Iñigo Urkullu insiste en que hay una «estrategia dual» contra su Gobierno
Urkullu insistió en que a pesar de que según sus datos «Euskadi es de los países más avanzados en calidad de vida», la oposición ofrece una visión catastrofista de la realidad y, en concreto, hay una «estrategia dual» de EH Bildu y de «contrapoder» de ELA que pretenden desgastar a su Ejecutivo.
A falta de novedades ilusionantes que anunciar en su último Pleno de Política General, el lehendakari, Iñigo Urkullu, decidió ofrecer más de sí mismo en su discurso y su réplica a los grupos. El resumen es que «Euskadi va bien», pero que hay una visión catastrofista por parte de la oposición en general y de EH Bildu y ELA en particular, que pretenden emborronar esa realidad, para lo que además encuentran eco en los medios.
Y en esa oferta de más de sí mismo, Urkullu volvió a demostrar lo mal que encaja las críticas. La portavoz de EH Bildu, Nerea Kortajarena, criticó «la falta de misión, visión y ambición del Gobierno Vasco». Pues en su réplica, el lehendakari acompañó las menciones que hizo a lo que considera buenas prácticas de su Ejecutivo con miradas a Kortajarena y la repetición de los términos «misión, visión y ambición» con retintín.
También mostró los problemas que tiene con el concepto de autocrítica. En su discurso aseguró que «no me duelen prendas en reconocer con visión crítica los ámbitos necesitados de reforma y mejora», y hasta puso tres «ejemplos de autocrítica compartida en el seno del Gobierno»: la Atención Primaria en Osakidetza, responder al reto demográfico y a las políticas de juventud y, en tercer lugar, necesidad de mayor avance en la transición a las energías renovables.
Pero, ¿qué es para este lehendakari hacer autocrítica en esos «tres ámbitos de mejora»? Pues en realidad enumerar todo lo que su Gobierno ha invertido en esos campos, las OPEs que ha convocado, las leyes que ha aprobado, las estrategias que ha implementado, los planes que ha puesto en marcha… Es lo que Iñigo Urkullu entiende por una «reflexión crítica y honesta».
Todos los grupos de la oposición señalaron este extraño concepto de la autocrítica. Pero tanto el lehendakari como el portavoz del PNV, Joseba Egibar, coincidieron en responder a EH Bildu y su falta de «autocrítica» con su pasado en relación con ETA.
«Los países más avanzados»
Según los datos manejados por el lehendakari, «Euskadi se encuentra entre los países más avanzados en cuanto a calidad de vida, desarrollo, servicios públicos o cohesión social».
Sin embargo, no es esa la imagen que percibe la sociedad. Por un lado, Iñigo Urkullu insistió en acusar a EH Bildu de tener una «estrategia dual». Concretó que en las instituciones trata de «blanquear» su imagen con ofertas de acuerdos, mientras que después utiliza todo tipo de agentes sociales para agitar las calles. Y avisó a Kortajarena de que «no piensen que los demás no sabemos que eso existe».
Se preguntó el lehendakari si alguien entiende que siendo la CAV la comunidad con los mayores sueldos del Estado, sea donde más huelgas se producen y haya un sindicato que se enorgullece de ello. Y también si alguien entiende que teniendo los mejores sueldos y las pensiones más altas haya una movilización permanente en los servicios públicos y un tensionamiento permanente te de la sociedad. «Yo sí lo entiendo», concluyó Urkullu.
El lehendakari siguió enumerando tantos por cientos, índices y gastos millonarios que demostrarían la eficacia de su actuación. «¿Es esto autocomplacencia?», se preguntó. «No, son datos», se respondió a sí mismo, no sin un evidente tono de orgullo.
Claro que la oposición hizo otra lectura de algunos de esos datos u ofreció otros que no ofrecen una visión tan positiva de la situación. Por ejemplo, Nerea Kortajarena desmintió algunos de los lanzados en materia de transición energética y de pobreza.
Autogobierno plano
En el adelanto de lo que iba a ser su discurso, el lehendakari apuntó que el autogobierno iba a ser uno de los ejes. Pero no hubo ninguna propuesta de avance para lo que queda de legislatura. Después de que la Ponencia de Autogobierno haya estado paralizada los últimos cuatro años, Iñigo Urkullu propuso «avanzar en la gestación de consensos para un nuevo estatus de Autogobierno. Los meses hasta el final de la Legislatura no son tiempo propicio para lograr un acuerdo; pero sí son un tiempo para prepararlo».
