INFO

‘Worldbuilding’: inventemos el futuro en el que queremos vivir

¿Qué pasaría si todos los humanos viviéramos en una megaciudad y dejásemos el resto del planeta a la naturaleza? ¿Y si una inteligencia artificial aspira a ser artista cuando crezca? Parece ciencia ficción, pero son mundos imaginarios con los que el arte y la ciencia nos hacen repensar el futuro.

«The Great Endeavor», la videoinstalación en la que Liam Yong. (Fundación TELEFONICA)

Un arquitecto australiano que se define a sí mismo como ‘arquitecto especulativo’ y que crea películas en las que ‘reinventa’ el futuro usando las tecnologías que existen ya en la actualidad (Liam Young y sus videoinstalaciones, que se pueden ver en la sala BBK de Bilbo). Artistas y científicos que trabajan juntos en experimentos para hacer prototipos con los que «crear mundos distintos», en palabras de Clara Montero, la directora cultural de Tabakalera (‘Máquinas de ingenio’, hasta el 4 de febrero en Donostia).

Un exitoso podcast de ficción que imagina una Euskal Herria postapocalíptica anegada por el mar (‘Artxipelagoa’, en su tercera temporada y que incluso ha saltado al cómic). Y series y películas que llegarán a las plataformas este 2024 con la distopía como punto de conexión (‘The Kitchen’,  ‘Civil War’ o la cuarta entrega de un clásico como ‘El planeta de los simios’)... No es que la distopía esté de moda, es que la estamos viviendo ya.  

El australiano Liam Young, arquitecto reconvertido en creador de videoinstalaciones, lo explica así: «Yo no diseño edificios, más bien cuento historias sobre las implicaciones urbanas y arquitectónicas globales de las nuevas tecnologías, porque las tecnologías emergentes están cambiando nuestras vidas, espacios y ciudades. Estamos en un momento interesante, en el que la tecnología nos llega más rápido que nuestra capacidad cultural para asimilar lo que estos sistemas pueden significar. Son cosas como los drones, los coches sin conductor, la realidad aumentada o la inteligencia artificial, que están cambiando fundamentalmente lo que somos. Ya son parte de nuestras vidas, aunque todavía estamos tratando de entender lo que podrían significar para nosotros. El futuro no es algo que se precipita sobre nosotros como si fuera agua, sino que es algo que todos nosotros moldeamos y definimos activamente. Lo que nosotros intentamos es animar a la gente a que empiece a contar historias sobre el futuro en el que quiere vivir».

Las claves ya están aquí

Tras pasar por México, Lima y Madrid, los mundos imaginados por Liam Young están instalados en plena Gran Vía bilbaina. ‘Liam Young. Construir mundos’ es una rareza, una propuesta que bebe mucho del cine, pero con un trasfondo que más tiene que ver con la arquitectura, la ciencia y la ecología que con el ocio puro y duro. Son películas que han sido exhibidas en numerosos museos de todo el mundo y la obra de su autor está presente en colecciones como la del MoMA de Nueva York o el Victoria & Albert Museum de Londres.

La muestra está compuesta por una serie de historias, generadas con prácticas como el worldbuilding, la técnica utilizada para crear y visualizar mundos imaginarios y entornos virtuales en el cine, la televisión o los videojuegos.

Tabakalera ha puesto a trabajar juntos a artistas y científicos para imaginar el futuro. (Gorka RUBIO | FOKU)

 

Pero es que el término worldbuilding (o cómo hacer un mundo imaginario) también está muy extendido desde hace tiempo entre los escritores de fantasía y ciencia ficción cuando se refieren a crear el mundo paralelo de sus novelas. Lo usó J.R.R. Tolkien para llevar a sus lectores a la Tierra Media en la saga de ‘El señor de los anillos’, lo usó Ursula K. Le Guin para crear los mundos de Terramar –ambos imaginaron una geografía específica, distintas etnias e incluso lenguas para esos mundos que siguen teniendo plena vigencia y éxito–, lo utilizó también George R.R. Martin para ‘Juego de Tronos’.

