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El adiós de un equipo que nació para ganar con Somarriba su último Tour

El Bizkaia Durango no seguirá en el pelotón ante la imposibilidad de cumplir las exigencias económicas impuestas por la Federación Española. Se despide, sin cerrar las puertas a un regreso, un conjunto que nació en 2003 para dar a Joane Somarriba el apoyo necesario para ganar ese año su tercer Tour.

Joane Somarriba, de amarillo en el Tour de 2003, junto a la rusa Julia Martisova, la neerlandesa Ghita Beltman, las navarras Cristina Alcalde y Iosune Murillo y Agurtzane Elorriaga, luego directora del equipo. (NAIZ)

El Bizkaia-Durango ha anunciado que, tras 21 temporadas como equipo UCI, se despide «por las nuevas exigencias presupuestarias mínimas impuestas por la Federación Española para 2024. Han sido más de 20 años en los que hemos visto y vivido de primera mano muchos cambios y avances en el ciclismo femenino. Nos habría encantado haber seguido siendo parte de este crecimiento y trabajaremos para, en algún momento en el futuro y si las circunstancias lo propician, volver».

Añadía en su comunicado que «sentimos un gran orgullo por contribuir al desarrollo del ciclismo, especialmente el vasco. Hemos dado la oportunidad a alrededor de 300 ciclistas de competir en algunas de las mejores carreras del mundo, desde los inicios en 2003, ganando la Grande Boucle con Joane Somarriba, hasta un 2023 en el que hemos sido uno de los pocos equipos continentales que han disfrutado de la participación en dos Grandes Vueltas: el Giro (presentes en 18 de las últimas 21 ediciones) y La Vuelta».

Agradeció a los organizadores, a las corredoras que han defendido sus colores, al Ayuntamiento de Durango y a la Diputación de Bizkaia por apoyar el proyecto, a la prensa y a la afición, «a los que nos habéis acompañado tantos años haciéndonos sentir vuestro cariño y apoyo en las carreras y las redes. El ciclismo no sería igual sin vuestra fuerza y empuje. Os llevaremos siempre en nuestros corazones».

«La UCI vio que no podía hacerlo»

Agurtzane Elorriaga, que fue corredora del equipo desde 2003 hasta 2008 y después directora hasta esta temporada, explica a NAIZ que «para hacer lo mismo necesitábamos 600.000 euros más. Establecer el pago del SMI en los equipos continentales vendrá bien a una chica que va a tener plaza en un equipo capaz de cumplir todos los requisitos. pero si lo vieran con una visión más general igual no opinarían lo mismo. Hay muchas chicas que se van a encontrar sin equipo porque desaparecemos casi todos. No se trata de que unas pocas estén en mejores condiciones y muchas tengan que colgar la bicicleta, sino de que poco a poco consigamos que todas estén en las mejores condiciones».

Solo las Federaciones Española y Francesa han establecido esos requisitos y Elorriaga destaca que «me decían que todos los equipos italianos continentales desaparecían si se ponían esas condiciones. Porque si tuviéramos alguna ayuda de la Española... Ellos han implantado la normativa sin ofrecer ninguna ayuda y tengo serias dudas de que el ciclismo femenino mejore de esa forma. La UCI tenía previsto en 2024 implantar esta normativa, pero después de hacer el estudio decidió que no se podía hacer porque se iban a cargar el ciclismo femenino porque los equipos no pueden asumir ese salto. Si la UCI lo ha pospuesto, ¿a qué viene que la Española lo implante?».

Porque Elorriaga recalca que «no es porque no hemos querido, sino porque no hemos podido. Hemos hecho un esfuerzo terrible para encontrar dinero y es muy difícil con estas exigencias. Debían haberse centrado en profesionalizar las estructuras previamente antes de poner unos salarios mínimos. Porque hemos dedicado un esfuerzo y un dineral para dar oportunidades a las chicas. Hay muchísimo esfuerzo detrás y no hemos sido profesionales, nadie se ha dedicado a ello».

Evitó la retirada de Somarriba

Agurtzane Elorriaga recuerda que se cierra así una etapa en la que formó parte de su nacimiento cuando «Joane estuvo a punto de colgar la bicicleta porque no tenía apoyos. Por eso se reunieron los de la Duranguesa con el ayuntamiento de Durango y la Diputación de Bizkaia e hicieron este proyecto con Panda, otro sponsor. Nacimos y ganamos con ella el Tour el primer año. Todas tenemos muy buenos recuerdos porque fuimos con mucha ilusión y correr con una corredora como Joane era un privilegio. El comienzo fue superbonito e ilusionante y no hace ni un mes que nos juntamos en Durango e hicimos una comida todos los del inicio».

La propia Joane Somarriba destaca a NAIZ tras conocer el comunicado del Bizkaia-Durango que para ella también fue especial esa comida: «Nos juntamos todas al cumplirse 20 años y fue muy bonito recordar esos tiempos preciosos que pasamos. Nos juntamos con todo el staff, masajistas... Fue un gran equipo y era del pueblo. Todavía tengo gran relación con las compañeras y las personas que estaban porque en todos los equipos he estado muy bien, pero en uno de casa es diferente. Los sentimientos cambian mucho, las situaciones con las jóvenes... Fue una experiencia y un gran cambio para ellas y para mí porque quería venir a casa».