Además, insistió en seguir defendiendo el cumplimiento del Estatuto, demandando al Gobierno español, en cuanto se constituya, la convocatoria de la Comisión Bilateral de Cooperación para negociar nuevas transferencias.
También volvió a abogar por la Convención Constitucional, que conlleve el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado español.
Esta última propuesta no gusta al PSE, como ayer volvió a dejar claro su secretario general, Eneko Andueza, que defendió que su partido es el único que en todo momento ha apoyado el Estatuto, también cuando otros lo daban por muerto o trataban de superarlo con pactos como el de Lizarra-Garazi. Ni a Andueza ni a Iturgaiz les han gustado las palabras de Joseba Egibar en GARA del pasado martes.
Oferta de pacto de EH Bildu
EH Bildu coincide con el lehendakari en que este puede ser un momento «oportuno en el Estado español para hincar el diente al debate territorial y dar una solución democrática a la cuestión de la soberanía», pero sostiene que primero hay que llegar a un acuerdo aquí y que lo refrende la ciudadanía vasca.
Por ello, Nerea Kortajarena tendió la mano al lehendakari y al PNV «para la colaboración y elaboración de un acuerdo histórico, amplio, interinstitucional, más allá de los partidos y con claro protagonismo de la sociedad civil».
Además, EH Bildu ofreció también voluntad de acuerdo sobre cinco retos estratégicos: soberanía energética, cambio de las estructuras de bienestar, renovación del sistema de conocimiento, identidad comunitaria que garantice la cohesión social y un modelo propio de seguridad.
Pero esto tampoco le gusta ni al lehendakari ni al portavoz del PNV. Joseba Egibar indicó que cuando se propone ir más allá de los partidos se les está acusando a ellos de anteponer sus intereses partidistas a los del país, lo que asegura no es verdad.
Por su parte, Iñigo Urkullu replicó a Nerea Kortajarena si setiembre del año pasado no era también un «momento histórico», porque él propuso entonces cinco pactos de país sin obtener respuesta de EH Bildu. Kortajarena le explicó que le correspondía a él tomar la iniciativa y que no podía culparles de eso.
Así que, por lo que parece, la legislatura seguirá corriendo sin que se produzca ningún avance hacia ningún nuevo estatus.
Sin sobresaltos
Por lo demás, el Pleno de Política General discurrió sin sobresaltos, dentro de la monotonía a la que ya nos ha acostumbrado este lehendakari. En su discurso matinal, Urkullu hizo balance de que ha cumplido prácticamente todos sus compromisos anteriores y adquirió varios más, entre los que destacó conseguir en seis meses «recuperar los 65 días de demora media en intervenciones quirúrgicas. Bajar de los 30 días de espera para pacientes oncológicos. Bajar de los 90 días para cirugías cardíacas». Eso es exactamente lo que la norma dice que tenía que cumplirse ahora.
Tampoco los grupos de la oposición depararon sorpresas sobre lo que ya era predecible que dijeran. Quienes esperaban por el contexto post y preelectoral quizá un tono más bronco de EH Bildu ya pudieron darse cuenta que Nerea Kortajarena sigue la tónica de la crítica en voz templada que mantuvo su antecesora Maddalen Iriarte.
En cuando a algunas alusiones del secretario general del PSE, Eneko Andueza, a actitudes del PNV en la Ley de Reforma Laboral y en la de Vivienda, que llegó a comparar con las de Ayuso y Moreno Bonilla, que llevaron a Joseba Egibar a preguntarse en algún momento si estaban en el mismo Gobierno, ya se encargó el propio Andueza de decirle que sí, que sin ninguna duda. PNV y PSE se necesitan mutuamente en estos momentos.
Así que pasada la página de este Pleno de Política General, arranca un curso de más de lo mismo, a la espera de que el lehendakari, Iñigo Urkullu, confirme que aspira a seguir así también otros cuatro años más, a pesar de la «estrategia dual» y los del «contrapoder».