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Kiev y Moscú se acusan mutuamente de haber destruido la presa de Kajovka como táctica de guerra

La destrucción de la presa de Kajovka, en la línea que divide las zonas de control ruso y ucraniano en la región de Jerson, inundó decenas de localidades, obligó a evacuar a miles de personas y provocó riesgos ambientales. Kiev y Moscú se acusan mutuamente de atacar la presa como táctica de guerra.

Imagen del agua desbordando la presa destruida de Kajovka. (AFP)

Ucrania y Rusia se acusaron mutuamente de destruir la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, en el río Dniéper, a 60 kilómetros de la ciudad de Jerson, que inundó las inmediaciones de la región.

Al menos 2.200 personas fueron evacuadas de la zonas afectadas mediada la tarde, aunque la Fiscalía ucraniana calculó que deberán ser evacuadas unas 40.000, 17.000 en la parte controlada por Rusia y  25.000 en la de Rusia, ambas separadas por el propio río Dniéper. De ellas, 16.000 viven en la «zona crítica» más expuesta a las inundaciones, según la Administración Militar ucraniana, la mayoría en territorio ocupado por las fuerzas rusas. Muchas de las 80 localidades de esta región estaban completamente inundadas y miles de personas perdieron sus viviendas.

El Ejército de Ucrania acusó al Kremlin de la destrucción de la infraestructura para crear obstáculos a su contraofensiva y el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, aseguró que fue planeada con antelación.

Por su parte, las autoridades rusas afirmaron que una serie de ataques destruyeron 11 de las 28 esclusas de la presa, y el alcalde de Nueva Kajovka, Vladimir Leontiev, sostuvo que los ataques nocturnos de las tropas ucranianas destruyeron las válvulas, por lo que «el agua comenzó a descargar incontrolablemente río abajo». El Kremlin afirmó que se trató de un «sabotaje deliberado» de Kiev como táctica de su contraofensiva y para dejar sin suministro de agua a Crimea, y abrió una investigación por «atentado terrorista».

No obstante, imágenes de satélite tomadas desde mayo ya reflejaban daños previos en la presa y peligros de desbordamiento. EEUU, aliado de Kiev, evitó pronunciarse sobre las causas del desastre y dijo temer numerosas muertes, pero recordó que la infraestructura está bajo control de Rusia.

El jefe de la Presidencia ucraniana, Andrei Yermak, insistió en que este «crimen de guerra de los terroristas rusos» constituye el delito de «ecocidio», sobre todo por el vertido de que al menos 150 toneladas de aceite de motor al río Dniéper. «Los rusos serán responsables de la posible privación de agua potable en el sur de la región de Jerson y Crimea, la posible destrucción de algunos asentamientos y la biosfera».

Asimismo, alertó de la amenaza para la central nuclear de Zaporiyia, que utiliza el agua para su suministro de electricidad y sistemas de seguridad. Sin embargo, el Organismo Internacional para la Energía Atómica incidió en que Zaporiyia, bajo control de fuerzas rusas, no se encuentra bajo un «riesgo inmediato de seguridad».

Tanto Rusia como Ucrania pidieron una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que comenzó a última hora de ayer. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo no contar con información clara sobre lo ocurrido, pero sí lo consideró «una consecuencia devastadora de la invasión rusa de Ucrania».

La ONU advirtió de que es probable que el desastre tenga consecuencias graves a largo plazo que afectarán a cientos de miles de personas en ambos lados de la línea de frente e incluso a Crimea, que recibía agua a través de la presa. Además, el agua puede desenterrar minas y explosivos, lo que puede poner aún a más personas en peligro.

EEUU conoció el sabotaje del Nord Stream tres meses antes, según “The Washington Post”

Una agencia de inteligencia de un país europeo advirtió a la CIA en junio de 2022, tres meses antes del sabotaje, de que buzos de las fuerzas especiales ucranianas planeaban volar el gasoducto Nord Stream, según el diario “The Washington Post”, que cita información de los documentos confidenciales publicados por el joven soldado estadounidense Jack Teixeira antes de que fuera detenido en abril.

Los gasoductos Nord Stream 1 y 2, destinados a transportar gas natural de Rusia a Alemania, sufrieron explosiones submarinas que los dejaron inoperativos, acabando con proyecto de cooperación energética entre Rusia y la UE que había sido muy criticado por Washington. Varios países, incluidos Rusia, Ucrania y EEUU, han sido acusados ​​del sabotaje por diferentes versiones, pero todos lo han negado. Según “The Washington Post”, EEUU, tras haber sido advertido del supuesto plan, había informado a sus aliados, incluida Alemania. Según la agencia de inteligencia europea que dio el aviso, la operación fue supervisada por el general Valerii Zaloujnii sin el conocimiento del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.