Recuerdos a Sara Fernández desde el escenario de la Escuela Navarra de Teatro
La plataforma Sara Gogoan ha celebrado un acto muy especial en recuerdo de Sara Fernández al cumplirse 20 años desde que falleció en un accidente cuando acudía a visitar a un amigo preso. La ceremonia ha tenido lugar en el escenario de la Escuela Navarra de Teatro.
Nada más entrar al acto en la Antzerki Escola los asistentes han recibido un pequeño broche de madera que venía en un sobrecito donde se leía: «Hartu bada niri ostu zizkidaten begiak, ikus nazazuen/Hartu ebaki zizkidaten belarriak, eta entzun nazazue/Sentitu nazazue/Oroi nazazue/Aitor nazazu/Behin eta betiko aitor nazazue».
Esta ha sido toda una declaración de intenciones. No es que no haya sido un acto político, pues contenido de ese tenor ha habido, pero sí que ante todo ha constituido un acto pensado para que los asistentes no olvidaran lo que iban a vivir en las butacas del escenario principal de la Escuela Navarra de Teatro.
El público ha superado con holgura las 200-250 personas. Difícil de precisar, porque seguían entrando cuando todas las luces ya se han apagado y ha comenzado la lectura de poemas entre los cuales estaban esos versos que acompañaban al broche de madera, con música de acordeón de fondo.
Los asistentes tenían edades muy dispares, destacando varias decenas de jóvenes. De eso ha tratado la segunda parte: de la transmisión de lo sucedido y, en definitiva, de cómo se construye la memoria colectiva.
Así, dos jóvenes del barrio han explicado cómo se acercaron a la figura de Sara Fernández que en un principio desconocían, consiguiendo tras una investigación ofrecer a los asistentes un retrato vivo con anécdotas y vivencias de la homenajeada, como su compromiso internacionalista o el detalle de que era «una muy buena amiga con la que se podía contar para cualquier cosa... y también muy cabezona: cuando se le metía algo en la cabeza, lo hacía».
Se recordó a Sara como una «rebelde con causa», con una gran sonrisa y alguien que, cuando se le metía algo en la cabeza, lo hacía.
Recordaron de ella que empezó la carrera de Biología con 30 años «¡y además en el Opus!», y que lo hizo porque le gustaban mucho los seres vivos y, en particular, las plantas.
La han descrito como una mujer sonriente, una «rebelde con causa» que no se echaba atrás. Han apoyado esta afirmación rescatando aquella vez que ella y sus amigas fueron agredidas por una cuadrilla de hombres en la Plaza del Vínculo, tras la cual ellas presentaron denuncia pública, conscientes de que al machismo había que plantarle cara de frente.
Acto seguido, se ha proyectado un breve audiovisual sobre el alejamiento y sus consecuencias en el que se ha dado voz a un preso, que explica cómo tienen que afrontar esta realidad y los miedos los que están dentro. Allí hablaban familiares que explicaban el esfuerzo que suponía que ningún preso se quedara sin visita, aunque solo duraran 20 minutos. Y también, el vídeo recogía detalles sobre cómo murió Sara.
Se ha recordado también cómo la noticia del grave accidente en el que murió Fernández y resultó herida de gravedad Izaskun Urkijo saltó al mediodía y, para la tarde, ya se había organizado una movilización en Iruñea, pese a la dificultad de que se trataba del día del patrón de la ciudad, San Saturnino.
Después, la ceremonia ha entrado en una fase de canciones, en la que se ha cantado una dedicada expresamente a Sara Fernández, cuyo estribillo repetía «Auzoak maite zaitu!». Así como un número de tipo circense con una gran soga colgando del techo y efectos de tramoya sobre el escenario.
Reivindicación política con una vicepresidenta en la butaca
Cerrada esta parte, se ha entrado en la parte más política. Ahí se ha denunciado los 35 años que ha durado la política de alejamiento, que dejó 16 muertes y cerca de un millar de heridos. Asimismo, se ha demandado que Fernández reciba finalmente la consideración de víctima, pues esto supondría además una «garantía de no repetición».
Cabe apuntar aquí que entre el público se encontraban parlamentarios de EH Bildu y que, sentada en una butaca de las últimas filas, en un lugar discreto, estaba también la vicepresidenta segunda y consejera de Memoria y Convivencia, Ana Ollo.
«Es tiempo para el reconocimiento y reparación de todas las víctimas», ha señalado la plataforma Sara Gogoan.
«Hace falta avanzar en la construcción de la convivencia, mirando al futuro. Es tiempo para el reconocimiento y reparación de todas las víctimas», ha señalado la portavoz de la plataforma Sara Gogoan.
La parte más emotiva del acto, sin embargo, ha sido cuando Ana, la hermana de la homenajeada, ha recibido una pequeña escultura para que recordara este acto. Muy emocionada, pero con voz firme y sin leer un papel, ha dicho lo siguiente: «¿Cómo hablar en el nombre de su familia? ¿Cómo hablar en el nombre de tantas familias? Todavía os veo y duele. Sigo viendo las carreteras nocturnas, nubladas, carreteras de amanecer, carreteras de polvo y de agua. Pero sobre todo os miro y os admiro. Sin vosotros habría sido imposible».
«Gracias por la lección maestra de amor y de coherencia que habéis demostrado en cada kilómetro impuesto», ha dicho Ana Fernández.
Fernández ha dado a los asistentes «las gracias por las lección maestra de amor y de coherencia que habéis demostrado en cada kilómetro impuesto».
«El camino ha terminado. La maldita y violenta política de dispersión ha terminado, pero nos cuesta sonreír. Su daño ha sido tan grande como cobarde e injusta su política», ha proclamado.
«Por la memoria, por el relato, por la no repetición», ha cerrado su discurso Ana Fernández.
Para finalizar, aurresku y un gran ramo de flores para la familia.