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Pablo Berger
Cineasta

«Mis anteriores películas me han preparado para hacer ‘Robot Dreams’»

Ha dirigido cuatro largometrajes en veinte años, lo cual evidencia el carácter minucioso y perfeccionista de un creador al que le gusta nadar a contracorriente. Prueba de ello es ‘Robot Dreams’, su debut en la animación. Lejos de ser visto como una anomalía, representa la culminación de un proceso.

Pablo Berger. (J.DANAE | FOKU)

Quedamos con Pablo Berger (Bilbo, 1963) en su casa de Madrid horas antes de que se anuncien las nominaciones a los Goya donde, como suele ser habitual en los últimos años, el cine vasco está muy representado.

No obstante, la primera ceremonia de entrega de galardones que afrontará este año este cineasta bilbotarra será la de los Premios del Cine Europeo, que se celebra este fin de semana. Un triunfo en dichos galardones allanaría el camino al Oscar de una película que llega este miércoles a las salas pero que ya arrastra la leyenda de ser uno de los filmes del año. Se trata de ‘Robot Dreams’.

‘Robot Dreams’ reafirma su posición como un director a contracorriente y amante de los retos ¿qué razones le llevaron a dirigir su primer film de animación?

La única razón es que me enamoré del cómic de Sara Varon. Me enamoré de la historia pero, sobre todo, me enamoré de su final, es uno de esos finales tan conmovedores que en cuanto lo lees piensas: ‘Yo quiero filmar esto’. Pero fue un proceso largo. La primera vez que leí esta novela gráfica fue en 2010 y en ese momento ya me encantó. Pero fue años después, tras haber hecho ‘Blancanieves’ y ‘Abracadabra’, que un día, tomando café, volví a leerla y al llegar al final se me saltaron las lágrimas. Fue la primera vez que leyendo un cómic me ocurría algo así y enseguida comprendí que eso se debía a que en dicha lectura lo que había hecho era visualizar la historia.

Me imagino que embarcarse en este proyecto le llevaría a sentir el vértigo de quien se enfrenta a lo desconocido ¿no?

Sí, pero es algo que me gusta. Me gusta el riesgo, reinventarme en cada proyecto y enfrentarme a cada una de mis películas como si fuera la última. Dicho esto, también es cierto que todos mis trabajos tienen cosas en común, no en vano soy yo el que siempre está ahí escribiéndolos y dirigiéndolos. En todas mis películas hay una historia de amor pero también hay elementos sorprendentes, giros inesperados y mucha música. Sin embargo, a partir de ahí, intento que cada una de ellas sea muy diferente en el plano formal, en el tratamiento del color y en la puesta en escena. Y ahí he que decir que tengo la suerte de contar con unos productores que siempre me han dado mucha confianza y a los que les gusta que les sorprenda.

 

Pablo Berger, en entrevista con NAIZ. (J. DANAE/FOKU)



Pensándolo bien, si atendemos al diseño de los personajes que había en sus anteriores películas y a la manera de retratar sus rasgos de carácter mediante una estética visual sublimada, era cuestión de tiempo que terminase haciendo un film de animación. ¿Cómo lo ve?

Supongo que es así, dado que una de mis mayores influencias como cineasta ha sido el cómic. Yo pertenezco a esa generación que se inició en la lectura con ‘Mortadelo y Filemón’ y de ahí pasó a ‘El víbora’ o ‘Makoki’. Los cómics al final son story boards y, en este sentido, pienso que mis anteriores películas me han preparado para hacer ésta. Ninguna de mis películas está contada en clave realista, más bien se trata de fábulas que siempre empiezan con un tono de ‘érase una vez’.

En el caso de ‘Robot dreams’, a través de unos trazos muy sencillos he conseguido unos personajes que son pura abstracción y de entre todos los protagonistas de mis películas creo que estos son los más simpáticos y aquellos con los que el espectador se va a sentir más identificado.

