Europa se pone en guardia ante la aparición de la hormiga roja de fuego
La hormiga roja de fuego, originaria de Sudamérica y famosa por su dolorosa picadura, además de por sus afecciones en los ecosistemas y en la economía, ha sido detectada en Sicilia, un hallazgo que ha encendido las alarmas por el impacto que podría tener en caso de establecerse en Europa.
Una semana después de que la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) informara de que, demás de provocar cambios drásticos en la biodiversidad y en los ecosistemas, el coste económico global de las especies invasoras ronda el medio billón de dólares anuales, un equipo científico internacional liderado por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona ha confirmado que la hormiga roja de fuego (Solenopsis invicta), una de las mayores especies invasoras del mundo y con gran impacto en ecosistemas, agricultura y salud, ha logrado establecerse en Europa.
En concreto, en Sicilia, donde se han identificado 88 nidos en una zona próxima a Siracusa, según informó el lunes el CSIC en una nota de prensa difundida por la agencia Efe.
Se trata de la primera detección europea de colonias de este tipo de hormigas, originarias de Sudamérica, que se propagan a través del transporte marítimo, especialmente entre plantas y tierra. Hasta ahora, en el Estado español, Finlandia y los Países Bajos se habían detectado hormigas rojas en productos importados, pero no en colonias silvestres.
«Serían devastadoras»
Este descubrimiento ha activado las alarmas en el continente, por el impacto que puede provocar este insecto. «Los hallazgos son una importante llamada a la acción inmediata», valoraba el lunes en “Science” Cleo Bertelsmeier, experta en insectos invasores de la Universidad de Lausana. «De lo contrario –advertía–, será demasiado tarde». En la misma publicación, Bernard Kaufmann, ecólogo especializado en invasiones de la Universidad Claude Bernard de Lyon, añadía que «las hormigas rojas serían devastadoras si se libe- raran en Europa continental y aún más en todo el Mediterráneo». «El coste para las economías y el bienestar humanos sería enorme», apostillaba.
Tras ver fotos de criaturas sospechosas de ser hormigas rojas de fuego, los autores del estudio, en el que también han participado el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y las universidades de Parma y Catania, hallaron los nidos ubicados en 4,7 hectáreas junto a un río a finales de 2022, según la revista Current Biology. Aunque el hallazgo es preocupante, no es del todo sorprendente, ya que, según apunta, los lugareños han informado de picaduras de hormigas rojas de fuego desde 2019.
Los modelos realizados en el marco del estudio «muestran predicciones alarmantes a cerca de la colonización de esta hormiga en Europa y su posible expansión por el continente, que podría verse facilitada por el cambio climático». En concreto, el trabajo concluye que la especie podría establecerse en el 7% del continente, aproximadamente, y que la mitad de las áreas urbanas en Europa serían aptas para su establecimiento por sus condiciones ambientales.
Añade que las ciudades costeras del Mediterráneo, altamente conectadas por puertos marítimos, son las más adecuadas para su propagación.
Pero el calentamiento global podría ampliar el área de distribución potencial de la especie al 25% del continente en 2050, y en el estudio se alerta de que grandes ciudades, como Barcelona, Madrid, Roma, e incluso Londres o París, podrían ver su actividad alterada por esta especie, que puede afectar al estilo de vida por su «abundancia y agresividad».
Picadura peligrosa
El CSIC recuerda que la picadura de la hormiga roja de fuego es dolorosa e irritante y puede generar pústulas y reacciones alérgicas, pudiendo llegar a pro- ducir un choque anafiláctico.
En esta tesitura, los científicos planean una campaña de erradicación en Sicilia. Con la ayuda de las autoridades, destruirán los nidos conocidos, seguirán buscando en la zona y vigilarán varios años que no se escape ninguna hormiga.
No será tarea fácil. Esta especie se ha establecido en medio planeta y solo Nueva Zelanda ha podido erradicarla completamente. Australia, por su parte, ha detenido seis incursiones en puertos desde 2001, y sigue luchando contra una infestación que se ha extendido a 600.000 hectáreas.
En “Science” Kaufmann considera posible controlar esta invasión y apela a la normativa europea que permite erradicarla. Pero el entomólogo James Wetterer insiste en que «sería necesaria una acción inmediata». De no hacerlo, el nivel de alerta europeo adquirirá pronto un tono muy parecido al de las propias hormigas.