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Los conflictos internos, la competencia y el cambio climático lastran a la OPEP

La OPEP, cártel petrolero fundado en 1960, estableció una alianza en 2016 con otros diez países, entre los que está Rusia, la OPEP+, para limitar la oferta y sostener los precios ante la competencia de EEUU. Ahora, lastrada por las desavenencias internas, vive horas bajas.

Imagen de la refinería de petróleo Dangote en Lagos, Nigeria. (Pius UTOMI EKPEI | AFP)

Desde finales de 2022, la OPEP+ mantiene más de 5 millones de barriles por día (mbd) bajo tierra con la esperanza de hacer subir los precios. La estrategia funcionó un tiempo: el Brent, referencia europea del petróleo, se acercó a los 100 dólares a finales de septiembre entre temores de un fuerte déficit de oro negro. Pero desde entonces, el precio se ha desplomado.

Pese a los nuevos recortes anunciados en noviembre, los precios del crudo siguen estancados en su nivel más bajo desde junio (entre 70 y 80 dólares por barril), aunque por encima del promedio de los últimos cinco años. Arabia Saudita culpa a los especuladores; otros países, a la débil demanda económica. Pero hay otro factor en juego: la falta de unidad. «Si no se han considerado reducciones en la oferta, es porque las recientes discusiones revelaron fricciones en el seno del grupo», comentó a AFP Ipek Ozkardeskaya, analista de Swissquote.

Angola y Nigeria se mostraron descontentos con sus cuotas en la última reunión. Y la OPEP+ fue incapaz de acordar un recorte de volumen para los 23 países miembros. Arabia Saudita, deseosa de compartir la carga, solo encontró apoyo entre otros siete países. Pero «la unidad es necesaria para reforzar la legitimidad del grupo», señaló Ozkardeskaya. El pasado día 21, Angola abandonó el cártel por esos desacuerdos sobre cuotas.

En los años 1980, ante el creciente poder de otros productores, la OPEP estableció su famoso sistema de cuotas que le permitía influir ocasionalmente en el mercado. Esa estrategia funcionó relativamente bien durante la crisis financiera de 2008 o la pandemia del covid-19, pese a las discrepancias internas.

Pero a fuerza de golpes y de crisis políticas, la OPEP y sus socios controlan ahora apenas más de la mitad de la producción mundial de crudo (50 mbd), según el último informe de la AIE. Es la cuota más baja desde la creación de la OPEP+.

EEUU, primer productor mundial, vende la cifra récord de 20 millones de barriles diarios gracias a la abundancia de petróleo de esquisto. La producción de Brasil y Guyana también han crecido.

La OPEP+ enfrenta también la emergencia climática. «La transición verde es un importante freno a (su) actividad», resumió Ozkardeskaya. «El grupo tiene todo el interés en retardarla lo más posible».

En la COP28, el secretario general de la OPEP, Haitham al-Ghais, escribió a sus miembros para instarlos a «rechazar proactivamente» todo texto o formulación contra las energías fósiles. Esta postura generó cierta tensión y desató un aluvión de reacciones en Dubai.