En este sentido, ‘Robot dreams’ es un film profundamente humanista pese a que en él no hay ningún personaje que sea humano ¿le interesaba explorar esa paradoja?

Sí, pero yo creo que todas mis películas están imbuidas de ese humanismo. Esto se debe a que yo soy alguien que no ha perdido nunca la inocencia. Como contador de historias siempre tiendo a ver el vaso medio lleno y soy consciente de que esa necesidad de ofrecer un relato esperanzador al público puede hacer que tachen mi cine de naif. Pero yo creo en el cuento. No me gusta que mis películas ofrezcan moraleja pero sí que tengan una dimensión moral. Aunque todas mis películas tengan una puesta en escena barroca y compleja, en todas ellas subyace una historia muy sencilla que apela a las emociones. Eso es lo que las hace profundamente humanas.

 

Sara Varon
La única razón es que me enamoré el cómic de Sara Varon. Me enamoré de la historia pero, sobre todo, me enamoré de su final, es uno de esos finales tan conmovedores que en cuanto lo lees piensas: ‘Yo quiero filmar esto’



Después hay otra cosa cautivadora en ‘Robots dreams’ y es que los personajes de la película no están definidos atendiendo a su género, raza, a su condición social o a su sexualidad. Y, sin embargo, en esa indefinición hay una reivindicación de lo que no es normativo.

No es algo buscado, pero supongo que la película está marcada por mis recuerdos de los diez años que pasé viviendo en Nueva York, una ciudad que para mí siempre fue un espacio de tolerancia y de diversidad. Por otra parte, los sentimientos no tienen género y por eso el espectador puede conferir la identidad que desee a los diferentes personajes. De hecho, más que personajes son alegorías. De todas las películas que he hecho ésta es la más abierta a la interpretación.

Háblenos de ese homenaje al Nueva York de los 80 que en la película emerge como un personaje más.

Yo la primera vez que fui a Nueva York fue en los 70, luego volví bastantes veces en los 80 y en los 90 viví allí. En aquella época Nueva York era la capital cultural del mundo, ya no. Ahora, en la era de internet y de la comunicación global, el centro del mundo puede estar en cualquier sitio donde haya un chaval con un equipo conectándose con otra gente e intercambiando puntos de vista sobre un proceso creativo. Pero en los 80 y en los 90 la creatividad nacía de lo colectivo y de lo presencial y en ese sentido no había ningún otro lugar como Nueva York, que albergaba gente muy diversa procedente de distintas partes. Por lo tanto, ‘Robot dreams’ es una película que puede asumirse como un homenaje a un lugar que ya no existe.

Su mirada siempre está imbuida de una veta de melancolía.

Es cierto. No me gustan los finales felices pero sí los finales irrefutables que sin ser alegres tampoco son tristes.

 

El cuento
Como contador de historias siempre tiendo a ver el vaso medio lleno y soy consciente de que esa necesidad de ofrecer un relato esperanzador al público puede hacer que tachen mi cine de naif. Pero yo creo en el cuento



¿Cuál es el público potencial para una película como ‘Robot dreams’?

El espectador en el que estaba pensando cuando hacía esta película era yo mismo. Yo creo que cualquiera al que le guste sorprenderse, emocionarse y presenciar una bonita historia de amor, está en disposición de gozar con una película como esta que, realmente, va dirigida a todos los públicos en el sentido más amplio del término. Con eso quiero decir que puede ser disfrutada por el cinéfilo más exigente lo mismo que por el aficionado al cine fantástico, por un público infantil y por espectadores más adultos.

El reto es cómo atraer a ese público tan plural y ahí es imprescindible el boca oreja y el papel de los medios para que nos ayudéis a ser ese pequeño David que se bate, con garantías, con el Goliat que es el cine de las majors y al que nos vamos a tener que enfrentar en taquilla. Para mí es importante que ‘Robot dreams’ sea un éxito como lo fueron mis películas precedentes pues de ello dependo para seguir creando con un cierto margen de libertad.