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Bilbo se vuelve a llenar de leyendas

Actuación de Daltonics en el festival Bilbao Music Legends. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Sexta edición del Bilbao Music Legends Fest, y segunda que se celebra en el Bilbao Arena, hasta donde se trasladó el evento, desde Sondika, para evitar los problemas con la lluvia, que ya se habían sucedido en su ubicación anterior.

Tras las críticas iniciales por el cartel del año pasado que, finalmente, resultó bastante correcto, los organizadores del festival este año estaban dispuestos a tirar la casa por la ventana. Y desde luego que lo hicieron, porque, desde que hace unos meses se anunciaran los cabezas de cartel, han conseguido agotar la venta de abonos y la mayoría de las entradas de día.

Pero es que estamos hablando de un elenco muy serio en el que, centrándonos ya en el día de hoy, brillaba con luz propia la actuación de unos The Cult, por los que hay auténtica devoción en Euskal Herria… pero bueno, de ellos hablaremos más adelante, vamos a ir en orden.

Un acierto absoluto

Willis Drummond eran los encargados de abrir la jornada en el escenario grande y, como siempre, han cumplido de sobra, y han convencido a la, todavía escasa, audiencia que a primera hora había en el pabellón de Miribilla. Pero que haya mucho o poco público nunca es un impedimento para que los de Baiona den siempre el mejor de sus conciertos; y con esa intención se subieron al escenario del Bilbao Arena para reivindicarse como una de las mejores bandas en directo de Euskal Herria… y puede que también del estado. Willis Drummond repasaron toda su discografía, con temas imprescindibles como ‘Lehentasuna’, ‘Ilegala’, ‘A ala B’, ‘Ur gainean’, o ‘Joan ikustera’, a los que sumaron ‘Western smile’ y la arrolladora ‘Makina bat’, ambas pertenecientes a su último disco publicado hasta el momento: ‘Hala ere’. Tampoco faltó la sobrecogedora versión del inmortal tema de Mikel Laboa ‘Gaztetasuna eta zahartasuna’, habitual en su repertorio, y que siempre supone uno de los mejores momentos del bolo. Pura energía desbordante para dar inicio a un festival y un acierto absoluto por parte de la organización.   

Pero si de energía hablamos, ¿qué decir de Sua? La segunda banda representante del rock euskaldun dentro del festival lo dio absolutamente todo en su breve concierto en el escenario pequeño. Aprovecharon de sobra la oportunidad que se les había dado, para demostrar el nivel que también atesoran, fruto de la experiencia adquirida con la multitud de conciertos ofrecidos a lo largo y ancho de toda Euskal Herria en los últimos meses, en que han estado presentando su último trabajo hasta el momento: ‘Gorde genituen beldurrak’, un disco desbordante de garra y actitud rabiosa, que supieron transmitir a la perfección en directo.

Un valor seguro
De vuelta al interior del recinto, todo estaba preparado para difrutar de otra de las grandes atracciones del cartel de este año: la siempre querida Nikki Hill, a la que dentro de poco tendremos que empadronar aquí. Y es que siempre es un placer recibir en nuestros escenarios a la de Carolina del Norte, porque aunque nunca sabes qué va a suceder en sus conciertos, sabes que ella lo va a dar todo en directo y, sobre todo, que no te vas a aburrir. Y efectivamente, en esta ocasión, la artista norteamericana tampoco falló. Con un repertorio que se mueve sin ningún tipo de complejos entre el rock americano de ‘Don´t be the sucker’, el reggae en temas como ‘Can´t love you back (It’s a shame), el soul de Stevie Wonder llevado a su terreno en la revisión del ‘Every time I see you I go wild’, el garage, e incluso sonidos metaleros, y acompañada de una banda de lujo, Nikki Hill supo dar a su público lo que esperan de ella, en un concierto en el que no hubo tiempo para el respiro, y en el que juro que llegué a escuchar un tema que mezclaba ¡country con góspel! Genio y figura. Una apuesta segura.

