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La lluvia hace correr a Joshemigelerico, Braulia, Caravinagre y demás tropa

La comparsa de gigantes y cabezudos no ha faltado a su cita con los txikis, pero no ha podido completar la kalejira por la tormenta que ha empezado cerca de las 19.00. Segundo 6 de julio consecutivo de lluvia en Iruñea, lo nunca visto.

Buen rollito con Verrugas. (Iñigo Uriz | Foku)

La salida más esperada de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos es la primera, esta del día 6. A los mayores les coge a contrapié porque la mañana suele ser «complicada», pero para los txikis no hay excusa que valga. Aunque esta de hoy ha llegado envuelta en dudas, por la amenaza de las tormentas, lo único que puede frenar a los personajes de Tadeo Amorena.

Así que han sido unas horas de mirar y mirar al cielo, que se ha ido encapotando desde la mañana, pero a las 17.00 ha llegado la confirmación: había salida. Uno tras otro han ido apareciendo por los andenes de la estación los ocho gigantes y gigantas, cabezudos y kilikis, zaldikos, gaiteros y demás «corporación».

Con el temido Caravinagre abriendo «manada», amas y aitas se apilaban en la rampa de salida de la estación apuntando con sus móviles, sobre todo aquellos que por primera vez llevan a sus hijos e hijas a este acto esencial en las fiestas. Risas, lloros, caras de asombro, besos... de todo arrancan las míticas figuras.

En ese momento inicial había aún opción física de sacar alguna imagen con cierta tranquilidad. A partir de la Plaza del Castillo ha sido más díficil. El reto era llegar al Palacio de Ezpeleta, en la calle Mayor, donde pernoctarán las figuras a la espera de mañana, día grande. Ha sido posible, pero a la carrera, porque finalmente la tormenta se ha desatado con fuerza y por sorpresa. Y así ha seguido hasta entrada la noche, con lo que se han suspendido actos del programa oficial como la corrida de rejones que estaba en marcha o los fuegos artificiales.

163 años de nada

Dos años de suspensión de fiestas por la pandemia no han restado nada de popularidad a la comparsa. De hecho, jugar con los gigantes y kilikis de goma fue actividad principal en el confinamiento. Pero nada como verlos o correr ante ellos en la calle, algo que se repetirá cada mañana hasta la despedida del 14, esta vez anunciada en la Plaza del Castillo y no en la del Ayuntamiento, demasiado pequeña para tanta emoción desatada.

Poco hay más tradicional que esto en Iruñea, poco que aún siga doblegando a los nuevos entretenimientos digitales. Y es que ya son 163 años desde que el artesano del Baztan ofreciera al Ayuntamiento la construcción de las parejas europea, asiática, africana y americana. Desde entonces ¿cuántas generaciones han disfrutado con Joshemigelerico, Toko-Toko, Braulia, Larancha-La y demás cuadrilla? ¿Y cuántas van a seguir haciéndolo?