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Euforia desbordada para celebrar entre jugadores y afición el ascenso a Primera del Alavés

Desde dos horas antes de que partiera el autobús descubierto del Glorioso, la plaza de la Virgen Blanca se ha quedado pequeña. Cuando la plantilla del Glorioso ha hecho acto de presencia, la fiesta ha estallado definitivamente. Tampoco ha faltado a la cita la trompeta de Asier Villalibre.

Los jugadores y la afición han celebrado el ascenso del Alavés a Primera por todo lo alto. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

La madrugada del sábado al domingo fue un primer ensayo de la celebración que se ha vivido este lunes tras el ascenso a Primera cosechado sobre la bocina en el campo del Levante. Los 400 afortunados de Orriols pudieron vivir con la plantilla albiazul esa explosión de júbilo y este 19 de junio de 2023, inolvidable también para los restos en la memoria del Glorioso y sus aficionados, por fin Gasteiz ha acogido a sus héroes.

Unos héroes que han tardado en asomar, y que cuando el autobús ha hecho acto de presencia, antes de pasarse a la balconada de San Miguel, han dado espectáculo en el propio autobús, renuentes en casos como Luis Rioja o Tenaglia a bajarse, en vista de la comunión vivida en simbiosis.

Una vez bajados del autobús, la agurra en su honor por parte de dos dantzaris de «Aurresku.eus» ha sido el primer acto insititucional, quizá el primer motivo de relativo silencio –más relativo que silencio– desde que el público ha empezado a arrimarse al centro neurálgico de la fiesta, para seguir con la ofrenda floral a la Virgen Blanca, con los miembros del club entrando a la iglesia de San Miguel para que el técnico Luis García Plaza, luego de l agradecimiento del presidente Alfonso Fernández de Trocóniz, haya llevado a cabo la tradicional ofrenda floral.

Palabras para el recuerdo

No solo de solos de trompeta vive el Ser Humano, por lo que la balconadas de san Miguel se ha llenado de palabras. Antonio Sivera –sin el prometido teñido de cabello– ha sido el primero en saltar, siendo los guardametas los primeros en asomarse. Todos y cada uno de los jugadores han sido presentados de uno en uno, siendo el capitán Víctor Laguardia uno de los más vitoreados por la fanaticada.

 «La palabra es ‘increíble’. Es increíble el ambiente que está poniendo la afición, que tanto a ‘Mendi’ como aquí viene a divertirse y se lo merece todo», ha dicho el técnico Luis García Plaza en un aparte, sin aclarar del todo si seguirña o no el año que viene, aunque ha mantenido la esperanza de que así será.

Nadie, en cambio, como Asier Villalibre para levantar pasiones, ataviado con la ikurriña y al son de «¡Bu!, ¡Bu!, ¡Búfalo!» de la afición, aunque ha sido, ahora delante de todo el mundo, ha sido Luis García Plaza, el primer en hablar al público.

«Quería dar las gracias. Primero a mi familia; después a las personas que confiaron en m-i para dirigir este proyecto.. Tercero, a ‘éstos’. He disfrutado como en mi vida. ¡Sois cojonudos, jugadores! Y por último, a vosotros. ¡Habéis sido la hostia! Hemos sentido vuestro apoyo y vuestro empuje detrás», ha dicho, antes despedirse con un «Milesker bihotz bihotzez. Hoberezak zarete. Goazen Glorioso!»

El capitán Laguardia ha sido el siguiente el saltar a la palestra. «Es la segunda vez que puedo disfrutar de un ascenso. Dos cosas: gracias a mis compañeros por dejarse la piel, y gracias a vosotros, porque habéis estado animándonos desde el primer minuto pese a lo que pasño el año pasado, y nunca lo olvidaré», antes de recordar el tamaño de los redaños del equipo albiazul, por lo cual «no hay quien le gane».

