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Cuatro años y medio de prisión a un entrenador de un gimnasio de Bilbo por abuso sexual

La Audiencia de Bizkaia ha condenado a cuatro años y medio de prisión a un entrenador de un gimnasio de Bilbo por un delito de abuso sexual a una joven durante un masaje en el centro deportivo en 2020.

Foto de archivo de una movilización en Bilbo contra las agresiones sexuales. (Marisol RAMIREZ | FOKU)

La Audiencia de Bizkaia ha condenado a un entrenador de un gimnasio de Bilbo a 4 años y medio de cárcel por agredir sexualmente a una joven durante un masaje en el centro deportivo en marzo de 2020. Asimismo, le impone libertad vigilada por un periodo de cinco años de sometimiento a programas de educación sexual, que deberá cumplir con posterioridad a la pena de cárcel.

Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), en una sentencia notificada recientemente y contra la que cabe recurso ante el TSJPV, la Sección Segunda de la Audiencia de Bizkaia considera probado que el 8 de marzo de 2020 la mujer acudió al gimnasio y, tras una clase en la que se resintió de un dolor en la zona lumbar que sufría desde hacía un tiempo, el entrenador la emplazó a subir a la planta superior del centro para recibir un masaje.

La sentencia recoge que el acusado empezó con un masaje «deportivo» que «convirtió en sexual y que le introdujo los dedos en la vagina y el pene en la boca. También afirma que durante todo el suceso ella «sufrió un bloqueo de su capacidad de reacción ante un episodio de naturaleza sexual en el que no deseaba participar».

El tribunal concluye que la tesis del acusado, que defendía que la acción sexual «fue consultada y continuada solo en caso de asentimiento», es «poco o nada razonable y poco o nada fiable». Entre otras cuestiones, incide que en la instrucción no se ha encontrado nada que haga pensar en una venganza, un malentendido u otras razones como «un posible arrepentimiento personal» de ella.

El tribunal señala asimismo que las acciones del entrenador «no contaron con el consentimiento» de la joven y que ella se vio «ante la imposición de una relación sexual ante la que simplemente no reaccionó».

La Audiencia vizcaína estima que la declaración de la amiga a la que relató lo sucedido, que encontró a la víctima «asustada, aturdida, incrédula», y las periciales forenses «ratifican esa fiabilidad y configuran un cuadro probatorio de cargo que despeja cualquier duda razonable sobre la realidad de lo acontecido, coincidente con lo manifestado» por la mujer.