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Feijóo se suelta y hurga en las disputas internas vasca y catalana con «sorna gallega»

En el segundo día de pleno, y antes de perder la votación, el candidato del PP muestra un estilo socarrón y sarcástico, con duros choques con Bildu y PNV. Lo bronco da lugar a las risas de la bancada de la derecha, con un PSOE ausente.

El líder del PP se ha fajado con vascos y catalanes, antes de perder la primera votación. (Javier Soriano | AFP)

«Ustedes deberían acostumbrarse a la sorna gallega, les voy diciendo», ha dicho esta mañana Alberto Núñez Feijóo desde el atril, con mueca sonriente, tono desafiante, irónico y ánimo de confrontar, desde una pretendida «cordialidad» o «respeto» que repitió en varias oportunidades como si fuera una vaselina verbal antes de la puñalada.

La referencia a la sorna gallega, arropada por las risas de la bancada del PP, lo incluía justo en su duelo peculiar con Aitor Esteban (PNV), especialmente, aunque el combate verbal también ha sido duro con Mertxe Aizpurua (EH Bildu). Pero con el portavoz jeltzale había una inquina especial esta vez: son los votos que él esperaba y que le ha sido reacios.

El expresidente de la Xunta ha horadado en la herida electoral del PNV machacando con que está perdiendo posiciones frente «a la izquierda abertzale», como la ha mencionado varias veces. «Quiero felicitar a los dos únicos grupos que han aumentado sus escaños, Bildu y el PP», ha señalado, aunque un grito de un diputado socialista le ha hecho añadir: «Perdón, a Bildu, PSOE y PP».

De ahí lo de la sorna gallega, aunque Esteban daría en el clavo al decirle a Feijóo en su réplica que estaba imitando a Oscar Puente, el socialista al que acusó ayer de estar convirtiendo al hemiciclo «en el club de la comedia». Esa queja al día siguiente le ha quedado poco coherente.

Esteban no ha ocultado su enfado con Feijóo: «Esto es un maratón y seguiremos hablando. Hoy usted ha hecho más amigos»

 

El duelo con Esteban ha sorprendido por la dureza revestida de sarcasmo. A tal nivel que cuando ha concluido su réplica, el portavoz del PNV no ha ocultado su enfado y mirándolo a los ojos ha dicho a Feijóo: «Esto es un maratón y seguiremos hablando. Hoy usted ha hecho más amigos. Nada más y muchas gracias». Y ha bajado rápidamente del atril y para irse a su escaño.

No ha sido el único: el también jeltzale Joseba Agirretxea ha bufado y hecho un gesto con el brazo de disconformidad apuntando al atril cuando Feijóo los acusaba de estar antes a favor y ahora en contra de la Constitución. El estilo trumpista con buenos modales ha sido hilo conductor del tono del candidato: sin decirlo, ha acusado a Junts y PNV de ser poco coherentes y no respetar a su electorado.

«Que tenga cuidado el señor Esteban con los maratones porque les están pasando a ganar a los del PNV», ha ironizado. También ha dejado trascender que el PNV señala una cosa de Sánchez en privado y dice otra en público. Y les ha recordado que «a cambio de nada» les ha permitido el PP gobernar en Gasteiz y la Diputación de Gipuzkoa, aunque ahora parecía pedir su turno: «¿No le parece que yo tengo derecho a ser progresista igual que ustedes y a que dejen que gobierne quien gana?».

También se ha metido en el Gabinete Urkullu para recordar que el consejero de Vivienda del PSE en Lakua tiene que aplicar una nueva ley que el PNV critica pero que Bildu y PSOE acordaron. Acto seguido, ha lamentado que se queje de que el Rey no cumpla la ley pero que no se lo pida al president de la Generalitat, ha cuestionado la visita a Carles Puigdemont que hizo Andoni Ortuzar y ha vuelto a cargar: «Como a los vascos les gusta hablar claro, así lo he intentado. Me sorprende el capote a Junts, que va a decidir el presidente de España. Me da la sensación que con Puigdemont allí no han conseguido muchos votos. Porque esos votos ya los tiene Bildu... y creciendo».

La cara de Aitor Esteban estaba ya roja y no ocultaba el disgusto. Siendo uno de los parlamentarios más decanos de la cámara (y más respetados, de lejos), no está acostumbrado a que desde el atril se hurgue en las contradicciones y flaquezas de su formación.  

Feijóo también se ha mostrado sorprendido, con acidez, de que Junts y PNV vayan a apoyar a un gobierno del cual emanarán «las leyes que tendrán el sello de Bildu, Esquerra y Sumar», y ha agregado con sarcasmo: «No sé qué leyes saldrán». También ha mirado a los diputados del partido de Puigdemont y les ha recordado: «Junts pasó a ser el Le Pen de la política española ultraderecha xenófoba, eso decía Sánchez de ustedes, a puntal progresista del sanchismo».

Esta tendencia a mostrar las contradicciones de los anhelados socios que le han dicho ‘no’ había comenzado en el primer pleno y en el segundo la ha machacado más. Este martes había acusado al PNV y Junts de traicionar a sus votantes al aceptar un gobierno con «programa económico de Podemos». Pero lo de este miércoles ha sido de tercer grado.

Tampoco ha tenido piedad con Néstor Rego, el diputado del BNG, a quien ha dicho que el suyo «es el único partido soberanista que no le importa a Sánchez», y hasta ha tenido la descortesía de señalar que buena parte de la bancada socialista se retiró del hemiciclo mientras él hablaba. No le ha faltado ironía: ha sugerido que agreguen su nombre al estatuto: «Creo que me lo he ganado, hace 20 años que llevan hablando mal de mí».

«Este es Feijóo. No me lo creían pero yo lo conozco. Este macarreo diciendo bulo tras bulo, esto es él, os lo comenté en la campaña», comentaba Yolanda Díaz en un pasillo del Congreso, recordando los tiempos de julio. Ha admitido que se ha quedado con ganas de salir al choque con él, pero no le faltará oportunidad.

«Este es Feijóo. No me lo creían pero yo lo conozco», afirmaba Yolanda Díaz en los pasillos del Congreso

 

El pleno de este miércoles ha durado casi la mitad del de la víspera y contado con menos presencias estelares. No había barones autonómicos y solo estaba el líder de los senadores «populares», Javier Maroto, en la tribuna. Poco después de las 13.00 se ha producido la votación, que también ha dado la nota: el diputado del PSOE por Teruel, Herminio Sancho, se ha equivocado al votar y lo hizo a favor de Feijóo. La bancada del PP ha aplaudido entre risas y gritos pero finalmente ha explicado el diputado su confusión y Armengol aceptado el cambio. Aunque fuera por error, era el único voto extra que el PP podía conseguir.

Es curioso. Importantes diputados que responden a la cúpula de Génova opinaban en los pasillos que el Partido Socialista se había equivocado en jugar la carta de Oscar Puente, por el tono y el contenido, «que no era homologable a un parlamentarismo sano», y lo contraponían con el estilo de Feijóo. Seguro que después de este último miércoles de septiembre en el PNV y Junts no piensan lo mismo.