¿Pero para qué sirven esos mundos inexistentes?

Liam Young: «En el momento actual, se avecinan muchas cosas que cambiarán radicalmente lo que somos: la enorme desigualdad financiera, la llegada del aprendizaje automático y la inteligencia artificial o el despliegue de los dispositivos autónomos que van a llenar nuestras ciudades y con los que vamos a compartir nuestras vidas, también el tremendo cambio climático... cualquiera de estas cosas cambiará lo que significa ser un humano. Por eso, cada proyecto que nosotros creamos comienza con viajes e investigaciones que realizamos sobre el presente. Viajamos por todo del mundo buscando las señales de posibles futuros y documentando las tendencias emergentes, hablando con los científicos y los tecnólogos que participan en la fabricación de las tecnologías que cambiarán nuestro mundo. Mi oficio de director consiste en exagerar y extrapolar cosas que ya están aquí. Se podría decir que subimos el volumen de ciertas tendencias que descubrimos y las interpreto como posibles escenarios futuros. Lo que intentamos hacer es crear historias y construir mundos imaginarios que intentan ayudarnos a prepararnos para algunos de estos cambios o intentar ayudarnos aún el presente a estar más preparados e informados sobre lo que podrían significar para que podamos adaptarnos de forma más creativa y estratégica, y empezar a cambiar esos sistemas». Es decir, generar un debate en torno a la revolución tecnológica en la que estamos inmersos.

Ejemplos de los trabajos de este australiano: ‘Planet City’ plantea qué pasaría si los humanos nos concentráramos en una megaciudad para dejar el resto del planeta a la naturaleza. Young ha creado una ciudad con barrios en vertical, recorrida por drones y vehículos un poco a lo Blade Runner y que está basada en una propuesta realizada en 2016 por el biólogo americano Edward O. Wilson en su libro ‘Half-Earth’ (Media Tierra), consistente en liberar la mitad del planeta de la presencia humana con el fin de establecer una gran reserva natural para preservar la biodiversidad.

En ‘The Great Endeavor’ imagina la creación de una estructura global de depósitos marinos, levantada en aguas internacionales, en donde que se almacenaría CO2 en forma de gas licuado, enterrarlo bajo el lecho marino. Con él, plantea, se revertiría el cambio climático. Ha contado con el apoyo de la científica medioambiental Holly Jean Buckmo.

Guerras y máquinas

Este encuentro de la ciencia con el arte es también en lo que trabaja Circe (Creative Impact Research Centre Europe), el grupo de reflexión interdisciplinar e internacional en el que participa Tabakalera. Su objetivo, aprovechar el potencial de las economías creativas para responder a las crisis actuales y futuras. «

La sociedad actual se enfrenta a múltiples crisis y necesita creativos, necesita artistas, necesita gente con experiencia en estas prácticas creativas para hacer frente a estas crisis, porque siempre están en proceso de innovación. En realidad, buscan situaciones de inseguridad para crear algo nuevo a partir de ellas. Así que tienen una habilidad particular que ofrecer», en palabras de Teresa Koloma Beck. Como muestra, los cuatro prototipos que están expuestos en Tabakalera.

Bueno, esperemos que artistas y científicos impidan que el futuro sea como el que dibuja ‘The Kitchen’ (Netflix, de estreno el 19 de enero), que nos traslada a un futuro distópico en Londres, ciudad en la que se ha erradicado el Estado de Bienestar y los millonarios imponen su ley, mientras que las clases bajas viven en barrios marginales. De claro fondo social, el filme está producido por Michael Fassbender. Tampoco da mucha envidia el planeta que retrata ‘Civil War’, otro de los grandes estrenos de este año, en el que Alex Garland dirige a Kristen Dunst en esta historía que se desarrolla en un EEUU sumido en un conflicto bélico fratricida.