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La débil base industrial de la India condiciona sus opciones políticas

El reciente viaje de Narendra Modi a EEUU ha tenido un importante apartado económico, pero del que la India poco ha logrado. La escasa oferta de productos industriales hace que su divisa tampoco tenga recorrido internacional y las refinerías indias han comenzado a pagar el petróleo ruso en yuanes.

Un vendedor de sombrillas en Amritsar (Narider NANU | AFP)

La India es un país cortejado por todo el mundo, como se pudo comprobar en la reciente visita del primer ministro indio, Narendra Modi, a EEUU, donde fue recibido con los más altos honores. Desde el punto de vista geopolítico, el interés de EEUU radica en que la India actúe como contrapeso frente a los dos países que amenazan su hegemonía: Rusia y China.

En el aspecto económico, hay un obvio interés de las empresas norteamericanas por obtener mayores cuotas de mercado en sectores claves de la India que pronto se convertirá en una de las mayores economías del mundo, superando a Japón o Alemania. En este apartado, los acuerdos firmados tienen importancia para las empresas estadounidenses pero escasa para la economía de la India.

El más publicitado fue el acuerdo para construir motores para aviones de combate Indian Tejas que, aunque con importantes matices, incluye transferencia de tecnología. Hidustan Aeronautics solo podrá crear unos pocos cientos de puestos de trabajo.

Por otro lado, India gastará 3.000 millones de dólares en la compra de 31 drones armados SeaGuardian de General Atomics en lo que parece un regalo a los militares estadounidenses que podrán monitorear el mar con esos drones, cuando el principal conflicto de la India es con China y no precisamente en el mar sino en la frontera terrestre. Tal vez esta sea la contrapartida que Modi ha pagado por su falta de alineamiento con Occidente.

Los únicos proyectos que crearán puestos de trabajo están relacionados con las inversiones que harán las empresas de semiconductores Micron, Applied Materials y Lam Research, aunque tampoco se trata de puestos de trabajo altamente cualificados. En conjunto el viaje de Modi no ha aportado un gran impulso a la industrialización del país.

Pagos internacionales

Hace unos meses Sergei Lavrov apuntó indirectamente a esa debilidad al señalar que Rusia no podía seguir vendiendo petróleo a cambio de rupias indias, ya que no es una moneda que convertible y además la economía india tampoco ofrece productos en los que gastarlas, con lo que Moscú estaba acumulando una divisa que no podía utilizar.

La escasa base industrial de la economía india se ha revelado como un importante hándicap para profundizar las relaciones económicas entre los dos países. Como acertadamente señala el analista SL Kanthan, India debería aprovechar las sanciones a Moscú para desarrollar su industria de bienes de consumo y línea blanca y vender sus productos a Rusia. Con ello impulsaría la industria nacional y al mismo tiempo ofrecería un aliciente a Moscú para aceptar los pagos en su divisa. Y Rusia obtendría productos baratos en una relación en la que ambos ganan.

El reverso es que las principales refinerías del país han accedido finalmente a pagar el petróleo ruso en yuanes. Y ello a pesar de que los ministerios de Petróleo y Finanzas de la India habían pedido a los bancos y comerciantes que evitaran usar el yuan, sobre todo por las importantes diferencias políticas con China.

Este cambio fortalece la posición del yuan como petrodivisa a la espera de lo que acuerden los países de los BRICS en relación con una nueva moneda internacional.