Las finales, es lo que tienen
Muchas veces hablamos que las finales son un mundo aparte, de que todo lo anterior vale de poco y más allá del tópico, las finales, es lo que tienen. Para explicar lo de ayer creo que a Peio Etxeberria le pudo la presión, por muy tranquilo que haya estado entre semana, pues a la hora a la hora H del día D, que ha fue en el Bizkaia a las siete de la tarde, pues no estuvo el pelotari que hemos visto durante el campeonato. Empezó con muchos nervios, lanzaba el golpe a destiempo y le vi con las ideas poco claras. Pero son cosas que pasan, es del deporte, es así, ya está, a todos nos ha pasado.
De hecho, yo siempre comento que en la primera final que disputé, por parejas con Óscar Lasa, me retiré a vestuarios sin enterarme que había jugado la final y ayer Peio me recordó a aquel momento. Cuando estaba en la cancha, estás con tantas ganas, quieres hacer tantas cosas que las prisas te matan. Para hacer las cosas bien hay que hacer las cosas despacio y esa fue la calma que tuvo Jokin contra la precipitación en todo momento de Peio.
Seguro que Altuna III habrá perdido finales jugando más espectacular que lo que lo hizo ayer, pero supo jugar el partido que tenía que jugar para ser campeón. No se contagió con las prisas de Peio y eso tiene mucho mérito. Con una gran pausa en el cuerpo, en todo momento cogía la pelota donde la pedía el partido, sin arriesgar a pegar ganchos, sin cometer un error en todo el partido.
Y con ello no dio la opción a Peio de reconducir su mal arranque, en cinco minutos se puso 10-3 por detrás y no le dio tiempo. Hay veces que se dan las vueltas, pero enfrente estaba Jokin y resultó imposible.