Confesiones y complicidades a la salida de un colegio
UNA VIDA NO TAN SIMPLE
Dir. y guion: Félix Viscarret. Prod.: Adolfo Blanco, Iker Ganuza, Helena Taberna. Int.: Olaya Caldera, Miki Esparbé, Álex García, Ana Polvorosa, Xabi Valcárcel.
Tras ‘No mires a los ojos’ (2022), el director navarro Félix Viscarret regresa con este su cuarto largometraje, una comedia dramática escenificada en diversos rincones de Bilbo y que gira en torno a la paternidad y la maternidad.
El reparto está liderado por Miki Esparbé, Álex García, Olaya Caldera y Ana Polvorosa, y el guion lleva la firma del propio director. Producida por Lamia Producciones y A Contracorriente, ‘Una vida no tan simple’ es, en palabras de su director, «una película que gira en torno a personas que se han convertido en madres y padres sin sentirse demasiado preparadas para ello, y que se ven sumergidas en los pequeños desastres domésticos que implica compaginar la vida profesional y la vida con niños. No pueden callar esa voz en la mente que les dice que, estén donde estén, en el fondo lo están haciendo todo mal», recalca.
Con la lengua fuera
La trama se centra en cuatro personas que se han convertido en padres y madres en medio de una crisis personal, profesional y generacional, y tiene como protagonista al personaje encarnado por Esparbé, un hombre al que le quedan ya muy lejos los premios obtenidos como prometedor arquitecto y que en estos momentos pasa sus días entre su estudio de arquitectura, donde se lamenta frente a su compañero de trabajo, y el parque a la salida de la escuela, donde juegan sus hijos. Le sucede que, dondequiera que esté, el protagonista siente que no está en el lugar que debería.
En la relación con su compañera, se nota el paso de los años y lo agotadores que pueden ser los niños cuando son tan pequeños. A ella la vida con trabajo e hijos no le deja tiempo más que para soñar con descansar bien algún día. En su exposición, el director de ‘Vientos de La Habana’ cuenta que una noche sintió que «la imagen de unos padres acarreando a cuestas a sus hijos dormidos, cruzando los pasos de peatones de la ciudad, vacía a esas horas, podía ser una imagen potente y emotiva capaz de justificar cualquier lucha personal», expone Viscarret.