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Comprarse coche, una decisión cada vez más complicada

A las dudas que genera la diversificación de las opciones mecánicas, se suman la subida de precios del 40%, la incertidumbre creada por la normativa Euro 7 –que entrará en vigor en 2025– y la prohibición definitiva de los coches de combustión en 2035.

La patronal del motor estima que la normativa Euro 7 incrementará los costes de fabricación de un coche hasta en 2.629 euros. (Iñigo URIZ | FOKU)

Hasta hace un lustro, la decisión de comprar un coche era relativamente sencilla. La única dificultad se reducía a elegir entre gasolina o diésel, en función del número de kilómetros a realizar. Pero actualmente, la cosa es bastante más complicada, lo que explica el aumento de las operaciones de renting, en las que el usuario renuncia a poseer un coche en propiedad y, a cambio de una cuota fija, puede disfrutar de un coche nuevo y cambiarlo cuando quiera.

Las primeras dudas comenzaron a surgir con la llegada de los motores híbridos, ya que ello diversificó considerablemente las opciones mecánicas disponibles.  

Básicamente, todos los híbridos tienen un motor eléctrico que ayuda al de combustión, pero no de la misma manera. Hay algunos que nunca pueden funcionar en modo eléctrico (micro-híbridos o MHEV), otros que pueden hacerlo durante unos pocos kilómetros (HEV), y otros hasta 50 u 80 kilómetros (PHEV o enchufables). Incluso hay modelos que funcionan siempre en modo eléctrico, aunque con la ayuda continua de un motor de combustión; son los que se conocen como eléctricos de autonomía extendida.

Y a las versiones híbridas tenemos que añadir las 100% eléctricas, con autonomías que rondan en la actualidad los 300-400 kilómetros, para lo cual es preciso cargar sus baterías durante varias horas.

No cabe duda de que todos estos modelos electrificados contribuyen a reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, y resultan muy interesantes para su uso en ciudad o mixto (vías urbanas-autovías). Además, pueden acogerse a ayudas públicas y a incentivos fiscales, así como a ciertas ventajas en el acceso a las ciudades.

Pero también presentan inconvenientes. Al disponer de dos modos de propulsión diferentes en un mismo vehículo, su tecnología resulta más compleja, lo que requiere de más materias primas. Esto afecta negativamente a su sostenibilidad y encarece el precio de venta. A ello hay que añadir la incertidumbre que genera el hecho de que, en unos pocos años, se prohiba la venta de los motores de combustión, incluidos los híbridos, ya que todos estos disponen también de un motor de gasolina.

Un 40% más caros en cinco años

Otro de los aspectos que está dificultando considerablemente la decisión de compra es el precio. Según un estudio realizado el pasado mes de marzo por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en los últimos cinco años, los precios han subido de media alrededor de un 40%, muy por encima del IPC, cuya subida ha sido del 15,3%.

Este incremento de los precios se ha notado especialmente en los dos últimos años, debido a la escasez de microchips y a las tensiones generadas en los mercados por la guerra de Ucrania.

Las subidas, además, no son cosa de los modelos de lujo, sino que se han dejado sentir, sobre todo, en los modelos más económicos. Así, según los datos recogidos por la OCU, uno de los turismos más baratos del mercado, el Dacia Sandero, ha pasado de costar 8.035 euros en 2018 a 13.040 en 2023 (un 62% más), si bien es cierto que la versión actual es más potente y más equipada que la de hace cinco años.

Este estudio revela asimismo que hoy día no podremos encontrar en el mercado un coche nuevo de gasolina que cueste menos de 12.990 euros (es lo que vale un Mahindra KUV 100) o menos de 17.045 euros si es diésel (un Citroën C3).

Y si nos vamos a los eléctricos, la cosa se pone prohibitiva, ya que las últimas subidas de precios han colocado a estos coches en niveles difícilmente alcanzables para la mayor parte de la población. El ejemplo más claro es el Volkswagen ID.3, lanzado en 2020 con el objetivo de democratizar el coche eléctrico, y que en solo tres años ha pasado de costar en torno a los 30.000 euros a nada menos que 43.660 euros, lo que representa un incremento del 45%.

Normativa Euro 7 en 2025

Si la situación es ya de por sí complicada, las nuevas normas impuestas por la UE para restringir las emisiones de los coches nuevos van a poner las cosas aún más difíciles. Así, el 1 de julio de 2025 entrará en vigor la normativa Euro 7 que, básicamente, obligará a los diésel a cumplir los mismos límites de emisiones de NOx que los de gasolina, por lo que deberán reducirlas en un 25% (de los actuales 80 mg/km a 60 mg/km). También obligará a los turismos de gasolina a reducir las emisiones de CO2 de 100 mg/km a 50, equiparándose así a las de los diésel.

Esta normativa, positiva sin duda para el medio ambiente, supondrá no obstante un nuevo encarecimiento de los coches, de unos 2.000 euros de media. Según datos de la patronal del motor, los costes de fabricación de un turismo de gasolina se incrementarán en 1.862 euros, mientras que los diésel lo harán en 2.629 euros. Cifras que se alejan bastante de los cálculos realizados por la Comisión Europea, que los reducía a 180 y 446 euros, respectivamente.

Los fabricantes se oponen a esta medida, ya que consideran que solo supondrá la reducción de un 4% de la emisiones, y que lo que habría que hacer es retirar de las calles los coches más antiguos, responsables del 80% de las emisiones.

Prohibición a partir de 2035

Argumentan asimismo que las inversiones a realizar no son rentables teniendo en cuenta que a partir de 2035 ya no se podrán vender en la UE coches nuevos que emitan CO2, por lo que ya anuncian el cese de producción de varios modelos, sobre todo los más baratos.

Es el caso del VW Taigo, que se fabrica en Landaben, y cuya vida podría no llegar a los cuatro años, ya que su fabricación arrancó a finales de 2021 y podría cesar en julio de 2025 en caso de que se mantenga el plazo previsto inicialmente para la entrada en vigor de la Norma Euro 7.

Es por ello que algunas instituciones como el Gobierno navarro han solicitado a la Comisión Europea aplazar hasta 2027 su entrada en vigor, con el fin de que la industria y el empleo no se vean perjudicadas hasta que se generalice la fabricación y venta de modelos eléctricos.