Iñigo Pérez, exjugador de Athletic y Osasuna, nuevo entrenador del Rayo
El navarro, de 36 años, regresa al equipo madrileño después de ejercer como segundo entrenador la temporada pasada con Andoni Iraola. Según ha señalado en su presentación, no le da miedo la comparación con el técnico de Usurbil.
Iñigo Pérez se ha convertido este miércoles en nuevo entrenador del Rayo Vallecano en sustitución de Francisco Rodríguez, destituido el lunes, según ha confirmado el club madrileño en su web oficial.
El técnico navarro, de 36 años, regresa al Rayo menos de un año después de su marcha como integrante del cuerpo técnico de Andoni Iraola, con el que ejerció de segundo entrenador la temporada 2022/2023 en el conjunto vallecano.
Esta campaña Iñigo Pérez también trató de acompañar a Iraola en su aventura en la Liga inglesa en el Bournemouth, pero unos problemas con los papeles del visado de trabajo impidieron que pudiera ejercer de segundo entrenador en el conjunto británico y lleve varios meses parado.
Iñigo Pérez, que como jugador llegó a vestir las camisetas del Athletic, Huesca, Mallorca, Numancia y Osasuna, afronta en el Rayo Vallecano su primera etapa como primer entrenador con el reto de lograr la permanencia.
Llega al Rayo para sustituir a Francisco Rodríguez, cesado por los malos resultados. El técnico almeriense se marcha del equipo madrileño con un balance de ocho victorias, nueve empates y diez derrotas en 23 partidos de Liga y cuatro de Copa.
En Liga el Rayo solo ha sumado una victoria en las últimas catorce jornadas y encadena tres derrotas consecutivas, unos números que aún así le mantienen siete puntos por encima del descenso.
El principal aval de Iñigo Pérez es su conocimiento del vestuario tras su paso por él la pasada temporada, sus cualidades tácticas de juego ofensivo y de posesión, en consonancia con lo que busca el club, y la ilusión y ambición por su primera experiencia como primer entrenador.
Sin miedo a la comparación con Iraola
Iñigo Pérez ha sido presentado esta mañana y explicaba que «es un día ilusionante para mí, aunque es cierto que uno tiene empatía y sensibilidad y es difícil para todos. Entras porque alguien sale, lo entiendo así. Aún así estoy muy contento. En verano hubo una opción de venir, pero no la sentía como propia. La persona que estuvo aquí (Iraola) había creado algo y yo quería seguir».
«Somos conscientes que mi idea de fútbol parte de Iraola y de entrenadores con los que hemos compartido vestuario. Hemos compartido muchos años en el fútbol profesional y, dicho esto, no hay que engañar a nadie. La idea es similar, por eso hemos trabajado juntos, y el club quiere llevar la idea y la línea que me gusta», confesaba.
El técnico navarro afirmaba que en el vestuario ha vuelto a ver a los chicos que conoce y ya ha podido hablar con ellos en el primer entrenamiento.
«He visto un equipo que está dolido y, cuando se va un entrenador, al llegar uno nuevo, los chicos tendrán ilusión y entusiasmo por convencerle para ser actores principales el día del partido. Lo primero quiero recuperar al equipo y conjugar el aspecto futbolístico con el emocional, que son dos facetas que debemos potenciar. Hay que hacerles ver a los jugadores que hasta hace poco ganaban y metían goles su valía. Están con ansiedad y hay que tratar de que vuelvan al rendimiento de antes», ha apuntado.
Iñigo Pérez desvelaba que cuando esta semana le llamaron del Rayo no tardó en decidirse, algo que no le ocurrió en junio del pasado año, cuando le asaltaron las dudas para hacerse cargo del equipo tras la marcha de Iraola.
«En ese momento no me iba a sentir éticamente cómodo y quería seguir con Iraola. Cuando vine aquí llevaba un mes retirado y un año después, cuando te ofrecen el puesto, a uno le tienta, pero la parte moral le frena y la profesional de seguir creciendo también. No ha sido posible mi estancia allí en Inglaterra y han cambiado las circunstancias», ha comentado Iñigo, que reconocía que, aunque las comparaciones con Iraola se van a dar, las gestiona «de forma natural».
«Entiendo esa comparativa cuando sucede este proceso, como pasó en el Real Madrid con Ancelotti y Zidane o en el Barcelona con Guardiola y Tito Vilanova. Veníamos de estar juntos en la adolescencia en la residencia y la comparación la veo como algo natural. No me da miedo, lo gestiono con naturalidad, pero llegados el momento hay una fragmentación y Iraola es uno y yo soy otro», concluía.