Recuerda que, a pesar de que ya había ganado dos Tours y dos Giros y estaba en su mejor momento, «se nos hizo muy difícil encontrar un sponsor. Tenia un peso en el ciclismo, pero había pocas carreras y sin televisión. Ya en 1992 necesitamos el apoyo de “Deia” para acabar la temporada. Veía tantas dificultades que pensaba que era imposible seguir. En ese momento se pusieron en relación la Duranguesa, el alcalde de Durango Juan José Ziarrusta y la Diputación de Durango y entre todos decidieron crear un equipo. Gracias a ellos sacaron el Bizkaia y mis recuerdos son muy bonitos porque había gente muy joven en el equipo, para ellas fue un gran cambio. Hicimos el Giro, que fui tercera, las carreras de aquí y fuimos al Tour con mucha responsabilidad porque el objetivo era volver a ganarlo. Hicimos un gran trabajo, teníamos un buen ambiente, vinieron extranjeras que reforzaron mucho el equipo y gracias a todas lo ganamos».

La acompañaron en ese Tour de 2003 ganado con el Bizkaia la neerlandesa Ghita Beltman, la rusa Julia Martisova, las navarras Iosune Murillo y Cristina Alcalde y Agurtzane Elorriaga, que recuerda que abandonó por problemas estomacales tras seis etapas: «Me dio mucha pena, pero la salud no acompañó. Tengo unos recuerdos muy bonitos del Tour y de los Giros, que nos gustaba mucho correr en Italia. Era un privilegio, tenías asegurado hacer siempre un buen papel con Joane».

Era un Tour de catorce etapas, Somarriba ganó la segunda y la tercera, se puso líder en la cuarta y mantuvo el amarillo hasta el final con la ayuda de sus compañeras. Por eso le tiene un cariño especial a aquella foto de su tercer y último Tour de amarillo en el podio con sus compañeras y una ikurriña: «Hubo una gran unión y ganarlo fue una gran alegría. Me acuerdo que en la primera etapa salimos de Córcega con 35 grados. Fue un Tour durísimo, con muchísimo calor desde el inicio, por eso murió mucha gente en Francia, sobre todo en las residencias. A mí me beneficiaba porque el calor me venía bien, pero tengo el recuerdo de que eso hizo que las primeras etapas tuvieran una gran dureza. Mis compañeras no pudieron estar mejor, me ayudaron todos los días».

«El Tour con un equipo de Bizkaia»

Somarriba recuerda que «fue difícil porque competí con grandes corredoras como Judith Arndt, tercera, y  Fabiana Luperini, cuarta, que preparaban bien el Tour. Era el mayor objetivo de todas. Yo estuve mucho tiempo en altura a 2000 metros, con entrenamientos muy duros para preparar aquel Tour. Ganar es difícil y cuesta mucho describir con palabras la alegría que sientes y compartirla con las demás es muy bonito cuando llega el último día. Te quedan para siempre esos momentos. Todos los Tours son especiales, pero ganarlo con un equipo de Bizkaia... Fue bonito tras tantas dificultades, encontrar sponsor, sacar el equipo y llevar el nombre de Bizkaia. Siempre estaré agradecida a todas las personas que hicieron un gran trabajo para sacarlo adelante y ganar aquel Tour».

Fue además su último Tour porque al año siguiente no se disputó y se centró en el Giro, prueba en la que se despidió de las grandes vueltas con un segundo puesto en 2005 para cerrar un palmarés con tres victorias y un tercer puesto en el Tour y dos triunfos y otros dos podios en el Giro antes de dejar el ciclismo en 2006.

Quedó como su legado el Bizkaia-Durango, que mantuvo su idilio con la prueba italiana. Como destaca Elorriaga, «en el comunicado les damos las gracias al Giro y a la Ronde van Drenthe porque nos han invitado desde los inicios hasta el último año. Además de Joane hemos tenido en el equipo a Emma Johansson, medalla olímpica y que sus inicios los hizo con el Bizkaia-Durango. Destacaría el ambiente tan familiar que hemos tenido siempre en el equipo con corredoras importantes que están todavía en activo y hemos formado como Ane Santesteban, Lourdes Oyarbide o Mavi García. Hemos sido un trampolín para acceder al siguiente nivel».

Un carácter familiar impreso con el sello del esfuerzo de los Elorriaga. Su padre Jon fue el alma mater del equipo junto a su primo Juan María Balier Elorriaga, presidente de la Duranguesa desde 1986, fallecido en 2012. Agurtzane estuvo ligada al equipo hasta que dejó de correr en 2008 y pronto volvió para dirigir el conjunto juvenil en el que empezó Lourdes Oyarbide y ha seguido hasta ahora como responsable deportiva con la ayuda de su aita.

Y no cierran la puerta a volver «muy orgullosos de todo el trabajo que hemos hecho y de dar la oportunidad a tantas corredoras. Ojalá podamos seguir aportando algo al ciclismo femenino en un futuro cercano. Está creciendo mucho y es muy positivo, pero que desaparezcan equipos como el nuestro es una pérdida terrible». No solo lo piensa ella, también todos los aficionados al ciclismo vasco.