Asier Villalibre, en cambio, ha ejercido de Maestro de Ceremonias haciendo irse «al suelo» a todos los aficionados, antes de ponerse a tocar su famosa trompeta y poner a toda la Virgen Blanca a botar para rematar con un «Ikusi Mendizaleak» y un «Txoria Txori» sentido y gritado a los cuatro vientos como colofón, antes de que el grancanario Javi López le haya pedido la casa nueva, con ventana y balón, a Celedón y haya terminado con un «¡Alavés, te quiero!», a ritmo carnavalero y un surtido discotequero de cada cual en el que el himno de la Peña Iraultza y otros cánticos de Mendizorrotza –y del Buesa Arena– han tenido cabida en un fin de fiesta por todo lo alto.

Tarde de fiesta

Desde media tarde, hacia las 17.00, la plaza de la Virgen Blanca se ha empezado a llenar con un gentío que, como suele suceder en los grandes acontecimientos, se ha ido quedando pequeña conforme se han reunido más aficionados y se ha ido acercando el momento de la llega del autobús descubierto en el que tenían que aparecer los jugadores del Alavés. Como todo lo buenio, esto también se ha hecho esperar.

Pero más allá del dicho que quien espera, desespera, ha habido motivos de sobra para recordar lo vivido, lo sufrido y lo gritado la noche del sábado, una suerte de volver a vivir ese momento de euforia y de alegría compartida.

«Próxima parada, Primera», se ha llamado el lema de la marcha triunfal del Deportivo Alavés, una parada en la que no le ha faltado el apoyo de la afición.

De momento, Asier Villalibre, héroe en el ascenso con su gol de penalti en el minuto 128, ya se ha cogido la trompeta para las celebraciones.

Y en contrapartida, la barba postiza del «búfalo» de Gernika, como si de un Fidel Castro de saldo se tratara, ha sido otra de las prendas más solicitadas para la celebración.

Aunque como suele suceder en estas celebraciones, las ganas de jarana han encontrado devotos desde el primer minuto y en múltiples cabezas. Cabezas como la de Jon Guridi, que ha abandonado su figura «pelona» habitual para ataviarse con una notoria peluca de color azul, a juego con los colores que se ha engalanado Gasteiz.

Camisetas de ayer, de hoy y de siempre en la historia del Alavés han visto cómo se les ha sacudido el polvo acumulado para poder convertirse de nuevo en las mejores galas. Y hasta el polvo de los viejos vinilos ha desaparecido para entonar piezas como el antiquísimo «Sweet Caroline», entre piezas de este siglo, que con todo, aún sirve en esta clase de festejos.

Como es costumbre en estas ocasiones, el autobús ha partido de Mendizorrotza con unos 20 minutos de retraso, y además ha empezado a llover, como si de un guiño al «Jovencito Frankeinstein» fuera, pero la voz de Alex Sardui y los suyos ha entrado, al quite de que lo que en días como este hay que hacer: «Euritan dantzan», lo que ha hecho moverse a la chavalada y no tan chavalada, mientras que el autobús albiazul ha empezado con su larga marcha, siendo la Primera División su estación término.

No ha habido tiempo para aburrirse en la plaza de la Virgen Blanca, por más que ya fueran tres las horas desde el momento en que se ha emnpezado a congregar la afición. Los «animadores» también se han afanado en coordinar a los seguidores, que se han marcado «a capella» el himno del Glorioso, desigualmente entonado, pero con el entusiasmo requerido por el momento, como es de ley.

Antes se ha consolidado el chaparrón que la amrcha del autobús, pero poco ha importado ante el festival organizado. Aunque eso sí, cuando hacia las 20.05 ha asomado el morro en la plaza de la Virgen Blanca, con Guridi y Villalibre portando sendas ikurriñas al frente del techo descapotable, la espera ha merecido decididamente la pena. No pocos jugadores se han despojado de sus camisetas y hasta alguna bengala se ha encendido.

Desde entonces, la Torre de Babel: el homenaje, la ofrenda floral y la fiesta. Y bien merecida, por lo mucho que ha costado.