciudades como Marsella o Burdeos.

Attac reivindica unos 400 actos de protesta sonora

La asociación Attac, en el origen de la convocatoria, difundida por redes sociales, reivindica 400 actos en protesta por la reforma de las pensiones a unos días de las marchas del Primero de Mayo en las que la Intersindical tratatá de lanzar un mensaje contundente de que, pese a la promulgación de la reforma que eleva a 64 años la edad de jubilación, «nada ha acabado porque la lucha contra una reforma brutal e injusta, sigue viva en las calles».

Con simples cacerolas o latas metálicas, los activistas se encargan de perturbar, día a día, en el Estado francés, e incluso en países vecinos, los desplazamientos de Emmanuel Macron y de los miembros de su gabinete, que o alteran su agenda, suspendiendo esos actos, lo que redunda en una imagen de gobierno enclaustrado, o se arriesgan a que el objetivo de sus viajes quede silenciado en las crónicas por el superior eco mediático de las ruidosas protestas.