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Feijóo estrena un bronco pleno de investidura con la amnistía como protagonista

Núñez Feijóo centró su retórica contra el perdón judicial que negocia el PSOE con los soberanistas catalanes, mientras Sánchez lo desairó eligiendo a un diputado novato como ponente, con un duro discurso que acabó con la derecha cantando «cobarde» al presidente en funciones.

Alberto Núñez Feijóo, en un momento de su discurso de investidura. (A. PÉREZ MECA- Eduardo PARRA | EUROPA PRESS)

No fue su propuesta central de campaña ni era eje de un acuerdo propio, pero Alberto Núñez Feijóo hizo de la posible amnistía a los encausados del procés la protagonista del debate de su primer pleno de investidura, que tuvo momentos muy broncos, con escenas que parecían de hooligans de un derby deportivo, y que tendrá hoy su segunda jornada y primera votación.

Apenas comenzó su comparecencia en el Hemiciclo, Feijóo exhibió lo que había venido a hacer: sabiendo que no conseguirá los apoyos necesarios para ser investido presidente del Gobierno, pero teniendo la posibilidad del centro de la escena por estar mandatado por Felipe VI, arremetió contra Pedro Sánchez y sus posibles alianzas con los soberanistas.

En los hechos se presentó como el líder de la oposición, con un discurso pensado también para una eventual repetición electoral. Un barón del PP reflexionaba en ese sentido en el patio del Congreso: «Este discurso era necesario para empezar el camino a su presidencia. Quizás no convenció a nadie nuevo aquí dentro, pero seguro que sí a algunos allí fuera». Otro dirigente de la cúpula del PP y con un alto cargo en la estructura comentaba la satisfacción en sus filas por «comenzar directo contra la amnistía» y el buen remate final de su discurso de presentación. Había euforia conservadora por una frase que intentó meter el dedo en las contradicciones de la derecha vasca y catalana: «A mí no me votaron para entregarles la amnistía y la autodeterminación... ¿a ustedes les han votado para que apliquen la política económica de Podemos?».

Feijóo dedicó el primer tercio de su discurso, y su parte final, a criticar la amnistía y la alianza con los de Carles Puigdemont, especialmente, y aseguró que a él Junts le ofreció lo mismo que al PSOE, y que eligió rechazarlo por no estar dispuesto a «aceptar el precio» de sus líneas rojas.

Tuvo sus momentos con toques trumpistas al azuzar algunos miedos basados en bulos, como cuando dijo que «nadie sabe en qué se gastan los fondos europeos» del plan Next Generation o cuando afirmó que la ocupación «no para de crecer» a pesar de que las denuncias representan un porcentaje irrisorio con respecto al total. También apeló al presunto prestigio de las instituciones y culpó al PSOE de llevar al Estado español a vivir un «deterioro institucional sin precedentes y con riesgos de agravarse».

En el programa de gobierno que esbozó despertó risas y murmullos de la bancada de las izquierdas al proponer subir el salario mínimo hasta el 60% de media, cuando el PP votó en contra de las subidas decididas por el Gobierno de Sánchez, y buscó la complicidad irónicamente con Sumar cuando anunció una comisión de investigación sobre el Sahara Occidental. Prometió una reforma del Senado sin explicitar cuál sería, un Plan de Agua de 40.000 millones de euros y una reforma del Código Penal para crear la figura de «deslealtad con la Constitución», algo que según él existe en otros países europeos.

El líder del PP fue benévolo con Junts y PNV y si bien retrató sus contradicciones, también dibujó una cierta estrategia de seducción. «Les digo que soy un presidente de fiar. Jamás les diré que sí a todo, pero no tengo duda de que a Catalunya y al País Vasco les vendría bien un presidente que no vaya a engañar a sus ciudadanos. ¿Qué les hace pensar que todo lo que hoy se usa para satisfacer sus exigencias no se utilizará contra ustedes cuando ya no les necesiten?», aseveró desafiante.

Bronca en el hemiciclo

El primer grupo en responder e interpelar a Feijóo, por orden de importancia, era el Socialista. Tras varias horas de intentar crear expectación sobre la posibilidad de que Pedro Sánchez podría no hablar, finalmente Ferraz dio el golpe de efecto: por primera vez un presidente en funciones no iba a hablar en un pleno de investidura. Se eligió al exalcalde de Valladolid, el novato diputado Óscar Puente, conocido precisamente por su estilo lenguaraz y sarcástico. De hecho, una alta fuente socialista respondió a GARA: «Hace tres o cuatro semanas que se le avisó a Puente que era el elegido para ser el ponente».

