El PNV accede a mantener décadas el modelo A para satisfacer al PSE
Sobre la campana, PNV y PSE registraron sus enmiendas a su propia Ley de Educación, que retoma el sistema de modelos lingüísticos que no figuraban ni en el proyecto ni en el pacto educativo, y que posibilita que el modelo A se perpetúe décadas y pone en peligro los consensos existentes.
Se prevé o se preveía que la Ley de Educación que se apruebe esta legislatura fuera una aportación para varias generaciones. El propio portavoz del PNV ayer, el parlamentario Gorka Álvarez, habló de legado para los próximos 30 años.
El plazo para la presentación de enmiendas acababa ayer al mediodía. La noche del lunes todavía no había un acuerdo entre los propios socios de Gobierno. El PSE insistía en que la ley hiciera mención a los modelos lingüísticos actuales. El PNV ejercía el funambulismo literario sobre la cuerda floja. Ayer, entrada la mañana, persistían las dudas. Y a pocos minutos de que sonara la campana se filtró la existencia de un acuerdo. Una ley para décadas sometida a las urgencias del reloj en un punto nuclear de la misma.
PNV y PSE llegaron al registro cuando faltaban segundos para que dieran las doce. Y así, con prisas, metieron con calzador los modelos lingüísticos A, B y D en una ley que no los contemplaba y en un pacto educativo que conscientemente no hizo mención a ellos tras meses de debate.
Como determinó Urkullu
En este proceso todas las partes saben de los límites de las demás. El pacto educativo se fraguó con un intenso trabajo de cocina entre el equipo del consejero Jokin Bildarrarz, el PNV y EH Bildu. Pero en el inicio de este curso político el lehendakari, Iñigo Urkullu, ya determinó que el proyecto saldría adelante con la mayoría absoluta de su Gobierno y que si alguien quería después sumarse al consenso, bienvenido.
De acuerdo con esta directriz del lehendakari, PNV y PSE registraron ayer una enmienda a la exposición de motivos del proyecto de ley, en el que se recoge que el tratamiento integrado de las lenguas y sus aspectos metodológicos «se debe estructurar en el proyecto lingüístico de cada centro, dentro de un marco común que constituye los derechos reconocidos y principios establecidos en el Estatuto de Gernika y en el Capítulo II, del Título II de la Ley 10/1982, de 24 de noviembre, de normalización del uso del Euskera, sobre la base del sistema de modelos lingüísticos vigentes, asegurando que cualquier desarrollo o actualización de los mismos se realice mediante el desarrollo reglamentario garantizando aquellos mismos derechos y principios».
Esto significa que, como quería el PSE, se «reconoce el derecho a recibir la enseñanza tanto en euskera como en castellano en los diversos niveles educativos».
Modelo A para rato
Leída la enmienda surgió la pregunta al representante del PNV de «si presentan una enmienda a una ley que prevén que sea para 30 años, se supone que contemplarán la posibilidad de que haya centros que sigan optando por el modelo A gracias a esta enmienda». Y la respuesta de Gorka Álvarez fue: «Sí. Nosotros lo que tenemos en cuenta es la realidad de los centros, la realidad social también que hay en Euskadi y, en este sentido, creemos que la ley hay que interpretarla como una nueva herramienta de la que disponen los centros a través del proyecto lingüístico para desarrollar sus proyectos en este sentido, en el ámbito de las lenguas».
A la parlamentaria del PSE María Jesús San José le preguntaron si «usted garantiza que cualquier familia vasca que quiera matricular a su hijo en modelo A lo podrá hacer en el País Vasco». Y su respuesta fue que «con esta ley se garantiza que una familia que su hijo quiera estudiar en castellano, estudie en castellano».
La consecución del B2
El proyecto de ley y el pacto educativo contemplan que «al finalizar la Educación Secundaria Obligatoria se deberá alcanzar el nivel B2 del Marco Unificado de Referencia Europea en las dos lenguas oficiales».
Esto parece contradictorio con el mantenimiento de modelos lingüísticos actuales como el A. Según Gorka Álvarez, «de hecho, los propios centros tienen, en muchos casos, diferentes líneas educativas y, por lo tanto, creemos que cada centro tendrá potestad, en función de su realidad tanto de matriculación como sociológica y de población, para establecer el proyecto lingüístico de centro en el marco de lo que recoge la Ley del Euskera» de 1982.
También María Jesús San José se refirió a que para alcanzar ese B2 cada centro atenderá a su realidad y aseguró que «esto pone en el centro al alumno, sus necesidades, su realidad sociolingüística y su realidad familiar. Habrá que acentuar y completar lo que le falte».
Ruptura del consenso
Resulta difícil entender cómo se pueden conciliar los modelos y «el carácter vehicular de todas las lenguas de aprendizaje» –también añadido por PNV y PSE a última hora– con el principio de una «enseñanza plurilingüe con el euskara como eje vertebrador».
EH Bildu ya había avisado al PNV sobre el peligro de saltarse el pacto educativo. Ayer no quiso pronunciarse. Su director de programas, Pello Otxandiano, ofrecerá hoy «una valoración de urgencia de la inesperada autoenmienda sobre la Ley de Educación que supone el pacto in extremis de PNV y PSE». Por el enunciado, no parece que les haya gustado mucho.