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Los palestinos de Jerusalén oriental, angustiados por la demolición de sus casas

En Al Walaja, un pueblo de Jerusalén oriental, decenas de familias temen que su casa sea demolida. La razón son los permisos de construcción casi imposibles de obtener por las políticas israelíes, según varias organizaciones. El ritmo de los derribos se ha acelerado desde el 7 de octubre.

Ghadir al Atrash y su familia frente a su casa demolida en Al Walaja. (Alberto PIZZOLI | AFP)

Ghadir al Atrash no puede contener sus lágrimas frente a las ruinas de su casa, recién demolida por las autoridades israelíes en un pueblo palestino al sur de Jerusalén.

Al Walaja se encuentra entre colinas y olivares, bajo la jurisdicción de Jerusalén oriental, la parte de mayoría árabe anexionada por Israel.

En esta localidad, decenas de familias viven bajo la amenaza de demolición de sus viviendas por problemas con su permiso de construcción.

Permisos que según militantes de organizaciones de defensa de los derechos de los palestinos son casi imposibles de obtener a causa de la restrictiva política de vivienda aplicada por Israel en Jerusalén oriental y en las zonas bajo su pleno control en Cisjordania, según remarca esta crónica de AFP.

Aunque la práctica no es nueva en este territorio palestino ocipado por Israel desde 1967, sí que ha aumentado desde el inicio de la guerra desencadenada por el ataque del movimiento islamista palestino Hamás en suelo israelí el 7 de octubre.

En Al Walaja, un pueblo de 3.000 habitantes, los trámites son complicados porque no hay registro catastral.

Un niño palestino con un burro frente a la frontera de Cisjordania en Al Walaja. (Alberto PIZZOLI / AFP).

Una parte de su territorio ya se vio reducida por dos colonias judías, ilegales según el derecho internacional, mientras que algunas tierras agrícolas han quedado fuera del acceso por el muro de separación erigido por Israel en Cisjordania.

Según la oficina de la coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA), el ritmo de las destrucciones de viviendas en Cisjordania, incluyendo Jerusalén oriental, se ha acelerado en más de un tericio desde los ataques de Hamás el 7 de octubre en comparación con los nueve primeros meses del año. Más de 440 palestinos que viven en esos sectores se vieron desplazados, señala la OCHA.

En Jerusalén oriental el número de demoliciones ha crecido un 50% desde el 7 de octubre, según la ONG israelí Ir Amim, que defiende la coexistencia entre comunidades de la ciudad.

Elección imposible

Para muchos palestinos y oenegés, se trata de una estrategia para que se vayan de Jerusalén.

Israel la considera su capital eterna e individible y los palestinos aspiran a hacer de Jerusalén la capital de un hipotético estado independiente.

«Los habitantes deben elegir entre irse de Al Walaja, donde nacieron y donde vive su familia, o construir sin permiso corriendo el riesgo de que sus casas sean destruidas», resume Aviv Tatarsky, militante de Ir Amim.

Ghadir al Atrash, una madre divorciada de 43 años, dice que terminó de construir su casa en febrero reuniendo con muchos sacrificios los 200.000 shekels (48.900 euros) necesarios: «Mi hijo dejó la universidad, ahorramos, pedimos prestado dinero», dice. «La construí para salir del agotamiento y de la miseria, para estabilizar mi vida».

Lo ocurrido a ella es lo que temen centenares de personas bajo amenaza de órdenes de demolición de las autoridades israelíes. Aunque unas treinta casas han obtenido un aplazamiento de la Corte suprema israelí, seis pueden ser demolidas en cualquier momento.

Miedo

Según Ir Amim, es el caso de Mahmud Abu Khiarah, de 28 años: «Hay angustia y miedo», dice este obrero del sector de la construcción.

«Pienso siempre en lo que nos van a hacer y en nuestra casa», edificada en 2017, donde vive desde hace tiempo su familia, dice.

Mahmud Abu Khiarah delante de su casa en Al Walaja. (Alberto PIZZOLI / AFP)

Para evitar tener que soportar el costo de una demolición decidida por las autoridades israelíes, algunos habitantes deciden construirlas ellos mismos.

Preguntados por la AFP sobre la situación en Al Walaja, las autoridades israelíes y la municipalidad de Jerusalén no han hecho comentarios.

Debido a la falta de registro catastral, habitantes de Al Walaja han cotizado para cartografiar su pueblo y someter su plan a inicios de octubre a las autoridades que anunciaron una respuesta en cuatro meses.

«Como potencia ocupante, Israel debe proteger a los palestinos» que «deberían tener acceso a un sistema honesto y equitativo de catastro», dice Greg Puley, de OCHA.

Pero la espera de una decisión, la amenaza de destrucción de las viviendas perdura. «Si derriban nuestra casa, estaremos obligados a vivir afuera», afirma Abu Khiarah.

Los ataques del 7 de octubre realizados desde Gaza por comandos del movimiento islamista palestino Hamás, «organización terrorista» para la Unión Europea y Estados Unidos, causaron la muerte de 1.140 personas de lado israelí, en su mayoría civiles, según el cálculo de la AFP con base en las últimas cifras oficiales israelíes disponibles.

En represalia, las operaciones militares israelíes mataron a más de 23.000 personas en Gaza, en su mayoría mujeres y menores, según Hamás, que gobierna este territorio.