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Relato directo desde Palestina: «No hay salida de Gaza. No hay ningún lugar seguro en Gaza»

Según datos de Save the Children, diez días después de la escalada de violencia entre Hamas e Israel, al menos 724 niños y niñas palestinos han muerto en Gaza y tres en Cisjordania. Un trabajador de la ONG ha relatado en primera persona una situación que «no se parece a nada que haya visto antes»

Un hombre porta el cuerpo sin vida de un menor en la Franja de Gaza. (Mahmud HAMS | AFP)

«No hay salida de Gaza. No hay ningún lugar seguro en Gaza». Así de contundente se pronuncia un miembro del equipo de Save the Children, que está viviendo en primera persona el ataque israelí, un «bombardeo implacable que ha abrumado nuestras vidas y ha convertido el derecho más simple a la vida en una lucha». 

«Mientras escribo esto, me aferro al coraje que puedo reunir, aunque no sé si este mensaje será el último», apunta antes de explicar que «a lo largo de mi carrera profesional, he estado muy involucrado en la planificación y dirección de respuestas de emergencia a conflictos de gran escala. Sin embargo, lo que estamos viviendo ahora en Gaza no se parece a nada que haya visto antes».

«Lo que estamos viviendo ahora en Gaza no se parece a nada que haya visto antes»

Advierte de que «estamos racionando las botellas de agua. La comida se está acabando. Los heridos y los enfermos no pueden recibir tratamiento. Por la noche, los niños y niñas se sientan en la oscuridad, en el apagón, preguntándose si vivirán para ver el mañana».

«Esta situación es única. Debo admitir que las necesidades humanitarias sobre el terreno, el impacto en familias como la mía y el gran número de la población afectada son incomprensibles. «Nadie puede comprender plenamente la magnitud del sufrimiento. No tengo respuestas para mis tres hijos pequeños sobre lo que está por venir», añade.

Este trabajador reconoce que, «por primera vez en mi vida, siento una sensación de desesperanza e impotencia que no representa quién soy. Como todos en Gaza, mi mayor deseo es despertar cada día con mis familiares y seres queridos a salvo. El miedo a no saber si nos veremos otro día, juntos, es una carga constante en nuestros corazones».

«Como todos en Gaza, mi mayor deseo es despertar cada día con mis familiares y seres queridos a salvo»

Según indica en su misiva, «en el pasado, a menudo me he sentido abrumado, preguntándome por qué no tomé la decisión de abandonar esta franja asediada, incluso si eso significaba ir en contra de mis propias creencias. Me he preguntado una y otra vez por qué no prioricé el futuro de mi familia y por qué no tuve el coraje de tomar esta difícil decisión. Mi hija de 10 años ya ha sido testigo de tres hostilidades a gran escala».

«Sin embargo, siempre me he respondido que mi profunda conexión con la tierra donde nací, crecí y donde tengo innumerables recuerdos, mis raíces y el sentido de identidad como palestino orgulloso, me han mantenido aquí», destaca antes de plasmar sobre el papel sus esperanzas.

«Mi sueño es simple: despertarme por la mañana con mis hijos en brazos, vivos y sanos, y que esta violencia llegue a su fin. Oremos para que lleguen días mejores».