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El ministro de Interior amenaza con el triunfo de Le Pen para radicalizar la ley migratoria

El ministro del Interior galo, Gérald Darmanin, ha urgido este domingo a la derecha clásica a llegar a un acuerdo sobre la nueva ley de inmigración para que la ultraderechista Marine Le Pen no gane las presidenciales de 2027.

Darmanin, en su visita a Calais del pasado viernes. (Denis CHARLET | AFP)

«Si no somos responsables, Le Pen será elegida", ha segurado en una entrevista en BFMTV Darmanin, en la víspera de que una comisión mixta paritaria del Senado y la Asamblea elabore un texto que pueda finalmente ser aprobado por los conservadores Los Republicanos (LR), después del revés que se llevó el Gobierno el lunes, cuando recibió una moción de rechazo para debatir el texto en la cámara baja.

El proyecto de ley del Gobierno, que fue en un primer momento endurecido por el Senado dominado por la derecha y luego suavizado por una comisión de la Asamblea, implica facilitar y acelerar la expulsión de inmigrantes en situación irregular, en particular aquellos con antecedentes.

Asimismo, prevé permitir la regularización de los que llevan más de tres años en Francia y trabajan en sectores en tensión por falta de mano de obra, como la hostelería, la construcción o los cuidados a las personas.

El Gobierno francés, que cuenta con la Asamblea Nacional con los diputados del partido del presidente Emmanuel Macron (Renacimiento) y con otros socios centristas, necesita a Los Republicanos para sacar adelante el texto, pues la izquierda lo rechaza por ser demasiado duro y la ultraderecha por verlo blando.

La derecha, hacia el extremo

El acuerdo no será sencillo, pues la derecha clásica ha escorado sus posiciones exigiendo más dureza contra la inmigración, llegando incluso a pedir que los trabajadores extranjeros legales en Francia tengan un periodo de carencia de hasta 5 años para ciertas ayudas sociales.

Para evitar otro traspié, el Ejecutivo lleva una semana movilizado para convencer a Los Republicanos de Éric Ciotti, quien será recibido en el palacio de Matignon esta misma tarde por la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, para acercar posiciones.

Borne, por otro lado, intentará elaborar un proyecto que también satisfaga al ala progresista del partido de Macron, que podría dividirse si el acuerdo con Los Republicanos es demasiado contundente.

En caso de que esta comisión mixta entre el Senado y la Asamblea, formada por 14 miembros de diferentes partidos, apruebe el lunes un texto, este se podrían presentar ya el martes para votarse en la cámara baja.

Si no hubiese pacto, el Gobierno ha descartado aplicar el polémico artículo de la Constitución 49.3, que le permite aprobar un proyecto sin votación, por lo que abandonaría la reforma de ley de inmigración, una de las principales preocupaciones del electorado francés.

Ese abandono sería un revés para el Ejecutivo, que ha buscado posicionarse en el tema migratorio para acortar el espacio de la ultraderecha de Agrupación Nacional de Le Pen, que ha hecho, durante décadas, el combate a la llegada de extranjeros su buque insignia y hoy es el partido que lidera los sondeos.