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Bernardo Arévalo
Presidente electo de Guatemala

«No hay Estado de Derecho cuando la Fiscalía conduce una persecución política»

Contra viento y marea, Bernardo Arévalo asumirá la Presidencia de Guatemala el 14 de enero. La Corte de Constitucionalidad pidió al Congreso garantizar su toma de posesión ante el intento fallido de la Fiscalía de evitarlo al solicitar al Tribunal Supremo Electoral que anulase las elecciones.

Bernardo Arévalo, presidente electo de Guatemala. (NAIZ)

Tras ganar su partido los comicios, la Fiscalía solicitó suspender al Movimiento Semilla por un supuesto caso de firmas falsas y pidió retirarle la inmunidad para investigarlo por lavado de dinero, entre otros delitos. ¿En qué situación está el golpe de Estado que usted ha denunciado tras solicitar la Fiscalía anular incluso las elecciones del 25 de junio y el 20 de agosto?

La Fiscalía está haciendo todos los intentos por tratar de generar un cambio en los resultados electorales, que ya fueron declarados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) como inalterables y definitivos, por lo que, desde el punto de vista legal, las vías están prácticamente cerradas. Ahora tenemos una resolución de la Corte de Constitucionalidad (CC) que dice que el 14 de enero asumirán las personas que ganaron las elecciones. Lo que hace el Ministerio Público (MP) es tratar de generar casos a partir de fabricaciones, patrañas y acusaciones que no tienen sustancia sin que se nos permita acceder a la carpeta para conocer cuáles son y ejercer nuestro derecho de defensa. Hay una colusión entre la Fiscalía y el juez Fredy Orellana que pretenden intimidar, confundir y amenazar, pero estamos convencidos que asumiremos el poder, tal como fue decidido por el pueblo de Guatemala en las elecciones.

La mayor artífice de esta persecución es la fiscal general, Consuelo Porras. ¿Va a cesarla teniendo en cuenta que su mandato concluye en 2026?

He pedido repetidamente a Consuelo Porras su renuncia y espero que el 14 de enero tenga la decencia de presentarla. En caso contrario, exploraremos cuáles son los mecanismos legales que pueden llevar a su remoción dentro de los procedimientos establecidos. [Este mismo miércoles, la CC resolvió ‘sin lugar’ una acción legal que buscaba dar potestad al presidente de la República para poder destituir al fiscal general y jefe del MP].

Si Consuelo Porras no renuncia y usted no puede removerla de su cargo, ¿cómo va a poder gobernar con la espada de Damocles de esa persecución de la Fiscalía en su contra y de su partido?

El MP no está operando de manera aislada, sino que es parte de una red de actores que están en otros lugares, como en el Congreso y el Ejecutivo. Hay todo un aparato que hoy está enquistado en espacios de poder que son los que generan este tipo de cuestiones y eso va a desaparecer el 14 de enero.

¿Por qué le tienen tanto miedo a que gobierne?

Le tienen miedo al cambio y a un gobierno que fue claro desde el primer momento al identificar que el principal obstáculo para el desarrollo justo, equitativo y solidario del país era la corrupción y que, en consecuencia, era necesario hacer un ejercicio para librarnos de esa corrupción que había convertido en millonarios exprés a toda esta clase política corrupta y sus asociados, como algunos empresarios, funcionarios y exmilitares.

¿Considera que se va a encontrar un país que, prácticamente, se tiene que construir desde cero?

Desde cero, no. Nosotros tenemos retazos de democracia sobre los que hay que empezar a construir. Nuestra lucha será rescatar y aprovechar los espacios que tenemos ante las instituciones de justicia, a pesar de que aquí es evidente que no hay un Estado de Derecho cuando desde la Fiscalía se conduce la persecución política contra la gente que está luchando contra la corrupción. El pueblo está determinado a rescatar y constituir su democracia. Lo que han estado pidiendo los pueblos indígenas y los sectores populares y después ya todo el mundo que se ha venido sumando es el respeto a la Constitución.

Lo que hemos tenido es una élite corrupta que primero asaltó el poder desde los partidos políticos y se incrustó en los distintos poderes para poder aprovechar el erario público para beneficio personal. Para poder sostener esa corrupción, empezó a convertirse en un aparato de generación de impunidad, y para poder sostener la impunidad, se han convertido en un aparato que hace persecución política de todas aquellas personas que ejercen su derecho a luchar contra ese estado de corrupción. Por eso, tenemos un exilio de jueces, abogados, periodistas y fiscales que estaban luchando por la justicia y que este sistema está expulsando.

«Estoy esperando a que el presidente Alejandro Giammattei declare claramente dónde está alrededor de este intento de golpe de Estado»

¿Van a poder regresar a Guatemala a partir del 14 de enero las personas exiliadas?

