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Michael Douglas y Catherine Deneuve apuestan por la diplomacia, Johnny Depp enciende fuegos

Día 1 de la 76 edición de un festival marcado por la purpurina y el glamour, y por las declaraciones bombásticas de Johnny Depp, protagonista de ‘Jeanne du Barry’, película inaugural.

Catherine Deneuve posa para los fotógrafos. (Loic VENANCE | AFP)

En Cannes, ayer las hordas de fotógrafos llenaban los jardines delante del Palais con sus sillas (en una hora se acumulan verdaderos montones), el personal retiraba meticulosamente el plástico protector de la alfombra roja y Thierry Frémaux daba explicaciones, una vez más, sobre por qué grandes estrenos como ‘Indiana Jones y el Dial del Destino’ o ‘Killers of the Flower Moon’ tendrán en su certamen de salida solo un pase para prensa muy limitada.

Lo dicho: la exaltación habitual y sus contradicciones han vuelto a la Costa Azul para dar la bienvenida, en los próximos días, a la crème de la crème del ‘gran’ cine. En la Competición habrá furores para butacas cinéfilas (Kim Jee-woon, Nuri Bilge Ceylan) y populares (Ken Loach, Wim Wenders), pero las verdaderas películas se vivirán fuera, en los rifirrafes que supone cubrir un festival de clase A.

Michael Douglas, Palma de Honor

Cuando toda la platea del Grand Thêatre Lumière se ha puesto en pie para ovacionarlo, Michael Douglas ha exclamado: «¡Qué abrazo! Significa mucho para mí porque hay cientos de festivales de cine en el mundo pero solo hay un Cannes». El actor estadounidense, icónico por hitos pop como ‘Wall Street’, ‘Instinto básico’ o ‘Atracción fatal’, y ya en sus 78 años (él mismo recordaba que el certamen es más joven que él), ha recogido hoy el premio a la trayectoria del festival francés. «Me estoy haciendo un poco viejo», bromeaba, «mirando atrás, a mis 55 años de carrera, me preguntaba cómo podía aguantar tanto”. La clave, decía delante de su mujer (la actriz Catherine Zeta-Jones) e hija, es «trabajar tanto por nuestros fracasos como por nuestros éxitos».

Douglas recogía el premio de manos de Uma Thurman, llegada a la ciudad para acompañar a su hijo, Levon Roan Thurman-Hawke, que da vida el Delfín en ‘Jeanne du Barry’. A su otra hija, Maya Hawke, la veremos la semana que viene en ‘Asteroid City’ de Wes Anderson. En la línea del linaje familiar, iba el particular homenaje de Chiara Mastroianni, maestra de ceremonias de la gala de apertura, a Catherine Deneuve, su madre y protagonista de los carteles que estos días presiden la Croisette. Deneuve, también en sus setenta tardíos, ha tomado el escenario para leer un fragmento de la poeta ucraniana Lessia Oukraïnka.

‘Jeanne du Barry’, autobombo y feminismo de pega

Abría la Competición la nueva película de Maïwenn, actriz y directora de éxitos templados como ‘ADN’ o ‘Mi amor’. La cinta, una farsa acerca del torbellino que supuso la entrada en la corte de la amante favorita del rey Luis XV, quiere erguirse como una relectura nada perdonavidas de algunas convenciones absurdas de época, como la norma tácita de Versalles que incluía la prohibición absoluta de dar la espalda al monarca, originando situaciones de un simpático en potencia. Dispuesto para un lavado de imagen, Johnny Depp –el rey– se contiene (¿será por su obligación de hablar francés o por una imitación del decoro aristocrático?), aunque nunca deje de lado ese retorcido juego de cejas tan suyo. Maïwenn, que eligió ser la heroína de su propia historia, tratará durante toda la entrada al filme de ser absolutamente encantadora… Y fallará. Tampoco el espíritu supuestamente feminista de la película se tiene por su propio pie, no en una obra que ironiza sin piedad sobre la frivolidad de las mujeres de la corte.

Johnny Depp se mete en jardines

Hoy el actor llegaba cuarenta minutos tarde a la rueda de prensa de su propia película, que ha interrumpido y en la que ha repartido titulares incendiarios por doquier (Maïwenn ha tratado de rebajar sus declaraciones, pero así es el actor): «Esta película no es un regreso, porque nunca me fui, aunque el teléfono suene menos. Tendría que haber estado en coma para no darme cuenta de que me estaban boicoteando en Hollywood». Aunque, ha continuado: «Ya no lo noto porque ya no pienso en Hollywood».

Ante las reacciones negativas generalizadas que su película ha despertado, Depp la ha defendido: «Mis socios me han dicho cosas buenas al respecto y confío en ellos. Hay gente que quiere creer lo que quiere creer, pero la verdad es la verdad. Cuando leo comentarios sobre mi vida durante cinco o seis años, tengo la impresión de estar leyendo una ficción maravillosamente espeluznante». Menudos jardines, los de Versalles.