Momento de volver a salir al exterior, donde ya estaban listos para montar «el pollo» Los Daltonics. Los bilbainos salieron al escenario con el reto de resumir su repertorio en media hora, y así lo hicieron, ofreciendo un show trepidante en el que, uno a uno, fueron cayendo hasta nueve temas en los que, haciendo gala de su habitual humor costumbrista, repasaron  canciones de sobra conocidas por su, cada vez más amplia, legión de fans, como ‘Ya vienen tus cuñaos’, ‘Junta de vecinos’, ‘Mójate la tripa’ o la versión del ‘She does it right’, de sus admirados Dr. Feelgood y adaptada como ‘Es lo que hay’. Para terminar, dos himnos como ‘A cagar a tu bar’ y ‘Viudas de Epalza’, con los que daban por finiquitado un concierto breve, pero muy intenso, y en el que los Daltonics volvieron a demostrar que lo que hacen va muy en serio, aunque lo vistan de humor y parodia.

La primera decepción
Todavía recuperándonos del concierto de los de Bilbo, nos disponemos a disfrutar del de Uli Jon Roth, miembro de los míticos Scorpions en sus primeros años, aunque ya hace muchas décadas que vuela en solitario. Virtuoso de las seis cuerdas, el veterano músico tuvo más voluntad que resultados, en un bolo en el que casi nada salió como debía, y del que salimos muy decepcionados. Lo que debía haber sido una exhibición de sonidos de hard rock clásico y blues rock, se convirtió en una amalgama de sonidos inconexos, al servicio del lucimiento de un líder que, aunque en algunos pasajes se extendió en demasía, tuvo sus momentos buenos, porque es innegable su habilidad como guitarrista, pero al que la banda y el sonido creo que no acompañaron como merecía, aunque sólo sea por su carrera y por su nombre. Cosas del directo.  
Última actuación de la jornada en el escenario exterior. La Vargas Blues Band llegaba a Bilbo con la etiqueta de ser una de las bandas míticas del género, y con el capitán Javier Vargas al mando, cumplieron con las expectativas con un repertorio que sonó muy compacto, y en el que cada uno de los miembros del combo estuvo impecable.

Un fin de fiesta de lujo
Llegaba el fin de fiesta, y la traca final, con la banda más esperada del día: The Cult. Los miedos  nos asaltan: ¿Qué concierto nos tocará hoy? ¿El bueno o el malo? ¿Se habrá despertado Ian Astbury con el pie izquierdo o con el derecho?... Por suerte, las dudas se disiparon muy pronto, y ya desde los primeros acordes de ‘Rise’ nos dimos cuenta de que esa iba a ser una de las (muy) buenas noches de The Cult. Astbury estaba como nunca, y desplegó ante un abarrotado Bilbao Arena todas sus habilidades escénicas, demostrando ser uno de los mejores frontman de la actualidad, ya que además, se lució con muestras de un poderío vocal desbordante en algunas fases de un concierto, en el que la gente se desgañitó coreando himnos como ‘Sun king’, ‘Sweet soul sister’, ‘She sells sanctuary’ o ‘Rain’, mientras la banda no daba un solo instante de descanso, ni siquiera en composiciones más cercanas al pop como ‘Spiritwalker’. Todo es único en The Cult, probablemente una de las bandas con más personalidad que existe, con un estilo propio muy marcado y que encuentra su sustento principal en el sonido de su guitarra. Y es que sería muy injusto no destacar la labor de Billy Duffy a las seis cuerdas, que junto al carisma de su vocalista, es la clave de unos The Cult que, tal y como hemos podido comprobar, se encuentran en uno de sus mejores momentos. 80 minutos, eso es exactamente lo que duró la magia, lo que dio de sí uno de los grandes eventos del año, que finalizaba con un bis compuesto por ‘Peace dog’ y ‘Love removal machine’, con la que se despidieron definitivamente, dando por finalizada esta primera jornada de un Bilbao Music Legends Fest, donde algunos ya han dejado claro su estatus como leyendas. ¿Lo mejor de todo? Que todavía queda otro día para disfrutar. ¡Mañana seguimos!