El Ejército israelí extiende el terror por las salas y pasillos del hospital Nasser
El asalto del Ejército israelí al hospital Nasser en Jan Yunis extendió el terror por las salas y pasillos del complejo hospitalario. Los soldados dispararon al personal y pacientes que intentaron huir y detuvieron a decenas de personas, ordenando una evacuación imposible para muchos de ellos.
El Ejército israelí convirtió el mayor hospital que queda en funcionamiento en Gaza en un campo de batalla en el que atacó a médicos, pacientes y desplazados. Tras 25 días de asedio y ataques con artillería y francotiradores, un tanque irrumpió por la mañana en el recinto del hospital Nasser, echando abajo uno de sus muros entre una nube de humo para cubrir sus movimientos.
El caos llenó los pasillos sin luz donde se escuchaban disparos y gritos. Las fuerzas israelíes atacaron tanto dentro como fuera del edificio mientras miles de personas intentaban huir, obligadas a salir por un estrecho pasadizo. Para aumentar el terror, los soldados llevaron a cabo detenciones masivas y drones de ataque persiguieron y dispararon a los que huían en el exterior.
Los testimonios que pudieron difundirse daban cuenta de una mujer que huía solo media hora después de dar a luz o de otra que escapaba con su marido, que estaba en un tratamiento de diálisis. «Destruyeron las paredes que nos rodeaban y la sala del médico. Nos ordenaron que nos fuéramos y nos dispararon», relató a la cadena Al-Jazeera. Al menos una persona murió y varias resultaron heridas en el asalto al departamento de Ortopedia. Los soldados también irrumpieron en la sala de Maternidad y destruyeron dos ambulancias. Además atacaron tiendas de campaña de los miles de desplazados que se refugian en el recinto médico.¡
Según fuentes médicas, las tropas ocuparon la segunda planta del complejo y soltaron un gran número de perros por distintas zonas.
Traslado imposible Además, ordenaron a los equipos médicos el traslado de todos los pacientes, «incluidos los de cuidados intensivos y pediatría», a un edificio concreto del hospital, tarea casi imposible para enfermos que requieren respiración asistida.
Entre los ingresados «hay 273 pacientes que no pueden moverse», 18 de los cuales están en cuidados intensivos y 35 en diálisis, señalaron las mismas fuentes.
Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció la desaparición de un miembro de su personal y la detención de otro. «Nuestro personal médico ha tenido que huir, dejando atrás a los pacientes. Las fuerzas israelíes establecieron un puesto para controlar a las personas que salían del complejo; Uno de nuestros colegas fue detenido en este puesto», relató.
MSF acusó a las autoridades israelíes de bombardear de madrugada el centro pese a que habían prometido a pacientes y médicos que podían quedarse dentro y no evacuar.
El Ejército sionista defendió el asalto al hospital –una acción que puede considerarse crimen de guerra– asegurando que tiene «información creíble» de los servicios de Inteligencia de que Hamas mantuvo en ese centro a algunos de los cautivos israelíes y de que podría haber cadáveres de secuestrados. El centro llevaba semanas sin agua potable y casi sin comida, fármacos ni suministros médicos para cuidados intensivos, operaciones o emergencias.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad de Gaza, denunció que «la ocupación israelí convirtió el hospital Nasser en un cuartel militar tras demoler su muro sur».
Rafah
El Ministerio denunció que el asalto al hospital «es una continuación de la guerra de exterminio», a través de ataques contra hospitales y destrucción de estructuras civiles en la Franja de Gaza.
En algo más de cuatro meses, Israel ha destruido o dañado 130 instituciones sanitarias y ha forzado que 30 hospitales y 53 centros de salud hayan quedado fuera de servicio.
Ayer continuó estos ataques en otras zonas y mató a más de ochenta personas, y otro centenar resultaron heridas en 24 horas de bombardeos sobre viviendas en la ciudad de Gaza, en los campos de refugiados de Al-Bureij y Maghazi, y en Jan Yunis.
A la vez, prepara el temido ataque a Rafah, al sur, a pesar de las advertencias internacionales por los cerca de 1,4 millones de personas que intentan sobrevivir en la zona. Muchos de ellos ha comenzado a huir de nuevo hacia otros lugares de la Franja sin que puedan contar con sitios seguros.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, insistió en que llevará a cabo «una acción potente en Rafah» y en «combatir hasta la victoria completa».
Israel endurece el bloqueo a la ayuda a Gaza
Israel ha bloqueado las partidas de harina y ayuda alimentaria para la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) en Gaza, llegadas al puerto de la ciudad israelí de Ashdod mientras la población de la Franja sigue al borde de la hambruna. El ministro de Finanzas, el ultra Bezalel Smotrich, confirmó esta decisión, «en coordinación con el primer ministro, y acusó a la agencia de ser «una parte central de la maquinaria de guerra de los terroristas nazis de Hamas». También en el paso terrestre de Kerem Shalom, ultras israelíes impiden hace días la salida de camiones con comida hacia Gaza, más de mil contenedores, según el comisario de la Unrwa, Philippe Lazzarini.
La acusación de «colaborar con el terrorismo» por parte de ministros israelíes a cualquier apoyo a la población palestina alcanzó al secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, por decir en una entrevista que Hamas es un «movimiento político». Frente a esa criminalización, el Gobierno de Irlanda anunció ayer el desembolso de otros 20 millones de euros para la Unrwa, mientras varios países han congelado sus fondos para dicha agencia plegándose a las acusaciones sionistas.