Puente lanzó un duro contraataque contra Feijóo y le recordó todos los casos en que la lista más votada fue el PSOE pero el PP, gracias a las alianzas, se quedó con los cargos ejecutivos en autonomías y alcaldías. «¿Por qué yo tengo menos derecho a ser alcalde que usted a ser presidente?», señaló mirándole a la cara.

Fuentes del PSOE dejaron trascender minutos después que la decisión busca «retratar» la contradicción de Feijóo y que le combatiera en el atril alguien que ganó las elecciones pero al que el PP arrebató el cargo con una mayoría alternativa. La idea era mostrar la incoherencia, además de un acto simbólico tácito de desprecio para con una investidura que siempre han calificado de fake. «Pedro Sánchez intervendrá en su momento, cuando llegue su investidura», señalaron desde Ferraz. «Ya no quedan diputados a la venta. No pierdan tiempo en buscar traidores, este PSOE está blindado», enfatizó Puente y despertó la euforia de su bancada. Recordó las amnistías fiscales del PP, además de los más de mil indultos firmados por José María Aznar y hurgó en todas las contradicciones posibles del PP, mencionando a Ayuso varias veces (hasta destacando que los militantes vitoreaban el nombre de ella y no el de Feijóo en Génova el 23J).

La respuesta de Feijóo centró el foco en Sánchez. «Usted quería debatir conmigo seis veces en la campaña y ahora no comparece», le espetó, acusándolo de soberbio y de llevar al PSOE al «cenit de su decadencia». En ese momento explotó la bancada del PP, gritando, en modo hooligan, «¡cobarde, cobarde!».

Sumar también tuvo un debate interno sobre cómo responder a la investidura de Feijóo. «Hay un plan A y un plan B y ya está comunicado para que estén los diputados preparados», filtraron. Algunos diputados no estuvieron de acuerdo pero finalmente la estrategia que ganó fue que Yolanda Díaz no compareciera.

Marta Lois, la portavoz de Sumar y oriunda de Galiza, embistió contra el candidato, lo acusó de querer liderar «un viaje al pasado», cuestionó cifras y datos y concluyó: «Ha venido hoy a hacernos creer que no será presidente por no ceder, pero realmente no será presidente porque su alianza con la ultraderecha no le permitirá ser presidente».

También por Sumar hablaron Enrique Santiago (secretario general del PCE) y Aina Vidal (En Comú).

El turno del líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, evidenció la buena sintonía con Feijóo.

Los soberanistas catalanes, Gabriel Rufián (ERC) y Miriam Nogueras (Junts) intervinieron en catalán. El primero preguntó a todo el Hemiciclo si alguien «tenía un plan mejor al de la amnistía» y advirtió a los presentes: «Nosotros no vamos a desaparecer, y los que están en contra de la independencia tampoco».

Nogueras tachó al PP de ser «un partido anticatalán» y mostró un tono poco conciliador con Feijóo, a pesar de que en la réplica el candidato siguió intentando mostrarse más cercano con ellos.

Moción de censura y primer mitin

La intervención de Feijóo tampoco fue un discurso de investidura en opinión de EH Bildu y PNV, formaciones que intervendrán este miércoles desde las 9.00 antes de la primera votación.

El portavoz adjunto de EH Bildu en el Congreso, Oskar Matute, definió la intervención del candidato del PP como «una moción de censura encubierta», con un discurso plagado de «inexactitudes, bulos y mentiras» en cuestiones como las pensiones, el SMI o el paro juvenil, entre otras.

Subrayó que su «viaje a ninguna parte» lo realiza «acompañado de todas las derechas, porque la derecha, aunque se oferte en siglas distintas, siempre se comporta y actúa de la misma manera: unida».

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, también llamó la atención sobre «las contradicciones» y «autoenmiendas» que salpicaron el discurso de Feijóo. «Ha sido una especie de primer mitin de una supuesta y posible campaña electoral, más dirigido a la parroquia interna», afirmó. También señaló que «en los temas de problemática nacional, lo único que propone es leña, más Código Penal y tribunales».