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Sevilla tiene un color especial, el rojo

Como decía la canción, «Sevilla tiene un color especial», y el de hoy es el rojo. Sus calles céntricas están totalmente repletas de camisetas de este color y el ambiente se rezuma por los cuatro costados.

Las calles céntricas de Sevilla han sido un hervidero rojillo. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Que uno se levante a desayunar y vea que el comedor del hotel está repleto de camisetas rojillas ya supone un buen presagio. Las que se va a encontrar más adelante es imposible contabilizarlas.

Pese al acuciante calor, las gargantas de la hinchada osasunista ya han comenzado a hacerse notar desde primera hora de la mañana en las calles cercanas a La Giralda, donde se ha concentrado el mayor ambiente.

También lo han traído nada más bajarse del tren los cientos de hinchas que se han desplazado en el AVE desde Iruñea, algunos finalizando su traslado en el apeadero de La Cartuja, nada menos que a cuatro kilómetros del centro de la ciudad. La afición merengue se ha bajado en Santa Justa, mucho más cerca del meollo.

Con esa diferencia de trato y bajo un sol de justicia, la larga marcha roja ha tenido que recorrer toda esa distancia junto a la orilla del río Guadalquivir hasta alcanzar el núcleo de la urbe sevillana.

A buen tiempo, mejor cara. Cánticos y apoyo de conductores sonando el claxon han acompañado a una comitiva deseosa de imbuirse en el ambientazo del que ya estaban teniendo conocimiento por los videos enviados por sus amigos.

Poco a poco, se vislumbra la torre de La Giralda y los nervios se disparan. Ya se oye el griterío y las ganas por zambullirse en la marabunta rojilla hace que se acelere el paso, incluso aunque ello sea a costa de caminar por la zona más soleada.

Los alrededores de la catedral sevillana hierven de un fuego rojo que atruena sus paredes y las calles cercanas son una masa roja que brinca, canta y ondea sus banderas a la espera de lo que vaya a pasar horas más tarde en el estadio de La Cartuja.

Entre la masa rojilla se encuentran exjugadores rojillos, Patxi Puñal, César Krutxaga, Marc Bertrán, también algún promesas como Eneko Agilar, además del jugador de la Real Mikel Merino, de la cantera de Osasuna, que tampoco ha querido perderse la final de Sevilla.

El térmometro no tiene compasión con los norteños, sigue subiendo hasta llegar a un hastío sofocante, que no impide que el ambiente siga ganando enteros.

Eso sí, el personal va moviéndose a la búsqueda de cobijo en la sombra de las calles y remojándose en cada fuente que encuentra. Poco a poco, los aficionados rojillos van desplazándose del centro al barrio de Triana.

La Fan Zone osasunista comienza a ganar en asistentes conforme se acerca la hora del partido. Incluso en ese área comienza a mover algo de viento, lo que impide que más de uno llegue a la insolación.

Mientras DJ Oihan Vega mezcla house, canciones rojillas y Mikel Laboa, los menos bailarines se resguardan bajo la sombra de las palmeras del área habilitada para la parroquia rojilla.

Hay que guardar fuerzas, que todavía queda toda una travesía por el desierto para acceder al estadio de La Cartuja a partir de las 18.30. Son 40 minutos de caminata bajo un astro rey abrasador.

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