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La primera pieza de la reforma judicial de Netanyahu vuelve a inflamar las protestas

Las protestas por la reforma judicial del Gobierno israelí cobraron un nuevo impulso tras la aprobación en el Parlamento de su primera pieza, la ley que anula la facultad del Supremo para revisar decisiones y nombramientos en el gobierno, «una amenaza a la democracia» para miles de manifestantes.

Policías a caballo intentan contener a los manifestantes en Tel Aviv. (Jack GUEZ | AFP)

Los organizadores de las manifestaciones contra la reforma judicial del Gobierno israelí convocaron nuevas «protestas de emergencia» en distintos puntos del país, que podrían durar varios días, después de que el Parlamento (Knéset) aprobara la primera ley de esta reforma.

Decenas de miles de manifestantes se concentraron frente a la sede del Parlamento tras la aprobación definitiva de la ley que anula la doctrina de razonabilidad, la primera de este polémico cambio que recorta el poder judicial en favor del Ejecutivo. «Vergüenza» o «democracia o rebelión», gritaban en sus consignas.

Grupos de activistas cortaron calles –incluida la autopista Begin– y parte de ellos marcharon contra las barreras policiales que protegían el Parlamento. Los agentes los contuvieron con cañones de agua pestilente, agentes a caballo y cargas violentas, que también lanzaron contra periodistas.

Los cortes de carreteras se han multiplicado en todo el país y en uno de ellos cerca de Kfar Saba un conductor embistió con su vehículo contra los manifestantes. Al menos tres personas han resultado heridas de carácter leve y el conductor ha sido detenido.

Ya por la noche, los manifestantes han encendido hogueras en la calle Kaplan entre gritos de «No nos vamos a rendir» mientras se repetían los enfrentamientos entre policías y manifestantes.

Los miles de manifestantes se han hecho fuertes tanto en Jerusalén donde mantienen una acampada en el parque Saker, junto a la Knesset, como en Tel Aviv, donde a última hora de la noche la Policía había sido incapaz de desalojar a los manifestantes que han cortado la autopista Ayalon.

Ya antes de la aprobación de la ley, la Policía detuvo a 19 personas y dejó al menos cinco heridos leves en los bloqueos de los accesos al aeropuerto y al parlamento.

El primer ministro, Benjamin Netanyahu, que acababa de salir del hospital donde se le ha colocado un marcapasos, tuvo que acceder por una entrada lateral.

Recortes al poder del Supremo

La ley que anula la doctrina de la razonabilidad es la primera pieza del paquete legislativo de la polémica reforma judicial impulsada por el Gobierno de Netanyahu.

Ha salido adelante con 64 votos a favor -todos los diputados de los partidos de la coalición de gobierno- y ninguno en contra, ya que se han ausentado de la votación 56 diputados del bloque opositor.

La doctrina de razonabilidad, ahora anulada, permitía al Tribunal Supremo revisar y revocar decisiones o nombramientos gubernamentales y el movimiento de protestas la ve como una garantía democrática fundamental frente a abusos de poder.

Este cambio ha dividido fuertemente al país, cuyo progresivo escoramiento hacia la derecha, el autoritarismo y el fundamentalismo religioso ya no solo afecta a la población palestina ocupada sino a sus propios ciudadanos.

Netanyahu ofrece ahora diálogo

A pesar de haber ignorado las manifestaciones masivas y la división del país para sacar adelante su reforma, Netanyahu ha instado a la oposición a dialogar para «llegar a acuerdos» sobre otros aspectos que aún no han sido sometidos a votación.

El primer ministro ha calificado la aprobación como «un paso democrático necesario que tenía como objetivo restablecer un grado de equilibrio entre los poderes» y que permite «que el Gobierno electo pueda conducir la política de acuerdo con la decisión de la mayoría de los ciudadanos del país».

La aprobación ha recibido incluso las críticas de su aliado Estados Unidos. «Es lamentable que la votación de hoy haya tenido lugar con la mayoría más estrecha posible», ha criticado la Casa Blanca.

Ha recordado que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como «amigo de toda la vida de Israel» ya ha expresado en público y en privado su visión de que «los cambios importantes en una democracia deben contar con el consenso más amplio posible» para que perduren en el tiempo.

Negociación fracasada

La ley se ha votado en una sesión plenaria que comenzó el domingo, después de 30 horas de acalorados debates entre gobierno y oposición, mientras miles de manifestantes acampados frente a la Knéset desde la noche del sábado protestan contra la reforma, vista como una amenaza a la democracia porque socava la separación de poderes y la independencia de la Justicia.

Ante la fuerte división generada, en las últimas 48 horas ha habido varios intentos de negociación, impulsados por el presidente Isaac Herzog, para que Gobierno y oposición lleguen a un acuerdo de consenso ante lo que describió como una «emergencia nacional» ante la profunda fractura social que ha provocado la reforma, pero han vuelto a fracasar. Horas antes de la votación, Herzog apeló de nuevo al «entendimiento» y la «responsabilidad» de las partes para lograr un consenso

«Nuestra condición principal era proteger la democracia israelí, pero con este gobierno es imposible llegar a acuerdos que preserven la democracia israelí», ha declarado poco antes de la votación el líder de la oposición, Yair Lapid, visiblemente enfadado.

«Quieren destrozar el Estado, destrozar la democracia, destrozar la seguridad de Israel, la unidad del pueblo de Israel y nuestras relaciones internacionales», ha lamentado Lapid, que ha anunciado que recurrirá la norma ante el Tribunal Supremo, instando a los manifestantes a «no rendirse» porque «la batalla no ha terminado».

Huelgas y rechazo en el Ejército

Más de 10.000 reservistas del Ejército –incluidos expertos en inteligencia, ciberguerra y miembros de unidades de élite– han expresado su intención de no prestar servicio hasta que el Gobierno suspenda los trámites legislativos de la reforma, convirtiéndose en uno de los pilares del movimiento de protesta.

A estas protestas se han sumado 1.100 pilotos en activo de la Fuerza Aérea que no acudirán a entrenamientos, mientras que 125 exjefes del Estado Mayor, generales del Ejército, comisionados de la Policía y exjefes del Shin Bet y Mosad expresaron su solidaridad con el paro de reservistas y soldados en una carta a Netanyahu.

Portando sus botas militares, miles de soldados retirados y activos acudieron a las manifestaciones para «defender la democracia», «por los valores», «contra la dictadura» o para evitar que el Gobierno los envíe a «cometer crímenes», obviando su propia actuación durante décadas.

Además, la federación de sindicatos de Israel, Histadrut, estudia la convocatoria de otra huelga general, como ya hicieron en marzo. Un importante foro empresarial de las 150 firmas más importantes del país y decenas de compañías del sector de la alta tecnología   han anunciado una huelga como «medida de emergencia para detener esa legislación unilateral».