No parece preocupar la abstención sino la desmovilización propia
Que el PNV y algunas de sus terminales mediáticas estén poniendo tanto énfasis en un supuesto peligro de gran crecimiento de la abstención no tiene apoyo en los datos que nos están ofreciendo las encuestas que se publican.
Hay un runrún más o menos generalizado que aparenta preocupación por una supuesta gran abstención en estas elecciones. A ello contribuye sobremanera que el PNV haya hecho de este mensaje la estrella para su arranque de campaña, lo que viene arrastrando desde el Aberri Eguna.
En un ejercicio calculado de modestia, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, dijo el jueves en Gasteiz que su partido no lo hace todo bien y que igual merece «algún tirón de orejas» pero de inmediato pasó a advertir de que no votar «castiga al conjunto de la sociedad, porque las instituciones son más débiles y desequilibradas, tienen menor margen de maniobra».
El burukide había confesado ya el martes tener «la sensación de que tenemos a la sociedad en otras cosas y que no sabe muy bien todavía lo que tenemos entre manos».
Lo que dice Ortuzar es que, pese a los pecadillos cometidos por el PNV en su gestión de estos años, «quedarse en casa no soluciona ningún problema y favorece solo a los más extremistas porque ellos nunca se quedan en casa».
¿Qué datos maneja Sabin Etxea que no figuran en los datos que se publican para centrarse de tal manera, un día tras otro, en la cuestión de la abstención? En el ámbito de la CAV hay dos grandes encuestas con mayor muestra que otras privadas porque ambas son pagadas con dinero público. Una de ellas es el Sociómetro de Lehendakaritza, que sin ningún disimulo depende directamente de Ajuria Enea, y que hizo público su último trabajo este viernes. Y la otra es el Focus de EiTB que se encarga a la empresa Gizaker, creada por el hoy presidente de la Fundación Vital y en su momento dirigente del ABB Jon Urresti, que ya está gestando la próxima entrega para el fin de semana, pero cuyo último sondeo es de hace apenas dos meses. En ninguna de las dos encuestas se observa un crecimiento desproporcionado de la abstención.
El Sociómetro de Lehendakaritza, con el trabajo de campo realizado entre el 2 y el 5 de este mes de mayo, prevé una abstención del 39,5% en Araba, del 37,5% en Bizkaia y del 37,0% en Gipuzkoa. La encuesta de Focus de marzo era todavía más optimista en cuanto a la participación. Solo contemplaba que no pasaran por las urnas el 37,5% de los convocados en Araba, el 33,3% de los vizcainos y el 32,8% de los guipuzcoanos.
Si se repasan los resultados de las elecciones forales de 2019, lo que se comprueba es que la abstención en Araba fue del 34,74%, en Bizkaia, del 34,17% y en Gipuzkoa, del 33,35%.
Esto supone que los datos públicos de los que disponemos de las encuestas y de las elecciones anteriores muestran una participación asimilable a la de hace cuatro años.
Lo que puede sobrevolar en Sabin Etxea es el antecedente de las autonómicas de julio de 2020, en el que las encuestas no informaron de la enorme caída de la participación. Aquella convocatoria se hizo en tiempos duros de la pandemia del covid-19, con medidas flexibilizadas para facilitar acudir a los colegios. Pero la incidencia de la enfermedad no era algo que no debieran haber tenido en cuenta los cocineros de las encuestas. No era ninguna sorpresa. Pese a ello, donde el Sociómetro de Lehendakaritza previó un 40,50% de abstención en Araba, acabó nada menos que en el 51,0%; el 40,0% previsto para Bizkaia subió al 49,6% real, y el 41,0% anunciado para Gipuzkoa se elevó al 47,82%.
¿Y qué ocurrió en aquella ocasión? Quizá que en Gipuzkoa fuera donde más participación hubo puede dar una pista de lo acontecido.
En las elecciones al Parlamento de 2020, el PNV perdió 48.588 votos con respecto a 2016. El PSE se dejó 4.172, Elkarrekin Podemos-IU, 56.375, y PP+Cs, 20.086. Como se puede comprobar, la gran abstención afectó a todos ellos. Sin embargo, EH Bildu subió 24.208.
La clave no está solo en la participación, sino también en la fidelidad del elector a su sigla y en la movilización que cada candidatura consiga de los suyos. Y por lo que cuentan los sociólogos, EH Bildu es en estos momentos quien mayor fidelidad de voto conserva y quien más movilizado tiene a su base electoral. Iván Redondo hablaba en un artículo reciente de más de un 88% de fidelidad, muy por encima de cualquier otra sigla.
El PNV, que está en las tripas de todas las grandes encuestas, ¿tiene datos que no se han contado públicamente que le retrotraigan a la experiencia de 2020 para insistir tanto en la participación de los moderados para que no ganen «los más extremistas»?