Lo primero que va a terminar es la persecución política que se ejerce contra ellas y donde el MP es el ariete que utiliza esta red política corrupta que está incrustada en el poder. Al Ejecutivo, por lo menos, va a llegar un partido que tiene un pleno compromiso con las libertades públicas y que va a cesar cualquier intento de persecución, de manera que las condiciones van a ir cambiando y en la medida en que se pueda ir rescatando la institucionalidad de la Fiscalía, va a poder evitarse que siga siendo utilizada para estas persecuciones.

¿Intentará sacar del MP a los fiscales, como el jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad, Rafael Curruchiche, para que ya no haya esa persecución?

Efectivamente, necesitamos limpiar el MP de esta banda de criminales que lo tienen ocupado en este momento.

¿Espera una legislatura difícil con muchos obstáculos para poder gobernar?

Los incentivos que dirigían la política parlamentaria en las últimas dos décadas están desapareciendo porque nosotros hemos sido claros en que no vamos a repartir ni plazas fantasmas, ni contratos a los diputados del Congreso. Entonces, creemos que no va a ser fácil, pero hay suficiente determinación en varios sectores de la sociedad guatemalteca alrededor de la necesidad de librarnos de la corrupción como para poder avanzar en ese sentido.

¿Cómo es su relación con el actual presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, durante el proceso de transición?

Yo estoy esperando a que el presidente Alejandro Giammattei declare claramente dónde está alrededor de este intento de golpe de Estado.

¿Cuál es el papel de Giammattei en todo lo que está pasando?

Simplemente, se niega a definirse y, de repente, sale defendiendo a los 108 golpistas del Congreso y es lo único que puedo ver. [EEUU ha retirado la visa estadounidense a los 108 diputados del Congreso que aprobaron el 30 de noviembre retirar la inmunidad a cuatro magistrados del TSE para ser investigados por un supuesto fraude financiero en la compra del sistema de transmisión de los resultados de las elecciones].

«Cuando nosotros ganamos las elecciones, hubo una celebración espontánea en las calles de júbilo que nunca había tenido lugar en la historia»

¿Cuando llegue al gobierno va a abrir cajones y levantar alfombras para detectar cualquier hecho delictivo de la actual administración?

La Constitución nos obliga a denunciar hechos que no sean claros. En la medida que vayamos encontrando cosas que sean evidentes las vamos a tener que ir denunciando sin ninguna duda. No tenemos ninguna intención de empezar un proceso de cacería de brujas en el sentido de que lo que nos interesa es empezar a trabajar lo más rápido en generar el desarrollo y para eso necesitamos concentrarnos en hacer funcionar las instituciones. Por supuesto, instituciones que primero tienen que ser limpiadas de mecanismos y aparatos de corrupción, porque el problema que tenemos es que la corrupción no desaparece de la noche a la mañana, sino que deja huellas, estructuras, costumbres y hábitos y de todo eso hay que ir deshaciéndose para construir la institucionalidad democrática que el país necesita.

¿Teme que en su gobierno pueda haber corrupción en el futuro y que va a ser más fiscalizado que los gobernantes anteriores?

Aquí había una normalización de la corrupción y nosotros lo que tenemos claro es que, si nos enteramos de que algo está pasando, no vamos a esperar a que lo denuncien de afuera, sino que lo vamos a operar nosotros desde adentro porque es fundamental para la credibilidad del proceso.

Tras el apoyo recibido en las urnas, ¿considera que es la última esperanza que le queda a la población de Guatemala?

La esperanza que tiene este país no es ni Bernardo Arévalo, ni Semilla, sino que es en sí mismo y en la decisión que ha tomado de darle una vuelta a la página y darse una nueva oportunidad como país. Cuando nosotros ganamos las elecciones, hubo una celebración espontánea en las calles de júbilo que nunca había tenido lugar en la historia. La gente se tiró a las calles a celebrar, pero no con la bandera del partido, sino con la bandera nacional, porque este es un pueblo que está dándose a sí mismo esa esperanza para poder hacer la transformación del país.

La población indígena es uno de sus máximos apoyos con manifestaciones en defensa de la democracia. ¿Cómo va a recompensar ese respaldo, teniendo en cuenta que es una de las poblaciones más vulnerables?

Nosotros no vamos a hacer, sino que estamos haciendo y hablando con ellos para escuchar cuáles son sus intereses y necesidades. Por ejemplo, existe toda una institucionalidad indígena derivada de los acuerdos de paz que estamos analizando con ellos sobre cómo pueden llegar a plantearse de una manera que recuperen la intención original.

Las brechas y deudas históricas de este país con su población en general y la población indígena en particular no son de los últimos 10 años, sino de 500 años. Tenemos una historia de exclusión, marginación, discriminación y racismo que tenemos que empezar a corregir y lo tenemos que hacer generando un proceso de desarrollo que sea justo, solidario, incluyente y que sabemos que va a tener que ser gradual porque las necesidades son mucho más grandes que lo que un solo gobierno puede hacer.