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Las alumnas aventajadas inundan el festival de Cannes

Álex de la Iglesia presenta la segunda temporada de ‘30 monedas’, Jonathan Glazer deslumbra con ‘The Zone of Interest’ y Cate Blanchett se gana la simpatía pero no el respeto de la platea con ‘The New Boy’.

’The Zone of Interest’, de Jonathan Glazer (centro), se postula como una de las favoritas para la Palma de Oro. (Loic VENANCE)

Este sábado, en el Marché du Film, el bilbaino Álex de la Iglesia ha anunciado novedades sobre la segunda temporada de ‘30 monedas’, que semanas atrás confirmó su estreno en octubre. Para la continuación, el cineasta detrás de ‘El bar’ o ‘Veneciafrenia’, que ha dirigido todos los episodios ha prometido un «más y mejor» y ha confesado que esta ha sido la producción más ambiciosa que Carolina Bang y él han abordado nunca.

Para ilustrarlo, de la Iglesia ha dado un titular a prensa e industria internacional: «Hubo un día en que perdimos nueve tanques». Al primer tráiler, le han sumado unos avances en vídeo que desvelan, por un lado, a un villanísimo Paul Giamatti (será el pastor Christian Barbrow, un religioso sectario algo obsesionado con el dilema del huevo y la gallina), así como el parto dolorosísimo de Elena (Megan Montaner), cuyo hijo resulta un tanto más lovecraftjano que las criaturas de su quinta.

’The Zone of Interest’, favorita por la Palma de Oro

La nueva película de Jonathan Glazer, director de la obra de culto ‘Under The Skin’, se ha colocado en la cabeza de las encuestas que, a día de hoy, tratan de vaticinar la ganadora del trofeo a Mejor Película. Producida y distribuida por A24, la de Glazer tuvo ayer su estreno mundial y, en unas pocas horas, ya dominaba el discurso en redes alrededor del festival.

‘The Zone of Interest’, basada libremente en la novela homónima de Martin Amis, observa la rutina de una familia que vive en una preciosa casa ajardinada al borde del campo de exterminio de Auschwitz. El comandante Rudolf Höss (Christian Friedel) y su mujer (Sandra Hüller, ya clásica del cine alemán) serán vigilados por una cámara de seguridad, deformada prácticamente hasta el ojo de pez y calibrada para obtener una imagen barata, cercana al reality televisivo. El objetivo de Glazer: poner contra las cuerdas la estética que hasta el día de hoy hemos asociado al cine sobre el Holocausto y proponer una mirada nueva, hiperrealista y aguerrida.

Cate Blanchett viste el hábito para ‘The New Boy’

Warwick Thornton volvía a Cannes catorce años después de ganar la Caméra d’Or por su ópera prima, ‘Samson & Delilah’, y con el Premio Especial del Jurado en Venecia por ‘Sweet Country’ (2017). Hoy venía acompañado por la estrella más aplaudida del panorama, Cate Blanchett, impulsora del proyecto con sus compañías Dirty Films y Scarlett Pictures, y también actriz protagonista.

En la película, Blanchett da a vida a una monja que acoge a un huérfano aborigen (el joven Aswan Reid) en su idílica comunidad religiosa alejada de todo en el desierto, autogestionada y matriarcal. Siguiendo los caminos demarcados del arquetípico intruso benefactor, el recién llegado trastocará la normalidad viciada del clero, trayendo consigo una sarta selecta de milagros. Espiritual pero no necesariamente religioso, el film apuesta por desacralizar la rígida institucionalidad cristiana con un Cristo en la cruz que, si satisfecho, sonríe y con dos hermanas que, de tan simpáticas, podrían hacer las de Whoopie Goldberg en ‘Sister Act’. Sí habrá que hacer acopio de buen humor y empatía para con una película deliberadamente simbólica y espectacular… Sin proponer nada que una réplica de ‘El alquimista’ no haya introducido ya.

El banquete orgiástico de ‘Conann’, de Bertrand Mandico

La Quincena lleva noches siendo lugar de encuentro para la comunidad cinéfila queer. Ayer, Bertrand Mandico presentaba ‘Conann’ (la bárbara), relectura en clave sáfica del mito encarnado por Arnold Schwarzenegger y nueva epopeya onírica surrealista en la clave de la magnífica ‘After Blue’.

La película, un viaje a través de los siglos desde la Sumeria antigua hasta la actualidad, estudia la evolución tortuosa del triángulo asesino-erótico-romántico entre múltiples versiones de Conann, con la matriarca Sanja (Julia Riedler) y la perra-humana Rainer (Elina Löwensohn). Mandico sigue en la línea sensual de su cine-cabaret, con altas dosis de purpurina, de sangre y de vísceras. Por su increíble concepción líquida del cuerpo y las relaciones, se hablará de ella como un nuevo hito del cine trans.