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Los baionarras podrán dar su opinión sobre el nuevo barrio de la orilla derecha del Aturri

El proyecto se evoca de manera insistente desde hace al menos quince años y Jean-René Etchegaray asume que no verá la luz tampoco en esta legislatura que acabará en 2027. Sin embargo, la consulta a vecinos sobre qué quieren ver en la margen derecha del Aturri se hará pronto realidad.

El nuevo barrio se extenderá desde el puente de Saint-Esprit -en la fotografía- hacia el puente Jean Grenet, en la orilla derecha del Aturri. (NAIZ)

¿Cómo será en el futuro esa lengua de terreno que va del puente de Saint-Esprit al conocido como «puente rojo» bautizado oficialmente con el nombre del exalcalde de Baiona, el ya fallecido Jean Grenet?

Quien fuera la mano derecha del primer edil conservador, el actual alcalde Jean-René Etchegaray, asume que la reconfiguración de esa zona urbana, tan apetecida por los inversores inmobiliarios, no verá la luz antes de que acabe su mandato, en 2027.

Ello no obvia para que la ciudad y sus habitantes puedan anticiparse a la llegada de las grúas, imaginando y opinando sobre cómo ven el desarrollo de un espacio urbano que remite a un pasado industrial pero también a un presente social, ya que en la misma trabajan hoy diversas organizaciones caritativas y los voluntarios del centro para migrantes Pausa.

En esa misma zona del muelle Lesseps se ubican además el museo Didam, la sede de los sindicatos o el gaztetxe Zizpa.

En definitiva, el proyecto de ese nuevo barrio, que comparten Ayuntamiento de Baiona y Mancomunidad Vasca, se extenderá sobre 17 hectáreas de terreno en la orilla derecha del río Aturri.

La adquisición de los terrenos empezó, de hecho, hace una quincena de años, y hoy está prácticamente completada.

«Tras haber negociado con los numerosos propietarios de la parcelas más cercanas al puente de Saint-Esprit, ahora toca completar el procedimiento de adquisición con los grandes tenedores públicos, la SNCF y el Estado», explicó Jean-René Etchegaray en la rueda de prensa ofrecida, en la tarde del lunes, para presentar la nueva etapa en la que entra el proyecto.

Imaginar un proyecto sobre el que trabaja un gabinete holandés

Quizás hasta sea apresurado hablar de proyecto, ya que este, como tal, no existe todavía.

Los electos quieren, antes de presentar, por así decirlo, los planos, sondear a la ciudadanía de la capital labortana.

Evocan así un «amplio proceso de participación ciudadana» en el que tendrán cabida la difusión de información, el debate, y hasta una exposición, todo ello con vistas a «asegurar una aportación real de los ciudadanos a la decisión de los electos».

La primera etapa de ese proceso participativo arrancará los días 27 y 28 de abril con una encuesta que se llevará a cabo, a pie de calle, en el propio barrio.

Esa encuesta será difundida también a través de las páginas web del Ayuntamiento y de la Mancomunidad, a fin de lograr una mayor difusión.

Igualmente se plantea la realización de talleres abiertos. Y de conferencias, que se celebrarán dos veces al año, en las que expertos aportarán ideas para enriquecer ese debate.

Según remarcaron en la presentación del plan por construir, se trata de dar forma a un proyecto que se alargará en el tiempo, al menos una década, y sobre el que trabaja ya un gabinete holandés, cuyo consejo han buscado las instituciones en razón del conocimiento de «la urbanización en zonas cercanas a cursos de agua» que atesoran sus profesionales.

Un plan guía para 2024

Se trata del gabinete Güller Güller, que deberá elaborar un plan que sirva de guía para el proyecto, de aquí al primer trimestre de 2024.

Jean-René Etchegaray remarca la importancia de «tener en cuenta y gestionar el factor de inundabilidad de la zona», aunque también considera que habrá que evitar, jugando con las características y disposición de los edificios, la creación de islotes de calor.

La «vegetalización» o el equilibrio entre zona construida y espacio vacío serán otros de los factores a tener en cuenta, aunque a ese criterio medioambiental habrá que añadirle el factor de la sostenibilidad social, tanto o más complejo, en vista de las necesidades en materia de vivienda social de la capital labortana.

Jean-René Etchegaray aporta, de antemano, a la recogida de ideas, exponiendo su deseo de que en esa zona se ubiquen esos alojamientos para estudiantes que tanto se precisan y sin los que resulta complicado cumplir uno de los objetivos que evoca con más pasión el presidente de la Mancomunidad Vasca, como es desarrollar la enseñanza superior en Ipar Euskal Herria, a fin de atraer –o de retener en el país– a unos 10.000 nuevos estudiantes en los próximos 25 años.