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Un campeón enfrentado a la historia y al relevo forzoso

Lesiones y jubilaciones han dibujado una EEUU muy diferente a la que conquistó su cuarto título mundial hace cuatro años. Solo nueve de las futbolistas que estuvieron en Francia repiten en la convocatoria de Andonovski y apenas cuatro han sido titulares en los dos primeros partidos de este Mundial.

Sophia Smith, una de las nuevas caras de Estados Unidos, debutó en el Mundial con dos goles y una asistencia en la victoria de su selección frente a Vietnam (3-0). (Saeed KHAN | AFP)

Solo Brasil, en categoría masculina, ha conquistado más Mundiales que la tetracampeona Estados Unidos. Y ninguna otra selección ha enlazado tres títulos como pretenden hacer ahora las estadounidenses tras sus victorias en Canadá 2015 y Francia 2019.

El equipo estadounidense no solo se enfrenta a la historia. Lesiones y jubilaciones le han forzado a un relevo notable en sus filas que, unido a los malos resultados que cosechó el pasado otoño –enlazó tres derrotas por primera vez en tres décadas, en sus amistosos ante Inglaterra, España y Alemania– y un arranque de Mundial menos poderoso de lo habitual, han generado dudas en torno a su rendimiento. No tanto como para descabalgar a las norteamericanas del selecto puñado de selecciones candidatas al título pero sí como para no dar por segura su victoria como sucedía hace cuatro años.

Han cambiado muchas cosas desde aquel torneo. El paso adelante de Inglaterra, la consolidación de Suecia o el renacer de Alemania, por ejemplo. Pero sobre todo el nombre de las futbolistas que defienden el escudo de la USWNT en este Mundial. Solo nueve de las jugadoras que estuvieron en Francia con Jill Ellis repiten ahora con Vlatko Andonovski y apenas cinco sobreviven del equipo que triunfó en Canadá cuatro años antes.

No es solo una cuestión de número, sino también de la aportación del reducido número de veteranas que pelean por un quinto Mundial. Del equipo que goleó a Japón en la final de 2015, ocho titulares estuvieron en Francia y la mayoría de ellas tuvo un papel destacado, hasta el punto de que Megan Rapinoe y Alex Morgan fueron las máximas goleadoras, la delantera del Reign se llevó también el Balón de Oro y sus compañeras Ertz y Dunn, que igualmente habían ganado en Canadá, fueron incluidas en el once del torneo.

De la selección que derrotó a Países Bajos en Lyon hace cuatro años, son siete las que ha citado ahora Andonovski pero apenas cuatro han formado parte del once que alineó el técnico en los dos primeros partidos de la fase de grupos: Naeher, Ertz –que además ha retrasado su posición al centro de la defensa, un puesto en el que no había actuado en muchísimos años, y que dio a luz hace apenas doce meses–, Dunn y Morgan. El resto de históricas ha entrado en las segundas partes, se ha quedado en el banquillo o, en la mayoría de los casos, sigue el Mundial desde casa. Bien por jubilación, como Lloyd, bien, sobre todo, porque las lesiones les han dejado fuera de combate, como Sauerbrunn, Dahlkemper, Heath, Mewis, Press o Pugh.

Factoría de cracks

¿Hasta qué punto acusará la tetracampeona el relevo forzoso? A saber. De momento, ha comenzado el Mundial venciendo con claridad pero sin estrépito a Vietnam, debutante y, posiblemente, el equipo más modesto del torneo, y empatando ante Países Bajos, que ha mostrado una imagen bastante más sólida que en la Eurocopa del verano pasado pero sigue sin ser la selección que se hizo con la plata en Francia. Tampoco es excepcional, solo en la mitad de las ocho ediciones anteriores habían conseguido las estadounidenses saldar la fase de grupos con pleno de victorias e incluso cayó ante Suecia en el Mundial de Alemania, pese a lo que acabó llegando a la final.

Apenas lo recordará buena parte de las jugadoras que hoy dirige Andonovski, entre las que no solo destaca la juventud, sino la inexperiencia. Diez de las 23 futbolistas que participan en el Mundial solo habían disputado con la absoluta el Preolímpico de la CONCACAF el verano pasado y ni siquiera estuvieron allí otras dos. Incluyendo a Savannah Demelo, que ha disputado sus primeros minutos con la selección en este torneo. Y partiendo directamente en el once titular.

Pero con 340 millones de habitantes, una larga tradición en el fútbol femenino y una extensa red de competiciones a todos los niveles, si por algo destaca Estados Unidos es por su capacidad para producir estrellas. Y ya hay una nueva generación llamando a la puerta, encabezada por Sophia Smith, Trinity Rodman, Naomi Girma –titulares las tres en los dos primeros partidos del Mundial– o Alyssa Thompson.

La delantera del Thorns, que anotó un doblete ante Vietnam, resultó decisiva en el título de Liga de su equipo el año pasado, con solo 21 años, cuando fue elegida mejor jugadora de la NWSL. La atacante de Washington Spirit bate récords de precocidad en la Liga y con la selección y se ha convertido ya en la jugadora mejor pagada de la NWSL, la defensa de San Diego Wave fue la número uno del draft el año pasado y acabó su primera temporada de Liga siendo elegida mejor defensa y mejor rookie y Thompson se convirtió el pasado enero en la primera futbolista que accedió directamente de secundaria a la NWSL sin pasar por la Universidad. Junto a Smith, es la debutante más joven en la historia de su selección.

Todas ellas se enfrentan este martes a Portugal con el objetivo de asegurar la clasificación para octavos de final.